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Amelita Baltar: “Me encantaría hacer una serie de mi vida”
Viernes, 10 Mayo 2024 17:00

Amelita Baltar: “Me encantaría hacer una serie de mi vida”

La reconocida cantante, actriz, conductora, autora, intérprete, compositora, profesora de música y gran amor de Astor Piazzolla, habló en profundidad en Íntimamente con Alejandra Rubio sobre su vida, su presente, su futuro… y como, más allá de su vida amorosa intensa, alcanzó la felicidad plena a los 83 años convirtiéndose en abuela hace un año y sintiéndose por primera vez completa disfrutando de su abuelazgo

 
 
Está llena de proyectos y mucho trabajo, brinda conciertos en forma ininterrumpida en todo el país y Latinoamérica. Conduce, desde hace diez años, su programa los jueves de 21 a 23hs en la 2x4 y el próximo 17 y 24 de mayo se presenta en el Centro Cultural Borges con entrada libre y gratuita, además de dar clases y seminarios de interpretación y tener programado un ciclo con invitados en Cambalache en el barrio de San Telmo… Entre sus proyectos se encuentra grabar algún día con el rockero Ricardo Mollo (Divididos) y realizar para una plataforma la serie de su vida.
 
Es una de las voces femeninas más personales y creativas del tango, un verdadero icono de la canción popular y una de las cantantes más queridas y admiradas de la  Argentina. Se define como “Buena tipa” y lleva con orgullo el título que le ponen muchos de buena persona. Ama el saludo y las demostraciones de cariño del público en la calle. Pese a ser muy coqueta, y caminar 30 cuadras por día, no oculta su edad y asegura está viviendo el momento más pleno de su vida al haberse convertido en abuela: “A pesar de ya ser grande no había sido abuela. No tenía nietos. Y para mí era una gran frustración cada vez que me preguntaban: ‘¿Amelita, como estas?,¿Cuántos nietos tenés?’ y yo les contestaba: ‘Ninguno’. Ahora tengo una nieta Brianna que es un sol, tiene un año y cinco meses. Y, no es porque sea la abuela, es linda. Como dice el tango: ‘eras linda como un sol, se paraban pa mirarte’ y si sigue así, se van a parar para mirarla. Ahora soy feliz, ahora estoy completa. Ahora tengo familia. La familia completa. Mi hijo con su hija, mi nuera que es encantadora y mi hijo Mariano que es sol.” Aseguro feliz y emocionada.
 
“Sigo tomándome mi copita de champagne todas las noches. Empiezo a las siete y media de la tarde y termino a las doce. Voy tomando despacito, me sirvo de media copita y es el gusto que me doy. Después al otro día hago mi rutina caminando para bajar el champagne.  Me gusta estar activa. No puedo estar sin hacer nada en mi casa. Proyecto cosas, trato de llevarlas adelante… El grupo de electrotango Tanghetto me quiso llevar de gira por Europa junto a ellos y casi voy. Finalmente lo dejamos para la próxima. Una amiga mía me dijo: ‘A esta altura te vas a poner a hacer contemporáneo…’ y yo le dije: ‘¿Que querés, que a esta altura me quede en casa tejiendo bufandas? Me aburro.’ Si no tengo nada que hacer trato de escribir algo. En la pandemia me leí casi 130 libros muy buenos, nada de novelas... y ahora escribo. Escribí un tema muy bueno ‘Vinilo’, que es una canción muy rara. Nunca sabré lo que quise escribir porque es rarísima. Todas las canciones mías son medias de amor y esta no. La grabé y la paso de vez en cuando en mi programa de la 2x4 de los jueves. Con el programa estoy muy feliz, me escriben de distintas partes del mundo. El otro día me escribieron de Nueva York, de Atlanta… Y hasta me escribieron de México para invitarme a hacer la audición desde allá. Me encanta hacer cosas y estar ocupada. Ahora me llamó Rainieri, el nuevo director del Centro Cultural Borges, que es fanático mío para hacer dos conciertos, el viernes 17 y el viernes 24 de mayo, y yo feliz. Amo trabajar.” Relató Baltar.
 
Continuando con su presente Amelita expresó: “Estoy en un nuevo lugar que es hermoso ‘Cambalache’, en Defensa al 1100, en el Palacio Ezeiza en San Telmo. No es muy grande, es más bien para shows intimistas y la atención es maravillosa para el público y a mí me miman muchísimo. Es un placer trabajar ahí. En ese lugar hago el ciclo ‘Amelita Invita’. Invito diferentes artistas. El show pasado lo hice con Teresa Parodi, contó ella, canté yo y hasta cantamos juntas ‘Balada para un loco’. Muchos no saben, pero teresa cantó con Piazzolla. Cuando yo me fui, estaba buscando una voz femenina y fue Teresa pero, al no poder cantar los temas de forma más porteña, no prosperó. Ella lo cuenta de forma muy graciosa y nos reímos muchos. Estamos pensando en hacer uno solo de folclore ahí mismo.” 
 
