“El hacer una película de mi vida fue una idea del gran director Enrique Carreras, que no pudo llevar a cabo porque falleció. Esto fue hace muchos años y a mí siempre me quedo eso dando vueltas en mi cabeza. Ahora, cuando participé de la Bio Serie de ex presidente Carlos Menen, protagonizada por Leo Sbaraglia, a la producción se les ocurrió hacer mi vida y me hicieron la propuesta. Ya estoy muy adelantado con los libros para poder entregárselos a los guionistas. Será mi vida desde que se conocieron mis padres, hasta la actualidad. Y varios actores serán los que me van a representar.” Contó Ricky entusiasmado y reticente, porque desde la plataforma no lo dejan adelantar demasiado.
Es uno de los intérpretes argentinos que hizo bailar a más generaciones. Su gran descubridor fue Oscar Anderle – El legendario manager de Sandro – cuando, por casualidad del destino, lo escucho cantar en un grupo que había armado Ricky con sus compañeros de facultad, le gustó su voz y le propuso grabar un disco. Así lo recuerda el cantante:” Habíamos empezado a tocar en cumpleaños y fiestas familiares por monedas, hasta que una noche un empresario nos escuchó y nos ofreció trabajar en sus confiterías bailables. Fue ahí donde el destino toco a mi puerta y, sin esperarlo, me ofrecieron grabar un disco. Eran dos hombres. Uno, Oscar Anderle, autor de los temas de Sandro, y el otro era Hugo Piombi, presidente de la compañía discográfica más importante de aquel momento. Me dijeron que mi tono de voz era especial para hacer un disco infantil. No lo podía creer, enseguida acepté, y así grabé ‘El Gallo y la Pata’ que es un éxito hasta hoy. Con La Granja de Zenón pasé el Billón de reproducciones y me otorgaron un premio en YouTube, que me entregarán en EE. UU”.
Ahí fue que comenzó su carrera, el disco se grabó y por dos meses Ricky pensó que no había pasado nada, cuando de repente recibe un nuevo llamado de Anderle contándole que el tema había sido un éxito en Córdoba y que tenía que viajar a presentarlo. El cantante se negó porque había conseguido un buen trabajo y priorizaba sus estudios: “La música es un hobbie, es para divertirme, le dije. Mi prioridad era salir de la pobreza y era muy arriesgado hacerlo solo con la música. Le conté a mi jefe y me alentó a probar suerte. Me dio la posibilidad de tomarme licencia y no perder el trabajo. Finalmente, acepté probar suerte, aunque sea unos meses. Cuando llegué a Córdoba estaba lleno de flashes, cámaras de televisión, prensa… no lo podía creer. Canté ante ocho mil personas. Ya era un gran artista”.
Ricky nació en Salta. Su verdadero nombre es Luis Ricardo Aguirre, sus padres habían elegido que Luis Miguel sea su nombre, pero desistieron por una premonición de su padre cuando estaba trabajando en el campo: “Cuando mi madre estaba embarazada, ya habían elegido mis nombres: Luis por mi abuelo materno y Miguel por Don Martin Miguel de Güemes. Mi Padre estaba trabajando en el campo y un remolino le trajo un papel de un almanaque que tenía escrito el nombre Ricardo y que era sinónimo de éxito, riqueza y muchas cosas más. Llegó a mi casa, le contó a mi mamá entusiasmado y decidieron ponerme finalmente Luis Ricardo. Mi padre sonaba que tuviera éxito desde antes que naciera y lo logré.”
Continuando con el relato de su vida Ricky Maravilla aseguró: “Nací en Salta Capital, pero mis padres son de los Valles Calchaquíes. Nací en una familia muy humilde y al poco tiempo me quedé solo con mi mamá. Ya que tuvimos la desgracia de perder a papá cuando yo tenía 2 años de edad, prácticamente no lo conocí; aunque estoy seguro que desde otro plano, me acompañó y acompaña siempre hasta el día de hoy. Papá trabajaba en el Parque San Martin de Salta, ornamentando los jardines y, con tanta humedad en los pies, le hizo mal a su salud y falleció. Yo me crie con un papá imaginario, con una sola fotito de él que siempre miraba y conversaba con él. Hasta el día de hoy converso con el, le cuento cosas, le pregunto… Me acompaña siempre. Igualmente que mi madre, que ya también está en el cielo. Siempre están al lado mío y me aconsejan. Gran parte de mi éxito es gracias a ellos, porque cada cosa que quise emprender o decidir le preguntaba a ellos y siempre recibía sus respuestas, sus mensajes. Mi madre en vida siempre me aconsejó y hablaba mucho. Siempre me decía: ‘Tenes que se una buena persona, ser respetuoso, no cometas excesos, huile al ocio… El ocio nunca es bueno, porque el tiempo que pasa no regresa más. Aprovechá segundo a segundo, minuto a minuto, hora a hora… Aprovechá lo máximo posible.’ Y siempre seguí sus consejos.” Comenzó a relatar.
