El dueño de la zapatería asaltada el jueves en Flores, Juan Muglia, contó que el delincuente le pidió unas zapatillas talle 45 y, cuando se dio vuelta, le estaba apuntando con un arma: "Le dije que venga a la caja que le daba la plata. No podía salir corriendo y él quería precintarme", y agregó que "cuando pude, empecé a forcejear para sacarle el revólver, pero tenía la fuerza de King Kong. No pude".
"Después nos caemos y me dispara. Pensé que me había dado en la panza", prosiguió Muglia, y continuó: "En un momento, Dios me iluminó y vi que el ladrón perdió fuerza. Ahí le saqué el arma y quedó ahí. Se ve que sufrió un infarto". Por último, el zapatero dijo que "el disparo me dio en la mano. También tengo corte porque me golpeó", y "mi mano chorreaba de sangre como una canilla. Después, el ladrón decía que me iba a matar, pero empezó a perder fuerza y quedó ahí".