Baltar canta tangos con la pasión de los rockeros y los cantantes de rock admiran su estilo: “Muchos me confesaron que me conocieron a través de Piazzolla y desde ahí adoptaron mi música. Para mí mi conjunto preferido son ‘Divididos’. Cuando canta Mollo me encanta. Tenemos la asignatura pendiente de grabar juntos desde hace años. Cada vez que nos vemos nos abrazamos y decimos: ‘Tenemos que grabar juntos’ y nunca lo hacemos, pero ya vamos a grabar. Además a Arnedo, el baterista de ‘Divididos’, lo conozco desde siempre. Cuando yo sola a los veinte y pico de años hice Cosquín, conocí a su padre (Arnedo Gallo) un folclorista maravilloso. Así que, cuando nos vemos, son como familia. Y yo a Mollo lo adoro. Me parece una de las voces más lindas y las guitarras mejor tocadas dentro del rock.”
 
La interpretación es el punto fuerte de la cantante, tal es así que da seminarios y clases particulares de actuación a algunos cantantes: “Enseñó a cantar en vivo, a interpretar, como agarrar el micrófono, a no moverse arriba del escenario. Yo no doy clases de canto, sino de interpretación. Como yo he hecho mucha foniatría hasta les enseño a pronunciar y eso también puedo corregirles. Es algo muy completo. Hoy creen que cualquiera con buena voz puede cantar y no es así. Cualquiera que tiene una voz linda, abre la boca y canta. Hay que saber lo que se canta, hay que conocer la historia de la canción para poder sentirla e interpretarla. Hay que profundizar para saber que se va a cantar.”
 
“Balada para un loco” fue clave en su vida y en su historia, sin dudas el tema que jamás puede dejar de cantar: “Con ‘Balada para un loco’ me pasa algo especial, yo me aburro de cantar los mismos temas y a veces los hago descansar un tiempo, en cambio con ‘balada para un loco’ no me pasa. Empiezo a hablar y se abre el mundo. Tiene 56 años el tema y no me canso de cantarlo.”
 
El tema se presentó en el Luna Park, en el Primer Festival Iberoamericano de la Danza y la Canción y fue un escándalo. Se disputaban el primer premio la Balada para un loco y El último tren, cantado por Jorge Sobral, que finalmente resultó ganador: “Yo tenía solo 19 años recién cumplidos y fue una locura ese día. Hubo insultos, monedazos… se acordaron de mí y de mi madre en todos los insultos. Se habían repartido volantes y otras cosas para cuando digieran: ‘Piazzolla y ‘Balada para un loco’’ chiflaran. Decian que ‘Balada para un loco’ era un tango bacán, aristocrático, porque hablaba de Callao, de Arenales. No hablaba de Almagro, o Villa Crespo. Y eso era como una hinchada de fútbol. El jurado, estaba integrado entre otros por Vinicius de Moraes y Chabuca Granda, había dado más puntaje al tango de Piazzolla y Ferrer, pero en medio de un confuso episodio, se organizó un 2do tribunal, popular, integrado por un grupo de mujeres, que fueron ubicadas en una mesa al pie del escenario… Y todas las mujeres decían, ‘yo lo voto a Sobral, qué buen mozo que es’. Y a mamá, que había llegado temprano, la ubicaron también en esa mesa. Y ella, escuchó todo y no se animó a decir nada. Entonces, con los votos de esas mujeres, ganó la canción de Sobral, Fue un trago muy amargo, peo a los 7 días me llama el dueño de la compañía discográfica y me dijo que habían vendido 200 mil placas y fue un éxito en todo el mundo. Fue brutal la aceptación del público. Ahí estuvo el verdadero jurado.” Así recordó Amelita el estreno de ese histórico tango excéntrico, que marcó un antes y un después en la historia de nuestra música popular.
 
La música y el amor fueron de la mano y Amelita y Astor triunfaron por el mundo. Cuando el amor llegó a su fin, la cantante pensó que su vida artística había llegado a su fin: “Cuando me separé de Astor pensé que mi carrera se terminaba. Me dije: ‘A lo mejor lo mío es porque estoy al lado de Piazzolla.’ Pero no. Fui a Corea del Sur, fui a España, a Finlandia, fui dos veces a Japón… y ahí me di cuenta que no era por ser solamente la mujer de Piazzolla que estaba ahí. Pude valorarme y darme cuenta que realmente era yo que, por no estar al lado de Astor, no se terminaba mi carrera.” 
 
