Gustavo Lorenzo tiene 51 años, dos hijos y es cirujano pediátrico hace 26 años. Vivió un tiempo en España, regresó a la Argentina y ahora volverá a Europa. “Esta profesión tiene muchas cosas gratificantes y otras ingratas, como la vida”, dijo.
“Desde los seis años quería estudiar medicina. Cuando tenía esa edad mi hermano falleció por un problema cardíaco y le dije a mi mamá que quería estudiar para salvarlo”, relató Lorenzo sobre el inicio de su carrera.
En cuanto a su experiencia, contó la forma en la que trabaja: “Uno intenta mantener cierto espacio entre la familia y el paciente, de lo contrario, no se puede tener objetividad. Me pasó de vincularme demasiado y tuve que dar un paso al costado”.
“Es duro cuando se pierde la vida un paciente. Lo que es más traumático para mí es cuando hay alguien sano, sufre algo y fallece”, agregó.