Herramientas de Accesibilidad

"La doble vara con los derechos humanos"
Jueves, 24 Marzo 2022 10:36

"La doble vara con los derechos humanos"

Volvé a escuchar el comentario editorial de hoy de Cristina Pérez.

Hoy veremos en escena una vez más, una contradicción flagrante. El kirchnerismo condenará la dictadura al mismo tiempo que defiende a dictaduras del presente. Se jactará de la defensa de los derechos humanos mientras evita condenar la violación de los derechos humanos en sus países aliados. Qué importan los derechos humanos en Venezuela, Cuba, Nicaragua, China, Rusia o Ucrania. Sólo importan las violaciones a los derechos humanos si las cometen enemigos ideológicos. Las otras se cubren. 
 
El uso de los derechos humanos como bandera aglutinante y conveniente adquiere este 24 de marzo un matiz incómodo: también se cumple un mes de la guerra. Una guerra que ha cruzado más allá de lo concebible, con la matanza indiscriminada de inocentes ante los ojos del mundo, sobre las que no dirán nada. Qué tendrán que ver con una guerra los ataques a maternidades, hospitales, refugios o casas de familia. Qué tendrá que ver con los derechos humanos provocar la mayor crisis de refugiados en Europa desde la segunda guerra mundial, y la primera agresión invasora de un país a otro en ese continente, avasallando todos los acuerdos, las convenciones y los códigos. Pero difícilmente escuchemos condenas al camarada Vladimir Putin.  
 
Otra vez, la etapa más oscura de nuestro país será usada para el consumo simbólico, y para las peleas internas. No es esperable que se escuche frases de apoyo o admiración al embajador de Nicaragua ante la OEA, que cuando nadie lo esperaba, elevó la voz y dijo: “Tengo que hablar, aunque tenga miedo”. Sus palabras consternaron a los presentes en el Consejo Permanente, cuando Arturo McFields, denunció en estas horas la dictadura de su país: “Denunciar la dictadura de mi país no es fácil, pero seguir guardando silencio y defender lo indefendible es imposible”, afirmó. “No hay partidos políticos independientes, no hay elecciones creíbles, no existe separación de poderes sino poderes fácticos”, describió, a riesgo propio. Advirtiendo que su futuro y el de su familia se volvían inciertos por su denuncia, refirió haber propuesto en su país -cuyas libertades estruja con un puño fuerte y sanguinario el dictador Daniel Ortega-, que al menos se considerara la liberación de presos enfermos o de la tercera edad. Pero nadie lo escuchó. 
 
En forma reciente, y en instancias en que buscaba apoyo para el acuerdo con el Fondo, Argentina cambió su posición y, alineada con EEUU condenó por primera vez formalmente al régimen de Nicaragua por la falta de transparencia y de legitimidad democrática de las elecciones presidenciales que le dieron a Ortega un cuarto mandato. La posición errática no es consecuencia de ninguna frivolidad. En instancias anteriores, nuestro país evitó lisa y llanamente una condena. Como lo hizo en la Onu. Sería iluso esperar que hoy lo hagan. Nuestros representantes diplomáticos llegaron a departir socialmente en esas geografías hasta con uno de los iraníes acusados por el atentado a la Amia como si no existieran alertas rojas. Errores de protocolo. A las dictaduras amigas, no se las molesta.
 
En estas horas también, una concejal de Quilmes, ensayó una definición de feminismo en la que ponía en términos de igualdad con Videla a los partidos de la oposición, que son fuerzas políticas de la democracia. La banalización de una tragedia como la dictadura y su uso oportunista para convalidar posturas y deslegitimar a los opositores, cuya mera existencia sostiene y describe a la convivencia democrática, habla por sí misma.
 
Aunque sea insostenible, muchos dirán hoy que defienden los derechos humanos al tiempo que se abrazan a autócratas y dictadores bajo la justificación hipócrita de la no injerencia. El carácter universal de esos derechos humanos borra las fronteras frente a lo aberrante y no sólo obliga sino enaltece a quien alza su voz para defenderlos en cada rincón de la tierra. 
 

La defensa de la democracia y sus instituciones, y el respeto de las leyes, son quizás una forma más sobria de homenaje, no tienen los despliegues de una manifestación, ni pomposos discursos, pero resultan sin duda la oposición más certera, a los años oscuros en que se suspendió el estado de derecho en la Argentina. El asedio a la republicana división de poderes, las trampas a la justicia y los ataques a la prensa, definitivamente poco, tienen que ver con eso.