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Viernes, 28 Julio 2023 15:10

"Imperdonables"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas

Es increíble que Carla Vizzotti siga siendo Ministra de Salud de la Nación. Pero si al presidente no se le movió un pelo por la fiesta de Olivos, qué se puede esperar.

Lo que faltaba saber se supo: cuando muchos argentinos penaban por no poder despedir a sus muertos, Vizzoti otorgaba permiso para esas visitas como privilegio, mientras para la mayoría de la población estaba prohibido.

Lo más impresionante es que esto se conoció sin que nadie se ruborizara, en un acto público, donde se hacía el balance de su gestión. Son extrañas las formas en que a veces emerge la verdad.

Fue en el Centro Cultural Kirchner, en medio de fervor militante y de advertencias sobre los peligros de que gane la derecha en las próximas elecciones. Seguramente ninguno de los presentes pensó que quedarían en evidencia los peligros que implicó que gobernaran ellos.

Fue cuando habló Sylvia Brunoldi, titular de la Liga de Protección al Diabético que el sistema de privilegios que funcionó en la pandemia, volvió a quedar expuesto

El audio de la señora Brunoldi, que termina con un nudo en la garganta, emocionada, puede ser analizado en tres partes.

Primero, que ella agradece el privilegio que tuvo, ni más ni menos que despedir a su marido. Es difícil saber si se dio cuenta, de que dijo algo que exponía a Vizzoti y por eso inmediatamente sumó el dato del decreto que una semana después, finalmente permitió las visitas, para quienes, como ella, no contaban con acceso calificado a la ministra de Salud.

Luego, es curioso, pero se quiebra cuando piensa qué hubiera pasado si Salud hubiera sido sólo una secretaría. Eso fue lo que le pareció polémico.  

Brunoldi pudo visitar a su marido antes de que muriera el 24 de Agosto de 2020. Solange Muse había fallecido días antes, el 21 de Agosto, pero a pesar de los reclamos públicos, su papá no logró el permiso para verla por última vez.

¿Valía más la angustia de la señora Brunoldi que la de Pablo Muse? ¿Era más importante la vida del marido de la señora Brunoldi que la vida de Solange? A estas disquisiciones inaceptables en una democracia lleva la arbitrariedad que se vivió en aquellos días.

No había argentino que no supiera sobre Solange. Su caso fue uno de los emblemas de la crueldad y la arbitrariedad de este gobierno durante la pandemia. Es curioso, pero el que dijo que no sabía nada fue el propio presidente de la Nación. No sólo el dolor de Solange y su familia fue invisible para el estado nacional y para el estado cordobes, sino que al mismo tiempo que el país se escandalizaba, y otros tenían privilegios, nadie desde el poder tuvo la más mínima piedad.

Según Pablo Sigal, periodista del diario Clarin, que se comunicó con Sylvia Brunoldi, ella no conocía a Vizzotti, pero la ministra supo de su caso por un Zoom y la contactó. También dijo que cuando llegó al Sanatorio Anchorena, gracias a este permiso especial, vio que ella no era la única visita y que había otros familiares con más pacientes y que a partir de ahí ella pudo visitar a su marido varias veces.

El Ministerio de Salud negó haber dado la autorización a pesar de que cuando la mujer lo dijo públicamente delante de la propia Ministra Vizzoti, ella no lo negó. Es más todos la aplaudieron.

Salud dijo que en realidad las visitas se estaban dando de hecho en muchas instituciones y por eso salió luego el decreto. Dijeron que “cada institución, a través de sus autoridades, analizando cada caso particular, otorgaba autorización y generaba el protocolo".

También intentaron explicar que el motivo de la restricción de visitas en su momento había sido “la escasez, a nivel mundial, de equipo de protección personal, el cual se priorizaba para el personal de salud.”

Agregaron que el 10 de agosto, ya habían publicado en su web un documento con recomendaciones para el acompañamiento en los últimos días de pacientes terminales y deslindaron la responsabilidad en las instituciones. Si eso era así ¿por qué diez días después de ese comunicado el papá de Solange no podía visitar a su hija? Y ¿por qué diez días después de ese comunicado la ministra tuvo que intervenir en el caso de la señora Brunoldi? Hubiera bastado el comunicado. ¿O van a decir que no supieron nada sobre el caso de Solange? ¿O que el papa de Solange, o todos los que perdieron entonces un ser querido, no leyeron la web de Salud y por eso se perdieron la visita? Si la gente estaba desesperada por cada novedad al respecto. Hacían conferencia de prensa por todo, todos los días. Hasta salían con payasos anunciando muertos. El decreto recién salió el 30 de agosto, tras 164 días de cuarentena, a una semana de la muerte del esposo de la señora Brunoldi y a casi diez días de la muerte de Solange. Ahí supo fehacientemente la población que podía despedir a sus seres queridos.

Eran épocas en las que el propio presidente amenazaba por televisión.

Da asco el cinismo con que siguen encubriendo lo que verdaderamente pasó. Se creyeron dueños de nuestras libertades. Se creyeron dueños de la arbitrariedad de otorgar privilegios. Creyeron que podían suspender derechos y garantías de la Constitución con un decreto de necesidad y urgencia.

Como pasó con las vacunas vip con las que había algunos que merecían más que otros que el estado protegiera sus vidas. Qué vergüenza.  

No importa la vista gorda de algunos tribunales, no importa que hayan eliminado los registros, no importa que mantengan el secreto sobre decisiones tomadas en aquella época de infamias, no importa que tengan el descaro de aplaudir el balance de gestión, fueron, son y serán imperdonables.