Vale aquí una reflexión sobre el daño enorme que el juez Lino Mirabelli hizo con su decisión de sobreseer al presidente y a su pareja. Por el mismo delito, el mismo juez, mandó al surfer a juicio oral luego de procesarlo. ¿Por qué cambió de idea con el presidente, aceptando resarcimiento y reparación? La verdad que no hay respuestas lógicas. La imaginación puede ser vasta. Una barbaridad tras otra. Porque ahora sabemos que el primer mandatario de los argentinos pagará en cuotas su perdón comprado, a precio de ganga y oferta, puesto por un juez federal. Podrá tener leguleyas explicaciones para justificarse señor Juez, pero créame, ud ha sido el instrumento, para que la misma traición vuelva a cometerse. Si alguien lo había olvidado, por el vértigo insano de la realidad argentina, ahora todos volvieron a recordar lo que demostró la fiesta vip de Olivos: el presidente de la nación es un mentiroso.
Viernes, 27 Mayo 2022 10:14
"El descaro de pagar en cuotas el perdón de lo imperdonable"
Volvé a escuchar el comentario editorial de hoy de Cristina Pérez.
El presidente compra en un hot-sale de los tribunales el perdón de la justicia, pagando en cuotas, lcon un crédito que a cualquier argentino le costaría conseguir, y que no pueden explicar ni sus ingresos ni su patrimonio, los tres palitos estipulados para arreglar. En medio de la obscena exhibición olvida algo elemental. No se compra, ni con su abierta promiscuidad, el perdón de lo imperdonable.
En tanto, ahora el que manda cartas es Sergio Massa que a pesar de que es parte vertebral de la coalición de gobierno sobreactúa que es diferente. Pide techo más alto para el mínimo no imponible y blande mano dura al lado de Berni. Cristina se despega para la izquierda y él se despega para la derecha. Su madre política, Moria Casán, es muy asertiva en describir sus contorsiones políticas. Dice que el inteligente Sergio tiene tanta cintura que hace la política del hula hula.
En el ministerio de Economía que conduce Martín Guzmán le tienen el juego calado. Como la primera, su segunda carta, no eran necesarias porque la corrección de ganancias se iba a hacer de todas maneras. Claro, olvidan que acá, nada que se otorga queda sin firma. Como los ajustes de las jubilaciones aunque nunca alcancen el paso de los precios. En ambos casos, maquillajes para mantener el poder adquisitivo que de todas maneras sale perdiendo y se deshilacha en el supermercado. La discreción de hacer cláusulas automáticas los privaría de populismo básico y de épicas cartas. Que Dios no lo permita.
Sergio al lado de Sergio, se bañaba de liturgia obrera. El caso del otro Sergio, de Sergio Berni es paradigmático. Se fue, pero sigue. Dice que se fue del Frente de Todos pero que se queda en el ministerio de Seguridad Bonaerense por un compromiso con Kicillof. Extraña tolerancia del gobernador a un réprobo. Igual, ya que se fue sin irse, no le va a negar al tigrense una oportunidad de foto entregando patrulleros en Las Heras para la nueva Policia Rural.
El mimo a los productores convive dentro del mismo gobierno que con voracidad tributaria sólo busca meterles la mano en el bolsillo con más retenciones, aunque cambien de idea todos los días en la imparable fábrica de incertidumbre en la que se ha transformado el gobierno.
Las retenciones como ya ha dicho, requieren sí o sí del tratamiento en el Congreso, donde el gobierno sabe perfectamente que no cuenta con los votos para aprobarlas. La no aprobación del presupuesto 2022, dejó al Poder Ejecutivo sin la potestad de incrementarlas. Entonces, en un juego casi idéntico al de Massa, el presidente descubrió que puede sumarse al discurso cristinista anti campo sin que pase nada. Porque reclama algo cuyas barreras no las tiene que asegurar él y están en el parlamento. Entonces, aprovecha para una de sus tácticas de supervivencia, camuflarse, porque en definitiva, sólo se trata de vivir.
El presidente con los flota-flota, no es sin embargo un muchacho inocente. Hay que tener la cara bien entrenada, luego de la mentira nacional de la fiesta de Olivos y una ostentosa desaprensión sobre el dolor de los otros para si quiera aceptar que hay horarios en que no es presidente, como argumentó insólitamente el juez, aunque esté en Olivos con un banquete a costa de todos los contribuyentes.
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