Su nombre completo es María Amelita Baltar. Nació en Buenos Aires, en Riobamba y Juncal, pero al poco tiempo se fue con su familia a vivir a la casa familiar de los Baltar en la provincia de Junín y luego a una chacra. Tuvo una infancia feliz y unos padres con una historia de amor desopilante: “Mis abuelos maternos no querían saber nada con papá. Entonces en Junín él la raptó a mí madre. La sacó por la parte de atrás de la casa, mi vieja iba metida adentro de una valija... Se la llevó a un pueblito cerca y ahí se casaron en el Registro Civil. Vinieron para Buenos Aires.” Recordó Amelita en alguna oportunidad.
 
Su vocación surgió cuando era apenas una niña y así lo recuerda: “Recuerdo haber cantado desde siempre. Íbamos en el auto con papá y mamá de Buenos Aires a Junín, porque toda mi familia era de allá aunque yo nací en Recoleta. Y yo cantaba cualquier cosa, porque lo que me gustaba era cantar. No importaba si era una canzonetta napolitana o folk rock. Después, cuando me separé de Astor Piazzolla en el ‘75, él me dijo que mi voz estaba hecha para el tango tradicional. Ahí me di cuenta de que conocía un montón de pedacitos de esos temas que escuchaba mi padre en la radio.”
 
Cursó sus estudios y se recibió de maestra en el colegio La Annunziata. Tomó clases de guitarra con el maestro Vicente Di Giovanni y de canto con María Contreras. A los veintidós años comenzó su actividad como cancionista integrando el Quinteto Sombras, con quien graba sus primeros discos y a principios del año 1968, ya como solista, registra su primer disco larga duración, con el cual obtiene el premio mayor en el Festival Nacional del Disco de Mar del Plata.
 
Quiso el destino que Astor Piazzolla la escuchara cantar y atraído por su ronca voz de mezzosoprano, le ofreció participar junto a Héctor De Rosas en “María de Buenos Aires”, que inicialmente había comenzado a ensayar Egle Martin. Contó De Rosas, que cuando Piazzolla se vio en la necesidad de buscar una reemplazante, él lo acompañó a una peña folclórica para escuchar a la Baltar y lo primero que elogió Astor al conocerla, no fue precisamente su voz, sino sus piernas.  Así que la convocó para protagonizar la ópera tango María de Buenos Aires, que había compuesto junto a Horacio Ferrer.
 
La vida de Amelita estaba a punto de cambiar y así relata el momento en que lo conoció al gran Astor Piazzolla: “Cuando nos conocimos, yo estaba haciendo folclore en un café concert. Pero no hubo ninguna flecha. ¡Nada! El chico con el que yo salía en ese momento me dijo que Astor me había escuchado y quería saludarme. Yo pregunté: ‘¿Quién es?’ Porque él todavía no había grabado, así que no tenía difusión en la radio. Me explicaron que era un tipo que tocaba el bandoneón y que estaba más o menos bien. Pero cuando lo vi, me decepcioné. Estaba no muy bien vestido, era un poco gordito, estaba algo peladito... ¡y me llevaba 20 años! Elogió mis dotes musicales y le agradecí tratándolo de ‘señor’. Me dijo que quería escuchar mi tesitura y yo pensaba: ’¿De qué hablará este hombre mayor?’ Pero a los pocos días me llamaron de parte suya, para decirme que iba a ir a tomar el té a la casa del muchacho que estaba conmigo y que quería verme para probar unas cosas en el piano. La cuestión es que él empezó a tocar algunas notas y yo las repetía sin tener la menor idea de lo que era. Después me di cuenta de que estaba cantando el leitmotiv de María... Cuando terminé, me dijo: ‘¡Qué oído tenés!’. Y me pidió el teléfono de mi casa. Yo se lo di con un poco de recelo, porque era un hombre grande. Pero a la semana me llamó, como a eso de las siete y media de la tarde. Y me invitó a comer a Hoyo 19, que quedaba en Las Heras y Ayacucho a pocas cuadras de mi casa. Yo corté y le dije a mi mamá preocupada: ‘El señor mayor me invitó a salir a las nueve porque tiene que hablarme’. Pero ella me contestó: ‘¡No seas ridícula! ¿Qué te va a pasar?’ Y eso que yo soy deschavetada, pero me daba cosa ir. Igual fui.” Cuenta Amelita, quien al poco tiempo se convirtiera en la protagonista de la famosa ópera tango.
 
