Un gobierno incapaz de mantener la paz entre ellos e inepto para resolver los problemas de la gente matonea en el congreso y hace papelones por el mundo.
Cuando no pueden controlar ni la propia interna, la impotencia de no tener ni mayorías fáciles en Diputados, ni plata, se traduce en prepotencia y en soberbia.
Difícilmente obtengan los números suficientes en el parlamento para aprobar el impuesto a la renta inesperada, como tantos otros de sus proyectos descabellados, pero de igual manera se dedicaron a escribirlo, presentarlo y defenderlo para simular que gobiernan, o con menos pretensiones, para intentar quedar bien con la vicepresidenta en su avidez perpetua por meter mano en el bolsillo de los mismos de siempre.
Nada diferente pasa con los proyectos para reformar la justicia. La ampliación de la corte suprema en cualquiera de sus formas no es otra cosa que una forma de amenazar al máximo tribunal cuando se apresta a fallar sobre la coparticipación y sobre las sensibles causas de corrupción que afectan a Cristina Kirchner. Proyectos de ley sin más destino que el del apriete, ahora suman una intentona de reforma de la ley de consulta popular para saltear la necesidad de mayorías especiales y preguntarle a la gente, como si no tuviera otras urgencias en un país devastado, si quiere ampliar al supremo tribunal.
Sin cantidad de bancas para los cambios profundos, buscan meterlos por la ventana, sorteando los diques institucionales que el sistema tiene para evitar la arbitrariedad. Todavía no aceptan que perdieron las elecciones o simplemente no les importa. O saben que van a volver a perderlas y están desesperados por usar hasta la última gota de poder sin frenos ni contemplación.
Pero no es el único eslabón en el rosario de desatinos con los que nos desayunamos todos los días. El Presidente, cuya autoridad se desfleca al compás de sus contradicciones e incoherencias, se erige a sí mismo como la voz de la sensatez en el mundo. No es broma. Resulta muy increíble escuchar al canciller Cafiero decir que Alberto Fernandez será la voz de la sensatez en la Cumbre de las Américas.
¿La sensatez será defender a dictaduras como hizo Santiago Cafiero ante la OEA? ¿La sensatez será despotricar contra la guerra a cuyo principal promotor le rindieron pleitesía en vez de pedir por la paz cuando ya sonaban los tambores de inminente invasión y en cambio le entregaban Argentina a Putin como puerta de entrada de America Latina? ¿Sensatez será hacerse el distraído de que un funcionario de su círculo más íntimo denunció corrupción? ¿Sensatez será hablar de moral cuando se busca borrar con billetes los inmorales incumplimientos de la cuarentena?
En estas horas la Procuraduría de Investigaciones Administrativas presentó cinco denuncias penales para que se determine quienes fueron los responsables de otorgar 1200 vacunas a personas que no estaban dentro de las prioridades establecidas por la emergencia sanitaria 2020. ¿Se acuerdan? Las vacunas escaseaban y ellos se pusieron delante en la fila. Nunca sabremos cuánta gente murió por no tener una vacuna a tiempo. Ellos siguen sin ponerse colorados por haber montado vacunatorios vip hasta en el ministerio de salud. Pero ahora encima sabemos que no fueron sólo los 70 de aquélla lista infame, sino más de 1200 los que desfilaron con sus privilegios para ponerse por delante de la fila en 7 establecimientos de Salud. Desde el procurador del tesoro Carlos Zanini que con su esposa aparecen como personal de salud al ex presidente Duhalde, su esposa y sus hijas, el flamante ministro Scioli, el diputado Valdez, una secretaria de Guzman de 32 años y casi todo el entorno presidencial aparecían en aquélla primera nómina de la vergüenza.
Pero ahora la fiscalía especializada revisó dosis por dosis todas las vacunas aplicadas desde el 29 de diciembre de 2020 al 23 de febrero de 2021 en los 7 establecimientos donde bajo la denominación de personal estratégico, cuando sólo podía vacunarse personal de salud, pasaron sin ningun escrúpulo muchos más. Personal estratégico fue el eufemismo de la ventaja y el privilegio.
En el Malbrán se aplicaron 12 dosis indebidas, en el Hospital Garrahan se aplicaron 146 dosis indebidas, en el Centro de Alta Complejidad del Bicentenario de Esteban Etcheverria se aplicaron 726 dosis indebidas, en el Centro Hospitalario Cuenca Alta Nestor Kirchner de Cañuelas se colocaron 583 dosis a supuesto personal de salud y 77 dosis a personas no prioritarias en el Centro Hospitalario Rene Favaloro en Rafael Castillo, más otras 19 en el Centro Dr Baldomero Sommer de General Rodriguez o 479 en el Hospital de El Cruce Nestor Kirchner, en Florencio Varela. Son listas provisorias en las que debe cotejarse que no haya alguien que en efecto haya realizado tareas presenciales en establecimientos sanitarios. Pero estamos hablando de esta inmoralidad cuando sus autores principales se arrogan la voz de la moral y la sensatez. No sabemos los nombres y la justicia se abocará a los responsables de esos vacunatorios. Pero de ahí venimos, de esa estafa con lo que no se podía robar, porque estaba en juego la vida de los mayores, de los enfermos crónicos o de los médicos y se robaron las vacunas igual. Aunque luego quede como una falta menor o pidan impávidos arreglarlo con dinero.
Cómo puede llamar la atención, el asalto permanente a las instituciones, la desvergüenza de pontificar en foros internacionales a favor de dictadores, el descaro de dar clases sobre economía cuando no pueden controlar los precios o que no se despeinen cuando ellos mismos se acusan de corruptos. Cómo puede llamar la atención todo esto, cuando entonces, no les importó la vida de tus padres. No sólo volvieron al poder por impunidad para sus causas judiciales, gobernaron y gobiernan como impunes.