Justo para el día del maestro. Emiliano Yacobitti lo hizo de nuevo. En momentos en que se demanda más presupuesto para las universidades el polémico vicerrector de la UBA dice que la universidad pública tiene que trabajar el perfil político de sus graduados. En tren de criticar a los funcionarios de Milei, terminó defendiendo lisa y llanamente el adoctrinamiento.
Entonces para Yacobitti quien no comparte su misma visión sobre el estado no puede ir a la universidad pública.
La verdad, no fue original. Se copió a sí mismo cuando en medio de la polémica por los recortes presupuestarios había dicho que no es compatible educarse en la UBA y votar a Milei
¿Qué entenderá Yacobitti por libertad de cátedra que es lo contrario al adoctrinamiento? ¿Y cuál es el mensaje hacia dentro de la universidad para los estudiantes que no piensen como el vicerrector? Viniendo de una autoridad académica ¿no es una forma indirecta de persecución ideológica?
El director de la Escuela de Política de la Universidad Austral Alfonso Santiago, define a la libertad de cátedra como “la facultad con la que cuentan los profesores de los centros educativos para exponer con plena libertad sus puntos de vista en sus enseñanzas y publicaciones científicas, sin sufrir censura previa o sanciones directas o indirectas por el hecho de no ser compartidas por las autoridades, la opinión pública o un determinado grupo social”. ¿Hay libertad de cátedra considerando los dichos de Yacobitti? ¿Qué se puede pensar de los criterios para elegir profesores o para determinar los contenidos de las carreras o la bibliografía si los criterios que prevalecen son formatear el perfil político de los estudiantes?
La libertad de cátedra está directamente vinculada con la libertad de expresión pero en los claustros académicos. Yacobitti, que nunca llamó “verdugos” a Cristina Kirchner, Julio de Vido o Amado Boudou que también estudiaron en la universidad pública, pero terminaron presos o condenados por corrupción, no es la primera vez que se muestra molesto con la libertad de expresión. Luego de un cruce con la periodista Guadalupe Vazquez terminó amenazándola con llevarla a la justicia. Ésta luego le pidió que transparente cómo gastan los presupuestos universitarios.
Con otro egresado de la UBA que no tiene problemas el vicerrector es con Ariel Lijo que se recibió de abogado en esa universidad. También en estas horas, y mientras su aliado político Martín Lousteau sigue sin decir si votará su pliego, Yacobitti dijo que si él fuera senador votaría a favor del cuestionado juez federal.
Así respondió en una entrevista donde termina blanqueando un plan que nadie admite pero que ya existe. Juntar una mayoría para designar desde los jueces de la Corte, a los juzgados vacantes y el procurador.
Este es ni más ni menos que el plan que intentaron llevar adelante en negociaciones que incluyeron al kirchnerismo y a voceros del gobierno. Cuando tuvieron estado público estos contactos, un sector del radicalismo le había reclamado a Lousteau que informara si esta negociación existía. Las declaraciones de Yacobitti parecen confirmarlas. Pero lo que él llama un plan para nombrar todas las cosas que están vacantes en la justicia, no es otra cosa que un pacto de impunidad, porque eso es lo único que podría lograr que Cristina Kirchner garantice los votos para designar los dos jueces federales que propone Milei.
Claramente, para el vicerrector de la UBA, Ariel Lijo tampoco es un verdugo, sino un egresado de bien. Tanto que en esto no le hace ruido estar de acuerdo con Milei. Ya que está, como además, el juez fue profesor de la UBA, hoy, hasta podría saludarlo por el día del maestro.