Sin saberlo, había llegado para Amelita el punto bisagra de su vida artística, pues de ahí en adelante se convirtió en la voz del rubro Piazzolla-Ferrer. Estrenó sus obras y en especial, el 16 de noviembre de 1969, aquella de la cual jamás podría separarse: “Balada para un loco”.
 
Su historia de amor con el Astor no fue de un día para otro, según relata la cantante: “Pasaron varios meses hasta que Piazzolla me empezó a tirar los galgos. Yo salía con otro muchacho, con el que iba y venía. Pero nada que ver con él. Cero onda. Empezamos a trabajar la obra en la casa de él, en Libertador, pero yo a la noche me iba con mi guitarra a cumplir con mis compromisos de folclore, que a él no le gustaba. Hasta que un 8 de mayo se estrenó María... en un teatrito de Suipacha y Paraguay, abajo de una galería bastante atorranta, que tenía Carlos Gandolfo. Ahí fueron todos, desde Vinicius de Moraes hasta los rockeros que todavía me siguen. En un momento empezó a pedirme que lo acompañara a todos los lugares a los que lo invitaban para no tener que ir solo. Y después me invitaba a tomar algo a su casa, pero yo me escapaba y me bajaba en la mía, que quedaba en Ayacucho 1239. Lo dejaba con las ganas. Hasta que un día no sé si me había tomado muchos whiskys o qué, pero le dije que sí. Y ahí pasó algo que no me disgustó... Y así fue como empezamos nuestra historia”, comentó con picardía.
 
Luego acompañando a Astor actuó en diversos escenarios nacionales y extranjeros, además de en la televisiones francesa, italiana, suiza y alemana; donde estrenó el oratorio de El pueblo joven. En el año 1972 estrenó “La primera palabra” en el Festival Onda Nueva de Caracas y unos meses más tarde “Las ciudades” en el Maracanãzinho de Río de Janeiro.
 
Después de separarse sentimental y artísticamente de Piazzolla, se presentó como solista alternando el folclore con el tango, interviniendo en varios espectáculos teatrales y de music hall. Participó junto a Susana Rinaldi y Marikena Monti, en el espectáculo Tres mujeres para el show y con el cómico Jorge Luz en Cocktail para tres.
 
Volvió a Europa para actuar en el Olympia de París y también en la televisión italiana, francesa y holandesa. En el Festival de Palma de Mallorca fue premiada por su interpretación de “Los pájaros perdidos”. Después se presentó en Chile y en la ciudad de Los Ángeles en Estados Unidos y regresó a Europa con muchísimo éxito.
 
Filmó dos películas. La primera, en el año 1976, dirigida por Fernando Ayala y Héctor Olivera con el título “El canto cuenta su historia”, en el cual participaron también destacados músicos e intérpretes del tango y el folclore. Mucho después, en 1990, dirigida por Alejandro Agresti, interviene en “Luba”, junto a Elio Marchi, Bozena Lasota y Viveca Lindfors.
 
Sus testimonios discográficos arrancaron en su época de folclorista, ya con Piazzolla estrenó y grabó muchas obras, entre ellas, “Chiquilín de Bachín”, “La bicicleta blanca”, “Balada para mi muerte”, “Fábula para Gardel”, “Los paraguas de Buenos Aires”, “Las ciudades”, “La última grela” y la ya clásica “Balada para un loco”, que grabó en reiteradas oportunidades, en distintas épocas y con diversos acompañamientos musicales. En el terreno del tango tradicional se destacan, “Nostalgias”, “Sur”, “Che bandoneón”, “Los mareados”, “Yuyo verde”, “Gricel”, “De mi barrio” y “Cambalache”.
 
Reconocida en Argentina y el mundo “La Baltar” Ganó el Premio Konex de Platino como la mejor cantante de tango de la década, premio Gardel a la Mejor Cantante Femenina de Tango, es Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y Destacada en el Ámbito Nacional, además de Visitante Iluste de Montevideo… Entre innumerables reconocimientos.
 
A lo largo de su vida mostró ampliamente su versatilidad como intérprete y autora. Comenzó cantando folclore. Realizó un espectáculo y grabó un CD de bossa nova, con obras de Vinicius de Moraes, y Astor Piazzolla. Grabó "El Nuevo Rumbo" un CD con las figuras prestigiosas del rock, el tango y el folklore argentino: Luis Alberto Spinetta, Pedro Aznar, Fernando Ruiz Díaz (líder de Catupecu Machu), Fito Paéz, Luis Salinas, Leopoldo Federico, Raúl Carnota, incluyendo 4 temas de tu autoría. Y hoy, los años no la detienen, y espera concretar el sueño de ambos, de grabar con Ricardo Mollo (Divididos) una promesa que se hicieron los dos hace años.