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Jueves, 18 Mayo 2023 15:50

"El liderazgo y la pregunta que Larreta y Bullrich contestaron igual"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Perez

Un asesor de campaña de uno de los candidatos presidenciales me dijo: “hoy la sociedad no está escuchando o no quiere escuchar”. Uno de los desafíos más delicados que tienen hoy los candidatos es traspasar la gruesa capa de hartazgo, desconfianza e indiferencia que con la mochila de tantas crisis se ha convertido en un verdadero muro entre la política y lo que ellos llaman “el gran público”.

Curiosamente, tanto Horacio Rodriguez Larreta como Patricia Bullrich, que en ese orden nos concedieron entrevistas, y que son muy distintos en términos de carácter, estilo y liderazgo, coincidieron en una frase que pudo haber pasado desapercibida.

Consultados sobre su les preocupa el crecimiento de Javier Milei en las encuestas contestaron exactamente lo mismo.

El desgarro entre los líderes políticos y los ciudadanos es la lesión más profunda que cualquier candidato a presidente debe reparar en un país de crisis crónicas, que este año será el que peores indicadores económicos tendrá en la región y con la mitad de la población sumida en la pobreza.

Es interesante, porque Javier Milei parece tener la virtud de empatizar con la tripa de la bronca y el enojo con la casta política pero le cuesta explicar cómo materializará ciertas propuestas que lucen difíciles de concretar como la dolarización que hasta tiene límites constitucionales.

En su libro “Liderazgo”, Henry Kissinger, el célebre ex secretario de Estado de los EEUU, dice que “un buen líder debe hacer las veces de un educador para comunicar sus objetivos y calmar las dudas”. Es excelente que use el verbo “calmar” para las dudas. La incertidumbre es, sin dudas, un padecimiento ansioso. Calmar las dudas tiene que ver con explicar cómo harán lo que dicen que harán y así lograr otro atributo de lo que Kissinger define como un buen líder: aquél que obtiene de su gente el deseo de caminar a su lado. Es interesante porque el casi centenario profesor, -cumple 100 años este 27 de mayo-, plantea, que el líder camina al lado y no adelante como alguien a quien otros deben pasivamente seguir. De hecho, afirma que “depender de la coerción es un síntoma de liderazgo inadecuado”.

En Argentina, sin embargo, el estilo del peronismo es el de los liderazgos verticalistas al punto que la mera idea de una competencia interna los pone en crisis como vemos en la actualidad y utilizan la palabra “clamor” definida por la Real Academia Española como “el grito vehemente de la multitud” o “una voz lastimosa que indica aflicción”. Es casi un término religioso desde el padecimiento. El líder debe ordenar la interna, usar la lapicera. Justamente hoy se cumplen cuatro años de que Cristina Kirchner designara como candidato a la presidencia a su antes y ahora enemigo acérrimo Alberto Fernandez en un video por Twitter. Era como hoy, un día de la escarapela.

Volviendo a las reflexiones de Kissinger, lo más interesante, es la relación que establece entre un líder, su tiempo, y los atributos que debe tener. Afirma que “cualquier sociedad está perpetuamente en tránsito entre el pasado que forma su memoria y una visión del futuro que inspira su evolución. Argentina, parece estar hoy anclada en un limbo que la atrapa en el pasado, con un presente de supervivencia que no la deja mirar hacia adelante, y una insoportable incertidumbre.

Resumiento, dice este libro del momento para los que siguen la alta política: “El puente entre pasado y futuro son el coraje y el carácter para elegir una dirección entre opciones complejas y sostener en el tiempo ese curso elegido”. Coraje, carácter y saber interpretar la historia en su tiempo son los atributos principales de un líder según este viejo lobo.

¿A quién elegirán los argentinos para caminar junto a ellos o por delante? Esa sigue siendo la pregunta.