La verdad que no se entiende cómo el secretario de Comercio Roberto Feletti sigue en su cargo. Si en cualquier trabajo privado te contratan para algo específico y más de seis meses después tu gestión sigue fallando, mínimo, no te renuevan el contrato, o directamente por una cuestión de dignidad, te vas. Lo que seguro no haces, es, aplicar la misma solución que no funciona una y otra vez a sabiendas de que justamente no va a funcionar. Porque eso además de todo, es ser un chanta. Y en ese punto es donde, el fraude social que provoca es aún más inadmisible.
Me imagino a la gente, con enorme angustia intentantdo llegar a fin de mes, y prendida a nuevos anuncios de nuevos parches de nuevos precios que se van a cuidar mientras hacen agua los últimos intentos de exactamente lo mismo para que nada cambie. Y que encima, este señor vocifere, con soberbia, y como si tuviera alguna autoridad sobre qué es lo que debería o no hacerse.
Feletti asumió el 12 de octubre de 2021 con el objetivo de “bajar la canasta alimentaria de los sectores populares”. ¿Saben qué hizo entonces? Renovar el programa de Precios Cuidados. ¿Saben qué hará ahora? Lo mismo. Pero peor. Los va a renovar con casi un 7% de aumento. Mientras la inflación no sólo no baja, ni tampoco se mantiene, sino que sube, dramáticamente. Todo ocurre al tiempo que la portavoz del gobierno sale a explicar con tranquilidad que no habrá hiperinflación. Cosa que cuando debe explicarse, o asegurarse, genera el efecto exactamente contrario.
A ver, la realidad es que cuando uno habla otra vez de inflación, siente que no está siendo original, que esto ya lo dijo ayer, y antes de ayer, y el mes pasado. El problema es que ayer, antes de ayer y el mes pasado, nos sometieron exactamente a la misma farsa mientras la cuestión de fondo no deja de agravarse. Cuando se conozca la inflación de marzo van a ser seis meses de que está en su cargo Feletti y habrá acumulado él solito, unos 23 puntos de inflación. En Octubre pasado, debutó con 3,5 %, en noviembre tuvo una baja a 2,5% pisando todo, con lo cual en diciembre empezó el desmadre llegando a 3,8%, mientras imprimían como locos. Ahí Feletti salió a decir que estábamos perdiendo la batalla contra los precios, pero no se movió de la silla. En enero con una décima más, y nunca menos, el índice trepó a un 3,9% con la marca más alta desde abril del año pasado y en febrero, la escalada directamente entró a una fase de espanto con 4,7% en la marca general y alimentos mostrando un alza insoportable de 7,5% que no se espera que baje mientras el promedio de este mes, ya se anticipa va a superar los 5 puntos de inflación. ¿Alguien sabe qué hace Feletti en su cargo? ¿Alguien puede explicar si el presidente lo tiene ahí de paragolpe, o lo mantiene porque es un soldado de Cristina? Bueno, no respondan, no hace falta. Para eso está Máximo Kirchner, que vaticinó que el índice de marzo “va a ser muy duro” y que “hay que poner límites a quienes abusan con los precios”. Ellos son los sponsors de Feletti y los autores de todas estas medidas inútiles.
A tono con sus jefes, el último éxito con el que se despachó el señor Feletti, es equivalente a tomar un bidón de nafta y echarlo sobre las expectativas. No hace media hora que Argentina acaba de cerrar agónicamente un acuerdo con el FMI y Feletti salió a decir que “el acuerdo con el Fondo es letra muerta”. Y no sólo no se hizo cargo de lo que le toca de este desastre, sino que advirtió que “esto se va a poner feo”. Dijo que “la inflación es una cuestión de política económica”, y que eso le corresponde a Martin Guzman y que él hace “política de precios”. Habrá querido decir, que hace política con los precios porque por el otro lado es simplemente un descarado. Un descarado y un proveedor de incertidumbre que por momentos parece de otro gobierno y en un punto lo es, porque hay dos gobiernos sacándose los ojos dentro del mismo gobierno y Feletti responde a Cristina que a través de él deja en claro lo que ya sabemos y es que van a tratar de tirar abajo todo lo que firmaron ellos mismos con el FMI. Esa guerra interna que no tiene nada que ver con la payasada de declararle la guerra a la inflación, es la que daña aún más una economía destrozada. De paso está bueno recordar que el viernes 18 de marzo empezó la guerra contra la inflación y sólo estamos peor. Este mes volveremos a tener más inflación que Venezuela.
Ya dijimos mil veces que el gobierno no tiene ni la menor intención de solucionar el problema de la inflación. Lo único que pasó es que en las encuestas les aparece como primera preocupación de los argentinos entonces salen a hacer circo con el tema, y desde sus propias usinas sólo presionan para no apagar la maquinita de imprimir billetes que es a esta altura como el paco de la economía. El Plan Platita nos trajo hasta aquí y la única idea que tienen muchos es simplemente repetirlo. Esa es la tensión interna en el gobierno. Hacer que solucionan el problema empeorándolo en el mismo acto. Me decía un economista, “el gobierno produce un estado de catabolismo financiero, es decir comerse uno mismo sus músculos luego del desgaste físico”. Cuando Feletti asumió, en una de las pantallas de un canal muy oficialista, pusieron en el Videograph que asumía un caníbal, en la secretaría de comercio. Y sí. No tienen más ideas que exprimir a la gente con impuestos para repartir plata que no hay y destruir aún más el valor de todo. El problema es que cuando se comen a sí mismos nos comen a todos en realidad.
¿A cuánto estará la inflación cuando termine el año? Los pronósticos más optimistas no bajan de 60% y los otros da miedo siquiera pronunciarlos. Ni hablar si se menciona sólo alimentos. Con ese número innombrable comenzará 2023, el año de las elecciones presidenciales. Pero pensar en 2023 a este ritmo es directamente hacer penosa futurología. En Argentina el presente es tan abismal que no queda otra que concentrar nuestras capacidades en apenas, como dice la canción, poder vivir un día más.