“Mis padres me quisieron poner Luis Miguel de nombre. Cuando mi madre estaba embarazada me quiso poner Luis en honor a un abuelo que ella quería muchísimo. Mi papá, en honor a nuestro prócer Don Martin Miguel de Güemes, me quería poner Miguel. Fue así hasta que mi padre trabajando en el campo cuando se formó un remolino de viento, en el momento que él estaba arando, vio un papel que le trajo el viento a sus pies que giraba en ese remolino que tenía escrito el nombre Ricardo. Era un almanaque viejo y decía: ‘Ricardo, sinónimo de éxito, fortaleza y un montón de calificativos muy lindos. Le gustó tanto que cuando llegó de trabajar, le dijo a mi madre. El bebé no se va a llamar Miguel, en honor al prócer, sino Ricardo. Y le contó la historia. Finalmente no soy ‘Luis Miguel’ sino ‘Luis Ricardo’ jajaja. Mi padre me marcó el camino con esa elección y siempre ayudó este donde este. Mi madre me contaba siempre esta historia. Ellos se fueron a Salta de un pueblo muy chiquito en Los valles Calchaquíes cuando yo apenas nací. Después, cuando falleció mi papá, me quedé solo con mi madre. No teníamos familia ahí. Eran solo mi madre y mi padre. Fue muy duro para ella con un niño tan chiquito salir a trabajar. Fuimos a una casa de familia, mi mamá trabajaba de mucama ahí. Era en pleno centro de Salta y un lugar de muy buenas familias. Los vecinos eran todos profesionales. Yo crecí viendo la diferencia social. Esos chicos que tenían todo y nosotros que no teníamos absolutamente nada.” Relató el cantante.
El precursor de la Movida Tropical, se emocionó al recordar cómo era la situación económica en su infancia: “Mis vecinos eran todos profesionales y sus hijos recibían los mejores juguetes. Una noche de reyes yo había pedido una bicicleta, y al día siguiente no estaba, había un autito chiquito. Yo me puse a llorar, y mi mamá dijo que los reyes eran pobres y no podían darles a todos los chicos lo que querían, que Dios me iba a dar un regalo mucho mejor algún día. En el momento no entendía, era muy niño. A su vez, veía trabajar muchísimo a mi mamá, como empleada doméstica y la plata no alcanzaba. Ella no quería que lo diga así, pero yo lo digo con mucho orgullo. Luchó muchísimo sola luego de la muerte de mi padre y recuerdo que cuando tenía 4 o 5 años le pregunté por qué trabajaba tanto, porque además de su trabajo en casa de familia también lavaba ropa. Y me dijo: ‘Somos pobres y necesitamos la plata para poder comer’ y en ese momento, siendo tan niño le hice una promesa, sin pensarlo y sin olvidarme jamás. Le dije: ‘Yo no quiero ser pobre. Le prometo estudiar y comprarle una casa, un auto y no seremos millonarios, pero tampoco vamos a ser pobres. Le prometí estudiar porque yo veía que en mi barrio todos los que estaban bien económicamente eran profesionales, habían estudiado. Mi madre me abrazó llorando, sin saber que decirme, y yo no olvide más esa mirada, ni la promesa. Pasaron los años y muchas cosas, pero logré comprarle la casa a mamá y cuando me entregaron la llave... me abrazó y me dijo: ‘Hijo, no somos millonarios, pero no somos pobres’. Son momentos e imágenes que jamás voy a olvidar”. Relató Ricky, sin poder contener las lágrimas.
Desde muy niño yo tuve una comunicación muy estrecha con mi madre. Yo conversaba muchísimo con ella y a medida que fui creciendo, pese a ser muy chico, me fui convirtiendo en el jefe de familia. Incluso mi madre para ponerse de novio me pidió permiso, por más que yo era un niño. Mi madre después tuvo a mis hermanas. Mi destino me llevó a ser cantante, pero desde chico sabía que tenía que estudiar y no olvidaba mi promesa. Mis amigos me invitaban a jugar al futbol o a la figurita y yo primero siempre el estudio. Por eso yo seguí estudiando y cuando tengo una cámara cerca siempre aprovecho para decirle a los chicos que estudien, que no larguen los libros... yo ingresé a la universidad para ser ingeniero, era mi sueño, y para costearme los estudios formé una banda. Y después, pese a querer seguir estudiando mi vida cambio. Igual hasta el día de hoy sigo estudiando. Volví a estudiar composición, piano y guitarra y ahora estoy re versionando todos mis temas y componiendo muchísimas canciones nuevas para toda la familia e infantiles, muy pronto se vendrán nuevos discos. Me costó dejar ingeniería, pero mi destino era este. El amor del público, el cariño de la gente. ’’ Continúo el cantante.
Rememorando su infancia, el líder de la movida tropical, recordó: “Mi madre volvió a casarse y nacieron mis dos hermanitas: María del Carmen y Carmen Rosa. Cuando mi madre se separó le dije de venirnos a Buenos Aires, yo era chico y mis hermanas casi bebes. Cuando llegamos no conocíamos a nadie, ni teníamos lugar donde dormir y en ninguna pensión nos querían por miedo a que mis hermanas lloraran y molestaran a las otras personas. La primera noche tuvimos que dormir en un banco de la estación de Retiro. Fue muy duro, pero al otro día Dios no ayudó. Seguimos probando en pensiones y llegamos a la pensión de ‘Pedrito’, donde el dueño le dio la posibilidad a mi mamá de quedarse una noche primero y ver si las nenas no lloraban y luego de unos días le ofreció trabajar de encargada en la pensión. Ahí estaba lleno de músicos que venían de distintas provincias, y más allá de trabajar de todo desde chiquito, aprendí a tocar la guitarra y encontré mi profesión”. Rememoró el cantante y compositor.
Su infancia fue dura, pero nunca bajo los brazos. De vivir en la pobreza, logró superarse y ser el primero en llevar la Música Tropical a la alta sociedad argentina, logró integrar las principales tapas de revistas, programas de tv y su música traspasó las fronteras, logrando conquistar al público de toda Latinoamérica y recorrer el mundo, desde Japón, Australia, Sídney y hasta Canberra. Hoy con millones de proyectos y escribiendo su vida para llevarla a una Bio Serie, Ricky sigue reinventándose y disfrutando del cariño del público.