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Graciela Borges: "El cine ya no es para mí. Sufro del síndrome de burnout"
Viernes, 15 Diciembre 2023 19:05

Graciela Borges: "El cine ya no es para mí. Sufro del síndrome de burnout"

La diva más grande del cine argentino aseguró en Íntimamente con Alejandra Rubio que no volverá a filmar: "Sufro del síndrome de burnout, un tipo especial de estrés relacionado con el trabajo. Las dos últimas películas que filme, me costaron muchísimo". Relató la actriz, además de realizar un minucioso repasó por su vida, su triste infancia, la separación de sus padres, el complejo de su voz, el bullyng, su timidez, su carrera, el amor y el deseo de ejercer otra profesión, si volviera a nacer.

"Sufro de burnout, un síndrome conocido y padecido por varios actores de Hollywood, como Sandra Bullock y Brad Pitt. Que significa algo así como ‘estar quemado’, a muchos nos pasa esto. Tener que filmar y pensar ‘otra vez de noche’, ‘otra vez 17 horas de filmación’, ‘otra vez repetir letra’. Produce agotamiento laboral y mental, que no podes manejar. Es un tipo especial de estrés, un estado de agotamiento físico y emocional." Explicó Graciela.

Refiriéndose a los motivos que la hicieron descubrir que padecía este síndrome, la actriz expresó: “Las formas y la extensión de las jornadas de grabación ya no son como antes. Los directores ya no usan el viejo fílmico, que era carísimo y eso perjudica al actor. Hoy todo es digital y repetir las tomas mil veces no cuesta más dinero. Antes se preocupaban para que todo saliera perfecto en una o dos tomas a lo sumo, ahora ya no y eso es agotador. Por eso no volvería a participar de ninguna película más." Contrastó.

Consultada por si la decisión de alejarse del cine es definitiva, la diva de la pantalla grande, confesó: “Las decisiones nunca son muy firmes, pero hoy estoy segura que si, que es definitivo. Tuve películas donde hice muchos personajes diferentes, mucha cosa linda, premiada nacional e internacionalmente, pero cuando uno tiene una carrera tan especial se hace muy complicado elegir otra vez. Es raro que te llegue un guion que te guste, que no tengas idea de haberlo actuado antes. Que sea algo diferente, algo por conocer. Me gusta encontrarme con personajes que tenga que ir descubriendo, romperme la cabeza para saber cómo caminan o cómo hablan."

Graciela Noemí Zabala, es su nombre verdadero. No uso su nombre real por prohibición de su padre. El propio escritor Jorge Luis Borges le cedió el suyo para que comenzara su carrera artística a los 14 años. Se convirtió en una de las más grandes divas del cine argentino. Musa de Leonardo Favio, Leopoldo Torre Nilsson, Manuel Antín, Raúl de la Torre, entre tantos otros. A lo largo de su carrera realizó más de 60 filmes y gano los premios más importantes que una actriz puede aspirar; desde el Festival Internacional de cine de San Sebastián hasta el título de Ciudadana ilustre de la Ciudad de Bs As.

Graciela abre su corazón y detalla sobre sus primeros años de vida: “Mi padre era aviador. Muy bohemio, buenmozo. No tenía mucho dinero. Mi madre era rarísima, muy refinada. Cuando yo era chica viajaba con ella a lugares insólitos. Tuve la infancia más triste del mundo. Una infancia muy sola. Eso prescribió, pero sufrí mucho. A mi madre le costó mucho separarse de mi padre. Luego se enfermó y yo fui a vivir con mi padre. Siempre sentí que no tenía referencias. Me crié en una soledad absoluta. Por eso los libros fueron maravillosos".

De pequeña fue criada para ser “perfectita” y eso la marcó. Empezó a estudiar declamación a los 7 años, y luego continuó en el teatro infantil Labarden. Sus compañeras se reían de su voz. Y fue con su voz y las palabras de otros que se animó a contactarse con los demás. El tiempo la transformó en la gran dama del cine argentino, la de la belleza eterna y la voz ronca inconfundible: “Deteste mucho mi voz y la padecí tanto cuando era chica. Yo era tan flaquita, pálida, tímida y con esta voz ronca. La poesía ha sido muy importante en mi vida desde siempre. De chica iba a un colegio de monjas irlandesas y las demás niñas se burlaban de mi voz. Como era casi muda, mi mamá me mandó estudiar declamación con una profesora que daba clases a niñas con problemas de contacto social. Cuando recité mi primer poema en público pensé que me iba a morir de pánico, pero pasó una cosa mágica: Me di cuenta que me resultaba más fácil mirar y contactarme con los demás con las palabras de otros y mi vida cambió".

