En Estados Unidos al presidente le pasó lo mismo que en Argentina. Intenta disimular su insignificancia y la agranda. La expone. Si uno toma el discurso de Alberto Fernandez en la Cumbre de las Américas, es más una pieza para el psicoanálisis que para la ciencia política. Lo primero que mostró de sí mismo es ser un embajador de dictaduras. Sus subgrietas con Cristina no incluyen desobediencia a la hora de coquetear con autócratas.
Lo que sigue es desopilante. El presidente argentino le pregunta a Biden, -porque en definitiva el discurso está dirigido primero a él-: “¿Por qué padecemos semejantes penurias si nuestra tierra nos ha dotado para producir alimentos y energía como a muy pocas regiones del mundo?” Y Biden podría contestarle, “porque no podés hacer ni un gasoducto de 500 kilometros amigou” o “Porque con la soja en precio record administras tan mal que te faltan dólares y tenes que ahorcar con cepos a tus compatriotas, Albert”. Pero Biden es un tipo muy cortés.
Una torpeza del presidente argentino es creer que en los países centrales hacen papelones criticando a sus opositores en cumbres internacionales. Desconoce que en el país del norte como ellos le llaman pueden tener discusiones y grietas entre republicanos y demócratas pero defienden como uno las políticas de Estados Unidos. Y lo insólito es que Fernandez se quejó de lo mismo que le está pidiendo él a ese país. Reclamó porque el “gobierno de Trump facilitó el endeudamiento a un gobierno argentino en decadencia”, por el de Macri . Y lo dijo a horas de que Biden facilitara el endeudamiento a un gobierno argentino en decadencia, el de él, que encima después de pedir ayuda lo ofende en su propia casa para agradarle a una señora que dice que modelo exitoso es el de China, país donde el embajador argentino defiende la existencia de campos de concentración. Todo hermoso.
Hay más de un millón de uigures y musulmanes detenidos en centros de detención en provincias chinas según denuncian la mayoría de las democracias de Occidente pero allí el embajador argentino Sabino Vaca Narvaja ve convivencia y armonía.
Fernandez, como su embajador, ni siquiera consideró los matices que tuvo en cuenta el presidente de Chile que es de izquierda, y sugirió que era mejor la presencia de países como Cuba pero consideró inaceptable que en la isla haya personas presas por pensar distinto.
De esto no habló el presidente argentino, que no se sabe si es de derecha o de izquierda porque eso depende de la ocasión.
Una buena para Alberto Fernandez, es que por fin dijo sin vueltas, “la invasión rusa sobre Ucrania” pero al toque propuso construir escenarios de negociación para poner fin a la guerra cuando fue él quien no dijo ni mu de la paz al reunirse con Vladimir Putin y venderle el alma a Rusia cuando la invasión era inminente con 120 mil tropas asediando Ucrania
La invasión de Rusia sobre Ucrania impacta de lleno sobre nosotros. Es urgente construir escenarios de negociación que le pongan fin a la catástrofe bélica. Sin humillaciones ni deseos de dominación.))))))
Es psicopático este tramo porque si alguien humilló y manifestó deseos de dominación en forma sanguinaria fue Putin pero vaya a saber de quién habla el presidente argentino, que se lo dice a Biden. Menos mal que dice defender los derechos humanos en todos los ámbitos porque los derechos humanos no parecen ser importantes cuando los violan sus secuaces ideológicos.
El presidente argentino también defendió en la Cumbre de las Américas el impuesto a la renta inesperada que difícilmente pase el congreso y hubo un mangazo encubierto en el concepto de ser acreedores ambientales por aportar oxígeno al planeta y no emitir gases de efecto invernadero. Ese concepto puede implicar aportes a Argentina a cambio de las llamadas acciones climáticas y fue un punto por el que hasta ahora abogó el ministro de Economía Martín Guzman. El tema es de larga data aunque se hable poco y la provincia de Misiones es la mayor depositaria de acreencias desde el Fondo Verde del Clima en 2013 por cifras millonarias en dólares que debería haber girado la Nación desde entonces.
Pero volvamos al discurso presidencial. Luego de otro fárrago ideologizado donde relacionó al individualismo con la miseria, invitó al Presidente Biden a la cumbre de la Celac, donde están incluidos esos países que los Estados Unidos considera dictacturas. Una invitación que casi fue como una mojada de oreja. En fin. Luego del discurso cargadito Fernandez se acercó a saludar en persona al mandatario anfitrión y a su vicepresidenta, para no perder la costumbre. Hemos observado en este viaje la inclinación a los excesivos abrazos y roces físicos del presidente argentino como una forma de mostrar buenas relaciones, cosa que ya había hecho con Macron o John Kerry y que va contra todo protocolo de comportamiento diplomático, además de verse un poco desagradable. Pero habiendo tantas cuestiones graves, parece un detalle estético menor. Sí hay que destacar que acá la que no le dio ni un beso el otro día después del acto de YPF fue Cristina. Aquel día en que le enrostró que él se sentaba con Techint.
Hay un refrán que dice “No importa donde vayas, tu allí estarás”. Quiere decir que uno no puede escapar de sí mismo y de sus problemas. Y aunque el presidente esté disfrutando de la hollywoodense ciudad de Los Angeles, ninguna buena actuación puede separarlo de que hoy quien era su ministro preferido esté por declarar sobre una licitación presuntamente direccionada a Techint, cosa que ayer negó con palabras casi calcadas a las de Paolo Rocca, el ministro Martin Guzman.
Fuentes muy cercanas a Matias Kulfas afirman que la que sugirió corrupción al decir que Alberto se sentaba con Techint fue Cristina pero que en su renuncia Kulfas no escribió nada sobre licitaciones direccionadas. Que en eso se le fue la mano a un colaborador en el whatsapp del off. La verdad que hay formas y formas de que a uno se le vaya la mano. Cualquiera, y también la justicia podría dudar de gente a la que cuando se le va la mano confiesa corrupción. Y más cuando lo hacen los dos lados del problema que son parte del mismo gobierno. Esas mismas fuentes, que ahora relativizan la existencia de actos de corrupción se lamentan admitiendo que “es un gobierno que está roto por todos lados”.
No tienen que explicarlo. Hoy en Argentina, en medio de escandalosa ineptitud oficial veremos avanzar a la gendarmería en el control del gasoil para que no se venda a precio de ganga en la frontera y redunde en faltas para los productores. En vez de corregir las distorsiones mandan a las fuerzas de seguridad. Van a estar chochos los narcos, con los gendarmes liberando otras zonas para tapar agujeros de una economía arruinada que le complica la vida a los que la sostienen como este productor que llora por la falta de combustible.
“Esto es increíble”, termina diciendo el productor. “Vos lo contás y no te lo creen”. Quién puede dudar que tiene razón.