"Coco" Niz tuvo una infancia muy difícil, fue abandonado por sus padres a muy temprana edad en un colegio de Entre Ríos y a los trece años se escapó hacia Buenos Aires, “yo soy un ciruja, soy un pibe abandonado, me crié en un colegio en un colegio de curas, me escape por un tema de violencia, yo buscaba paz, no buscaba ni siquiera libertad, no sabía lo que era eso”.
“Yo no sabía leer ni escribir pero sabía trabajar, tenía valores, sabía respetar, conocía los limites, sabía cómo valerme por mí mismo. Todo eso que tenía, como bronca y resentimiento, paulatinamente se fue convirtiendo, convertí odio en amor. Empecé por lo más sencillo, ir a la escuela, a los treinta y cinco años, aprender a leer y a escribir me cambió la vida”, relató
Respecto al surgimiento de la cooperativa, cuyo objetivo es combinar el cuidado del medio ambiente con la generación de fuentes de trabajo dignas y legítimas para los recolectores urbanos o cartoneros, explicó, “cartoneando con mi carrito encontré una revista que hablaba de esta herramienta fantástica de la cooperativa y me di cuenta que trabajando juntos podíamos lograr la solución individual de miles de personas”.
Y agregó: “Entendí que ofreciendo ayuda yo era el más ayudado y así es llevo adelante la institución, ofreciendo ayuda a la comunidad con el grave problema ecológico que hay con el tema de la mala gestión de los residuos”.
“Mi objetivo a lograr es que quien mendiga en la vía pública interprete que hay un negocio escondido en los residuos, subirse al mundo de reciclar su propia vida es el mejor negocio que podemos llevar adelante para una sociedad tan básica, llena de conflictos, por eso la basura es un tesoro y no debemos perder esa oportunidad”, concluyó.