Tras advertir que la vida fue buena y generosa con ella, "a pesar de ciertos avatares y una infancia difícil", Graciela explicó de dónde surgió su apellido artístico: "Jorge Luis Borges, el escritor, iba asiduamente a comer a la casa del escritor Augusto Mario Delfino. Yo era amiga de la familia y siempre me invitaban. Mi padre había tomado muy a mal que yo quisiera ser actriz. Yo tenía 14 años, cuando Iba a debutar en cine, en ‘Una cita con la vida’, de Hugo del Carril. Mi padre no me dejaba usar su apellido para la película, yo estaba desbastada. La angustia que tenía era tan grande que me puse a llorar en la mesa. Conté lo que me pasaba y Borges me dijo: ‘le presto mi nombre’ y desde allí hasta hoy soy la Borges”, recordó emocionada.

"Hasta sus últimos días, Borges, me decía: ‘Sigue honrando mi nombre? Le sigue haciendo honor?’. Él estaba feliz que yo lo llevara. Él decía que Borges era su nombre, no su apellido. Me han pasado cosas maravillosas en la vida, cosas mágicas. Hugo Del Carril bailó en mi cumpleaños de 15, Pablo Picasso me regaló un dibujo en una servilleta ("¡Me lo lavaron! Por suerte quedaron las fotos"). He vivido tanto y cosas tan bellas, que no me canso de agradecer cada día.” Afirmó la actriz que también vivió momentos inolvidables con Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo.

Si bien confesó que su padre no tomó muy bien su carrera, la actriz recordó que a pesar de todo pudo limar asperezas antes de su muerte: "Siempre que hacía un film pensaba: ‘¿este lo verá mi papá?’. Cuando murió, estaba yendo yo de viaje a Dolores y le dije a la enfermera 'Decile que yo lo quiero con todo el corazón'. Él lo escuchó y me dijo 'decile que la quiero con todo el alma’. Fue una conversación hermosa y esa fue la última vez que lo oí hablar. Pero bueno, hubo happy end", concluyó emocionada.

Graciela siguió su carrera ascendente. Se casó a los 20 años con el corredor de automovilismo Juan Manuel Bordeu, con quien tuvo a su único hijo: Juan Cruz Bordeu. Fue pareja del director de cine Raúl de la Torre y del arquero de fútbol Marcos Gutiérrez. Cuando vivía en Londres, tuvo un affaire con el músico británico Paul McCartney, de la banda The Beatles.

Se trató con Jean Paul Belmondo, Paul Newman, Catherine Denueve, Roman Polansky, Roger Vadin, Jean Cocteau…

Fue la musa de Leopoldo Torre Nilson —Fin de fiesta; Piel de verano— y luego de Raúl de la Torre, para quienes protagonizó algunos de los más importantes filmes de estos realizadores fundamentales del cine nacional.

Trabajó con directores como Leonardo Favio, Manuel Antín, Mario Soffici, Lucas Demare, Fernando Ayala, Luis Saslavsky, Alejandro Doria, Ricardo Wullicher, Javier Torre, Lucrecia Martel, Luis Ortega, Daniel Burman y Juan José Campanella.

La Borges aseguró que no tiene cuentas pendientes. Tuvo una vida intensa. Es reservada con su vida privada, no le gusta hablar de sus amores, pero confiesa: “Me casé con Juan Manuel (Bordeau); perdí tres chicos, uno se trató de un embarazo extrauterino, fue un proceso muy difícil. Fuimos muy felices el tiempo que lo fuimos, luego, decidimos separarnos y seguimos siendo amigos hasta el último momento de su vida, porque se trató de una familia muy peculiar, compleja y amada entre sí. Los hijos de Juan Manuel son como hijos para mí también y, por otra parte, soy muy amiga de su última mujer y la adoro y festejamos cumpleaños juntas”. Actitud que la pinta de cuerpo entero.

Graciela afirma, sin ruegos ni lamentaciones: “Estoy recorriendo mi vida, como lo hice siempre, sin ningún tipo de quejas; cuando fui chica, tuve tuberculosis; me enfermé mucho filmando ‘Zafra’, a los 16 años, y ese tipo de cosas las pude sobrellevar. Yo creo que el destino está como deber ser; no tengo dudas que esta vida es buena y le estoy agradecida, y dejo de lado aquellas cosas que son profundamente dolorosas. Hay un señor muy sabio que una vez me dijo que yo tenía un ojo izquierdo que olvidaba rápidamente todo lo malo y debe de ser cierto, porque no tengo ningún resentimiento, más allá de que haya tenido una infancia muy difícil; aunque soy consciente de que esa etapa ya proscribió y todo está en orden divino”.

La ganadora del Festival Internacional de cine de San Sebastián, el Festival Internacional de Cine de Cartagena, el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, el Festival de Cine de Bogotá, varios Cóndor de Plata y Premios Konex y hasta el título de Ciudadana ilustre de la Ciudad de Bs As, para muchos la gran diva de nuestro cine, asegura: “No soy una diva, soy una buena actriz que ha trabajado duro desde muy chica. Lo de diva, nada más alejado de mí. Si naciera de nuevo, no sé si elegiría volver a ser actriz a pesar de todo lo bien que me fue. Tengo una espléndida carrera, pero quizás sería escritora o pintora", sorprendió diciendo.