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Cristina, víctima y jueza
Miércoles, 14 Agosto 2024 16:47

Cristina, víctima y jueza

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas.

 

Cristina Kirchner hizo de su declaración como víctima un juicio contra la Justicia y los medios. Como si todos hubieran jalado del gatillo, no sólo Fernando Sabag Montiel, quien sí declaró abiertamente: “Yo la quería matar”.

Pero la ex presidente buscó otros acusados, especialmente el fiscal que la investigó por corrupción en el caso Vialidad. Llegó a decir que el alegato del fiscal Diego Luciani fue el desencadenante del intento de magnicidio. Algo para lo que no tiene ninguna prueba y cuando se espera de un momento a otro que la Cámara confirme o agrave su condena por corrupción.

Insistió además en conectar con el hecho a Patricia Bullrich, Luis Caputo y Gerardo Millman, algo a lo que la investigación judicial no llegó con evidencia.

El juicio contra el tirador le dio a Cristina el espacio para hacer un juicio a la jueza que la investigó y para ningunear al fiscal, en este caso, Carlos Rivolo de quien dijo no recordar ni el nombre.

A las personas acusadas las invalidó: “Sería ingenuo pensar que las personas que están ahí idearon esto”.

Cristina Kirchner, como durante su gobierno, tuvo como estrategia apuntar al Poder Judicial al que llamó partido judicial para invalidarlo en su función jurídica independiente de la política. “El partido judicial en conjunción con los medios de comunicación hegemónicos”, fueron para ella los orquestadores de lo que le pasó. Como alguna vez, siendo presidente, habló de los fierros judiciales y mediáticos, ahora buscó relacionarlos con el atentado. Un atentado contra ella y contra el peronismo, según reiteró.

Incluso fue más atrás en el tiempo y exhibió tapas de la revista Noticias y caricaturas de Ermenegildo Sabat del diario Clarin, a las que calificó de machistas y misóginas e intentó vincularlas también con el desenlace del atentado como consecuencia directa.

Cristina Kirchner comparó la acción de los medios y la justicia con los golpes militares del Siglo XX y se comparó ella misma con los desaparecidos o los que se intentan eliminar.

El testimonio versó menos en los hechos o el tirador de aquella noche de septiembre, que en su argumento político.

La ex presidente sentada en el lugar de la víctima, hizo de su defensa un ataque, un tono que mayormente tiene ante el frente judicial en causas donde no es víctima sino acusada y por corrupción en expedientes gravísimos por el desfalco al estado que representan.

Luego de varios días, Cristina Fernandez ocupó la centralidad que había tenido Alberto Fernandez. Quizás hasta le alivió un poco la mañana a su ex compañero de fórmula cuya situación se encamina a un seguro procesamiento por violencia contra su ex pareja y a un desfile de testigos que seguirán descorriendo el velo sobre una sórdida intimidad en su paso por el poder.

En este juicio, los acusados son Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Ariel Carrizo. El tribunal, por lo tanto, no acusará ni al Poder Judicial del que es parte, en abstracto, ni a los medios de comunicación en general. Sólo pueden acusar o absolver a los imputados y eventualmente redireccionar o reabrir algún tramo de la investigación. Y esto Cristina lo sabe. En ese sentido ella consideró que los acusados son los autores materiales pero no los ideólogos.

 

Cristina Kirchner hizo de su declaración como víctima un juicio contra la Justicia y los medios. Como si todos hubieran jalado del gatillo, no sólo Fernando Sabag Montiel, quien sí declaró abiertamente: “Yo la quería matar”.

Pero la ex presidente buscó otros acusados, especialmente el fiscal que la investigó por corrupción en el caso Vialidad. Llegó a decir que el alegato del fiscal Diego Luciani fue el desencadenante del intento de magnicidio. Algo para lo que no tiene ninguna prueba y cuando se espera de un momento a otro que la Cámara confirme o agrave su condena por corrupción.

Insistió además en conectar con el hecho a Patricia Bullrich, Luis Caputo y Gerardo Millman, algo a lo que la investigación judicial no llegó con evidencia.

El juicio contra el tirador le dio a Cristina el espacio para hacer un juicio a la jueza que la investigó y para ningunear al fiscal, en este caso, Carlos Rivolo de quien dijo no recordar ni el nombre.

A las personas acusadas las invalidó: “Sería ingenuo pensar que las personas que están ahí idearon esto”.

Cristina Kirchner, como durante su gobierno, tuvo como estrategia apuntar al Poder Judicial al que llamó partido judicial para invalidarlo en su función jurídica independiente de la política. “El partido judicial en conjunción con los medios de comunicación hegemónicos”, fueron para ella los orquestadores de lo que le pasó. Como alguna vez, siendo presidente, habló de los fierros judiciales y mediáticos, ahora buscó relacionarlos con el atentado. Un atentado contra ella y contra el peronismo, según reiteró.

Incluso fue más atrás en el tiempo y exhibió tapas de la revista Noticias y caricaturas de Ermenegildo Sabat del diario Clarin, a las que calificó de machistas y misóginas e intentó vincularlas también con el desenlace del atentado como consecuencia directa.

Cristina Kirchner comparó la acción de los medios y la justicia con los golpes militares del Siglo XX y se comparó ella misma con los desaparecidos o los que se intentan eliminar.

El testimonio versó menos en los hechos o el tirador de aquella noche de septiembre, que en su argumento político.

La ex presidente sentada en el lugar de la víctima, hizo de su defensa un ataque, un tono que mayormente tiene ante el frente judicial en causas donde no es víctima sino acusada y por corrupción en expedientes gravísimos por el desfalco al estado que representan.

Luego de varios días, Cristina Fernandez ocupó la centralidad que había tenido Alberto Fernandez. Quizás hasta le alivió un poco la mañana a su ex compañero de fórmula cuya situación se encamina a un seguro procesamiento por violencia contra su ex pareja y a un desfile de testigos que seguirán descorriendo el velo sobre una sórdida intimidad en su paso por el poder.

En este juicio, los acusados son Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Ariel Carrizo. El tribunal, por lo tanto, no acusará ni al Poder Judicial del que es parte, en abstracto, ni a los medios de comunicación en general. Sólo pueden acusar o absolver a los imputados y eventualmente redireccionar o reabrir algún tramo de la investigación. Y esto Cristina lo sabe. En ese sentido ella consideró que los acusados son los autores materiales pero no los ideólogos.

Aquélla noche fue dramática. Y efectivamente, el tirador estuvo cerca de lograr su cometido. Un magnicidio hubiera sido una tragedia y de consecuencias terribles. Pero la ex presidente ya parece haber decidido que no cree en la investigación y como invalida los casos donde es acusada también parece decidida a invalidar éste en que resulta víctima. En su argumento, reitera uno de sus objetivos políticos: desconocer y descalificar a la justicia como uno de los poderes de la República. Y hacer lo mismo con el periodismo. Como si eso le importara más que, inclusive, la persona que realmente intentó asesinarla.