Las listas cierran el sábado a la medianoche y cada minuto cuenta. Hasta el último. Eso quiere decir que lo que no es puede ser. Y que lo que no está oficializado puede cambiar.
En el peronismo es tan dura la interna por la irrupción de Daniel Scioli, que en el campamento del motonauta, esperan todo tipo de maniobras. Ante las presiones de gobernadores al presidente para que se baje, en vez de la lancha, les tiró el camión. La candidatura de Hugo Moyano como diputado ofrece dos señales: lo de Pichichi no es un amague y el desafío al liderazgo de Cristina Kirchner en el peronismo es mayor de lo que parece. “Hay que tener un peronismo del siglo 21, volviendo a sus fuentes, pero modernizado”, conceptualiza Daniel. El kirchnerismo está furioso por su aparición en escena.
Las versiones son tan alocadas a esta hora, que algunos dicen que Sergio Massa no se rindió del todo. Y no descartan incluso que la fórmula Wado Manzur sea una fórmula de falsa bandera mientras intentan bajar a Scioli para lograr como gol de último minuto la candidatura única que quería el ministro de Economía. Del lado massista lo niegan pero sin énfasis.
En la oposición, Horacio Rodriguez Larreta, presenta a Gerardo Morales como candidato a vicepresidente. El gobernador llega con carnet de duro luego de una semana en que fue el gran oponente al kirchnerismo después del ataque a la legislatura al que llamó “un intento de golpe institucional”. Lejos de un factor de debilidad, por su perfil de dialoguista, cerca del jefe de gobierno ven con buenos ojos su irrupción en el escenario, timoneando una crisis que puede ser una muestra de los embates tirapiedras que el kirchnerismo está dispuesto a dar. En la fórmula Larreta-Morales aparece la idea de que se puede ser dialoguista pero también firme.
La estrategia busca volverse competitiva ante la oferta de la fórmula Halcón-Halcón que puso en la cancha Patricia Bullrich optando por otro duro como compañero. El ex diputado Luis Petri ofrece un perfil de experto en seguridad con leyes propias como la que permite que perpetua sea perpetua o la que prohíbe los celulares en las cárceles. Pero sobre todo comparte con la candidata la misma mirada sobre el país. Bullrich apuesta a la nitidez de su mensaje en la formula, con el orden como clave y al vínculo directo con los votantes que es lo que sustentó su crecimiento como candidata desde las marchas de la pandemia.
Horacio buscó fortalecerse en su alianza con la UCR orgánica y con la fuerza del aparato porteño que no tiene Patricia. Además, logró bloquearle el candidato único bonaerense manteniendo en sus costas a Diego Santilli, último vencedor en la provincia de Buenos Aires. Ella sin embargo no paró de sumar intendentes y por estas horas la favorece la decisión de Facundo Manes de no bajar su candidatura presidencial por la UCR, ya que sus votos son similares a los que capta el larretismo, donde lamentan por el mismo motivo la entrada de Scioli a la carrera. Larreta, Scioli y Manes pescan en la misma pecera del centro.
El neurocientifico será la novia que todos se quieran llevar hasta el cierre de listas. El insiste en que la UCR no puede no tener un candidato propio.
El sprint final de Javier Milei no ofrece sobresaltos en la fórmula presidencial que reedita un dúo efectivo con Victoria Villarruel. Pero sí ha tenido un accidentado paso por los turnos electorales provinciales y tropiezos con sus candidatos. En las últimas horas logró anotar a la periodista Marcela Pagano como candidata a diputada por la provincia de Buenos Aires. Pero también hubo ruido en su comando electoral por la salido de su principal armador Carlos Kikuchi a quien reemplazó insólitamente con su madre.
Falta un día y medio. Es un mundo en política. No olvidar que todo lo sólido se desvanece en el aire hasta que no esté oficializado. Esa es la ley de la selva, perdón… de los cierres de listas.
