Quique Bassat, investigador del Instituto de Salud Global de Barcelona y asesor del gobierno español, explicó que “el tema de las escuelas fue un problema que tuvimos en España, sobre todo en agosto”. Y agregó: “tuvimos que recurrir a los científicos y que recomendaran qué se debía hacer. Aunque hubo mucha polémica, creo que conseguimos que los criterios científicos se impusieran”.
En tal sentido, dijo que en su país han “remado en contra de la opinión de otros países europeos que decidieron cerrar”. Y se explayó: “Demostramos que se pueden mantener abiertas las escuelas de manera segura, sin poner en riesgo a los docentes y estudiantes y demostrando que no aumenta el riesgo de transmisión comunitaria. Al contrario, lo contiene”.
Por último, dijo “los niños fueron los grandes sacrificados desde marzo a junio, sin ninguna evidencia que apoyara esta decisión. En el momento que empezamos a entender cómo funcionaba, pudimos convencer a las autoridades de que las escuelas se podían reabrir”.