Hoy cuando termine el día, alcanzará aún menos la plata. El estado malgastador y en bancarrota empuja a sus ciudadanos al mismo tobogán deudor de quebranto. Los pesos que cada vez valen menos le alcanzan a cada vez menos familias para cubrir sus gastos. La pobreza avanza pandémica, acechante y cercana. El día que se conoce la inflación se le pone número a una mutilación real de las posibilidades. Y hablamos de las posibilidades de lo básico.
Según un informe de la consultora Focus Market, 8 de cada 10 familias está pagando alguna deuda no bancaria. Gastado el último ahorro, vendido el auto, sin nadie más a quien pedirle ayuda sin costo, quedan a expensas del mercado marginal donde las tasas son usurarias y hacen que se viva para la deuda. Cómo salir de la exprimidora si el préstamo es a 300% de tasa de interés. Los que hablan en contra de la deuda te hacen endeudar con una economía sin plan.
Y el problema es que ya no se trata de gastos extra sino de gastos corrientes a los que se destina el endeudamiento. Hoy los gastos extra, que no son bienes durables, -ni pensar en un auto o en una casa- sino el cumpleaños de 15 de la hija o el viaje de egresados de quinto año, requieren buscar otro trabajo o deben ser descartados. En el noticiero tomamos el caso de un señor que había comenzado a trabajar en Uber además de su trabajo fijo para pagar el viaje de egresado del hijo. Eso le iba a llevar más de un año y luego debía seguir porque egresaba también su hija. En el curso del hijo, de los 12 chicos que iban a viajar, 4 ya habían desistido.
El tobogán de la pobreza, aparece amenazante en la caja del supermercado cuando hay que dejar alimentos, cuando el 10 del mes ya no queda plata y en todos los gastos indispensables que se vuelven imposibles. Días pasados un informe de la Cepal indicó que el 64% de los hogares argentinos debió endeudarse para comprar alimentos o remedios. Para dar otro ejemplo, estamos en junio el mes del aguinaldo. La mayoría de los que tiene el privilegio de un trabajo en blanco y cobra aguinaldo, ya lo tiene gastado. Cuando preguntas a qué lo van a destinar aparecen respuestas como: comprar ropa de invierno, la renovación del alquiler, o, de nuevo, pagar deudas.
La inflación es una fábrica incesante de pobreza. La encuesta REM en la que participan unos 40 especialistas del mercado prevé una inflación de 148,9% para fin de año. El mes pasado este mismo informe había calculado en 126,4% esa misma estimación, lo que habla del deterioro en un solo mes hasta para los más agudos analistas de las expectativas que usa el propio Banco Central. Y todo en un contexto de caída de la economía que se estima en un 2 o 3%. El peor de los mundos: recesión con inflación, y no empezó la secuencia electoral con su electrocardiograma para el infarto.
Decía que cuando termine el día la plata va a alcanzar menos. Podríamos decir que eso pasa todos los días al ritmo de las remarcaciones. Pero el día en que se conoce la inflación el flagelo tiene número, contabilidad, magnitud. Coincidirá hoy con el cierre de alianzas de cara a las elecciones. Y veremos cómo algunos cambian el nombre para que no se noten que son ellos, cómo otros dejan atrás los amagues, quién se junta y quién se rejunta.
Aunque la política atraviese los días de cierres de alianzas y listas con la adrenalina y el ensimismamiento de la rosca, todo lo que pasa en la economía, que es la calidad de vida de la gente y sus posibilidades de soñar con un mínimo progreso, incidirá de lleno en las próximas elecciones.
Estamos llegando a niveles de pobreza que nos remontan a lo peor de la crisis de 2001. Y son imperdonables. Es llamativo o sintomático que la estrategia de comunicación en el desastre sea no ponerse colorado. Y ni hablar de hacerse cargo. Hoy el presidente volvió a dar excusas que provocan vergüenza y bronca. En algún punto siguen creyendo que el poder les da el derecho de imponer su criterio. Estamos diciendo que cuando terminen el gobierno habrán triplicado la inflación que dejó Macri.
Eso sí, escucharemos que la inflación les duele y que seguirán luchando para bajarla mientras vemos cómo reparten plata sin pudor en la previa de una elección como ocurrió en Tucumán.
La inflación es el más perverso de los impuestos porque es el mismo ladrón quien te mete la mano en el bolsillo y en tu cara culpa a otro. Y lo han transformado en una forma de gobierno. Las únicas soluciones que proponen son las que ya fracasaron como los controles de precios o los llamados precios justos que al final son injustos porque andá a encontrarlos. En vez de gastar menos, de ser más austeros, de achicar el estado, sólo buscan cuánto más a fondo de tu bolsillo pueden meter la mano larga de los impuestos para que vos los sigas bancando.
Ellos están abocados al cierre de listas, vos a llegar a fin de mes. Estas dos puntas se juntan muy pronto en el cuarto oscuro. Ahí sabremos en qué formas tronará el escarmiento.
