“Me dio alivio cuando mataron a mi padre” fue una de las fuertes frases que la cantante expresó en el reportaje. Aunque hoy, a años de la partida, logró superar los malos momentos y perdonarlo: “Soy una sobreviviente por muchos factores. Me analicé y analizo mucho para poder sobrellevar esos malos momentos. No es fácil, vivir y recordar los golpes, las torturas con cinturones, látigos trenzados… cuando apenas tenes 2 o 3 años. Tener las piernas lastimadas por los golpes o recordar mil veces a mi mama tirada, en un baño muy pobre, ensangrentada y desmayada por los golpes. Vivimos mucho miedo y me dió un gran alivio y liberación cuando murió mi padre que era policía, en un enfrentamiento con guerrilleros, cuando yo tenía 10 años. Pero lo más importante es que hoy pude perdonarlo".
“Tuve una infancia durísima. Muy dura, muy pobre. Mis primeros años fueron de mucho dolor. Mi madre sufrió frente nuestro intentos de asesinato, amenazas de muerte y muchísimos golpes por parte de mi padre. Hoy, 50 años después, todavía padece las consecuencias físicas de esas golpizas; tiene demencia senil. Según los médicos los muchos derrames en la cabeza por los golpes que sufrió de joven, la llevaron a esto”. Expresó la artista.
La situación era tan terrible que un día su madre desapareció y dejó a los seis hermanos con el progenitor. “Para salvar su vida, ella tuvo que huir de la casa y dejarnos. En ese momento, sentí que nos había abandonado, pero no fue así. Se había escapado de él porque iba a morir cualquier día. Ahí todo fue peor. Andábamos con la cabecita rapada como varoncitos, descalzos con frío y mi papá traía una mujer nueva cada día a casa. Hasta que una noche, cuando él estaba trabajando, nos robo para salvarnos. Nos bañó, nos desmugró…Trajo un bolso lleno de ropa hermosa; nos abrigo, nos calzó y en un taxi nos llevó a un cuarto -que había alquilado- con una cama grande donde dormíamos los seis hermanos con ella. Yo no pude ni hacer el jardín infante, porque teníamos que estar escondidos. Empezamos a ir al colegio cuando eramos más grande, porque mamá tenía pánico que mi papá nos llevara. Vivíamos encerrados, mi padre nos había amenazado de muerte.” Agregó, tratando de contener las lágrimas.
A pesar de tanto sufrimiento, Gladys aseguró que perdonó al hombre que la trajo al mundo. “Cuando uno va madurando, se va dando cuenta de muchas cosas y no quiere quedarse con nada ni dejar de decir algo que siente por la opinión de la gente”, afirmó.
“Que descanse en paz. Me hubiese gustado poder tener una charla con él. No en aquel momento porque era muy pequeña, pero tengo eso en mi corazón. Como creo mucho en Dios, siempre le pido que ojalá mi padre pueda escucharme y saber que lo perdoné. Hoy me hubiese gustado preguntarle por qué nos hizo tanto mal. ¿Por qué me dañó así el alma? ¿Por qué golpeaba así a mi madre? ¿Cuál era la razón? Me encantaría poder tenerlo para sentarme a tomar un café, decirle: 'Te perdono papá, gracias a vos también estoy en este mundo, mirá todo lo que logré a pesar de todas las cosas feas que viví, todo lo que hice con mi vida’”, aseguró emocionada la “Bomba Tucumana”.
Gladys Nelly del Carmen Jiménez, conocida como Gladys, La Bomba Tucumana, nació en Tucumán. Desde muy niña, conquistó los escenarios. Primero declamando y emocionando en los actos escolares y ya en la adolescencia deslumbrando con su belleza y carisma. De su madre heredó el histrionismo y el amor por la música. Desde muy joven se lanzó como cantante.
Luego de grabar sus álbumes “La Exuberante” y “Gladys Morena” el nombre de Gladys comenzó a sonar sobre todo en el norte del país adquiriendo mucha popularidad. Comenzó su carrera profesional en el año 1984, cuando pasó a formar parte del grupo de “Tito Juárez”, donde cantaba en los coros. Luego pasó a integrar “Juancito y su conjunto”, donde grabaría su primer disco cantando a dúo.
Fue así como la compañía discográfica más famosa de la época, Magenta, se fijó en Gladys para que grabase un álbum con su sello. En esa época, un locutor porteño la apodó Gladys: “La Bomba tucumana” haciendo referencia a la “Bomba” que generaba en el público en sus presentaciones. Jamás paró de trabajar, ni en los 9 meses de embarazo de su hijo. Estando en el programa de Verónica Castro, quisieron contratarla para quedarse en México, pero ya tenía muchos compromisos tomados.
Lleva más de 35 años de trayectoria, más de 20 álbumes editados, 8 discos de Oro, 20 de Platino, 6 de Doble Platino, un Triple Platino y un Cuádruple Platino. Cuatro premios ACE consecutivos, una nominación para los Premios Konex, tres Premios Gardel y un Clave de Sol que avalan la resiliencia de una mujer que logró en la vida mucho más de lo esperado.
Gladys es el fiel ejemplo de lo que asegura:”Todo se puede. Se puede seguir adelante, se puede seguir y se puede perdonar…”.
Para sorpresa de muchos, ya libre de las cargas del pasado, le queda el amor como una asignatura pendiente… “Me dí cuenta que nunca me he enamorado –confiesa “La Bomba”- Jamás estuve enamorada en mi vida; ni siquiera del padre de mi hijo. Hoy tengo muchas ganas de enamorarme y vivir un gran amor”.
Su vida y su historia completa, aquí en Íntimamente con Alejandra Rubio.