La Argentina evitó condenar en el seno de la Organización de los Estados Americanos (OEA) la invasión de Rusia a Ucrania, que fue considerada por la mayoría de los países de la región como “ilegal, injustificada” y una “violación flagrante del derecho internacional”.
En una sesión del Consejo Permanente de la OEA convocada en forma virtual para analizar la crisis en Ucrania, se votó una declaración que “condena enérgicamente la invasión ilegal, injustificada y no provocada de Ucrania por parte de la Federación Rusa y pide la “retirada inmediata de la presencia militar y el cese de cualquier otra acción militar en ese país”.
Además del repudio a la invasión, la declaración “condena el reconocimiento por parte de la Federación Rusa de las regiones de Donetsk y Luhansk que representan una violación de la integridad territorial y la soberanía de Ucrania”. Señala que la ofensiva de Rusia en Ucrania “es contraria a los principios de respeto de la soberanía y la integridad territorial” y hace un llamado a las partes a respetar sus obligaciones con el derecho humanitario y el respeto a los derechos humanos de la población.
La declaración fue suscripta por Antigua, Bermuda, Barbados, Belice, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Granada, Guatemala, Guyana, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Surinam, Trinidad y Tobago y Venezuela (representante de Juan Guaidó).
La Argentina no la firmó, ni tampoco Nicaragua, Brasil y Bolivia. La diplomática que ofreció la explicación de nuestro país fue María Cecilia Villagra, la segunda de la misión encabezada por el kirchnerista Carlos Raimundi, que permanece de licencia y que sugestivamente no se ha presentado en las últimas votaciones.
En su disertación, la representante argentina se limitó a reiterar el comunicado que la Cancillería emitió el jueves y manifestó “el más firme rechazo al uso de la fuerza armada y lamenta profundamente la escalada de la situación generada en Ucrania”. Sin hablar de “invasión”, llama a Rusia a “cesar las acciones militares en Ucrania”.
La posición de la Argentina en el conflicto fue muy incómoda desde el inicio y sufrió modificaciones. La controversia comenzó cuando el presidente Alberto Fernández decidió viajar a Moscú y reunirse con el presidente Vladimir Putin cuando la tensión internacional ya había escalado por la acumulación de miles de tropas rusas en la frontera con Ucrania.
Mientras líderes de todo el mundo criticaban al jefe del Kremlin, Fernández fue a visitarlo y le ofreció que Argentina sea “la puerta de entrada” de Rusia a América latina, mientras cuestionaba la dependencia con Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional. El brasileño Jair Bolsonaro fue otro de los latinoamericanos lo visitó y Brasil tampoco suscribió la declaración de la OEA.