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Antonio Ríos: “Me hice una vasectomía a pedido de mis 22 hijos”
Sábado, 07 Septiembre 2024 22:58

Antonio Ríos: “Me hice una vasectomía a pedido de mis 22 hijos”

El reconocido cantante y autor, realizó un minucioso recorrido de su vida y su historia en íntimamente con Alejandra Rubio, hablando absolutamente de todo. Tiene dos “equipos de fútbol” completos en hijos. Diez varones y doce mujeres. Pese a ser tan prolifero y haber tenido cuatro matrimonios a la vez, jamás descuido a ninguno de sus hijos. Todos fueron reconocidos y está muy presente en la vida de cada uno. A cada hijo le dio una casa y estudio. Todos tienen una profesión o un oficio y se reúnen habitualmente a disfrutar de su padre. Ante la cantidad de hermanos que son, y la decisión de Antonio de no cuidarse, sus hijos le pidieron que se hiciera una vasectomía para no seguir sumando herederos, y así lo cuenta: “Un día cuando puse en el grupo de WhatsApp que había aparecido otro hijo para que lo reconociera, mis hijos me dijeron: ‘¡Basta papá! ¡Hacete una vasectomía por favor! Y así fue. Les hice caso y me la hice. Ya no hay riesgo de tener más hijos. Pero después de eso apareció una nueva hija de 33 años para que la reconociera y así fue. Con ella sumó 22 hijos y a todos los amo profundamente.” Aseguró “El Maestro” que en sus casi cuarenta años de profesión triunfó en España, Francia, Suecia, Estados Unidos y hasta en Japón. Recorre asiduamente todo el país con su música, está próximo a hacer una gira por EE.UU y ya está en la preproducción para realizar la película de su vida con los mismos guionistas de “La casa de papel”.

“Estoy pasando uno de los mejores momentos de mi carrera. Estoy recorriendo el país con mi música, vivo en Argentina y parte en Chile, donde me aman. Para enero próximo estoy preparando una gira por EE.UU y estamos haciendo la pre producción de la película sobre mi vida. El jueves, se reúne mi hijo Javier con los guionistas de ‘La casa de papel’, sería una coproducción. Yo trabajaría en la película, pero también haremos un gran casting para que hagan de mí de niño, adolescente y joven. Lo haremos en todo el país y provincia por provincia. De cada una elegiremos actores y luego se hará un casting final. Estoy pasando un gran momento. Mis temas clásicos se siguen escuchando y los nuevos siguen sumando reproducciones. Adicto, el tema con Emanero, está llegando a los 90 millones de reproducciones.” Aseguró el cantante.

 
Antonio Ríos, es un resiliente de la vida. Nació en La Escondida, Chaco, se crió en Fiorito, y conquistó el corazón de país entero. De una familia con bajos recursos, pasó de trabajar en una curtiembre y lustrar botas de niño, a ser 'El Maestro' indiscutido de la cumbia. Así cuenta, el mismo, su propia historia: “Nací en La Escondida, un pueblo a 60 kilómetros de Resistencia, capital de Chaco. Me llamo Epifanio por una santa muy famosa en Chaco, Santa Epifania. Mi madre me contó que yo no podía nacer y el médico le dijo que la iban a trasladar a Resistencia. Cuando fue a buscar su auto para trasladarla, mi madre se encomendó a Santa Epifania y prometió que si nacía antes que llegara el doctor, me pondría su nombre y así fue. Todos mis hermanos se llaman Ramón: Ramona Virginia, Ramona Norberta, Ramona Alfonsa, Ramón Vicente, Ramón Santo y yo me llamo Antonio Epifanio. Cuando yo le reclamé, ella me dijo: ‘Ese va a ser tu nombre de suerte hijo’ Y hoy, con el diario del lunes, no tengo dudas de eso. Mi mamá era muy creyente, siempre me bendecía y me decía que todo lo que le daba Dios me iba a dar el triple. Todos mis hermanos se casaron y yo me quedé cuidándola. Mis hermanos se casaron muy jóvenes, uno de ellos se casó a los 16 y a los 21 ya tenía 5 hijos.” Recordó el artista.
  
Vivió una infancia con frío, hambre y muchas carencias. Se crió en Villa Fiorito. A su padre lo echaron del trabajo y con solo siete años debió instalarse en Capital con sus cinco hermanos. A partir de allí, en su vida nada resultó sencillo. Pero siempre tuvo la fortaleza para continuar y la tozudez para no bajar los brazos: “Mi padre era Herrero y trabajaba en una fabrica de tanino, una taninera. Cuando la fábrica cerró mi padre se vino a Buenos Aires a buscar trabajo y como instalarse acá. Los seis hermanos nos quedamos solos con mi madre y sobrevivimos como pudimos. Comíamos solo lo que cultivábamos y de vez en cuando el carnicero del pueblo nos aguantaba la carne. Éramos chicos, pero ayudábamos a mi mamá a plantar, papas, mandioca, cebollas… verdura no nos faltaba. La leche tampoco por que teníamos una vaca. Mi padre cuando llegó a Buenos Aires trabajó en un taller de colectivos y como, por un año, no supimos nada de él, creíamos que no iba a volver. Y un día llegó mi padre a llevarnos a todos a Villa Fiorito, donde había comprado una casita con la plata de la indemnización de la fábrica. Llegó y nos dijo: ‘Junten todo que a la noche nos vamos’ Viajamos en un tren carguero colados, porque no teníamos un mango. Tardamos como tres días en llegar. Jajaja.” Recordó Antonio.
 
Siguiendo con los recuerdos de su infancia, el cantante siguió recordando: “Necesitábamos llevar monedas a casa y papá armó dos cajoncitos para lustrar zapatos. Nos puso a mi hermanito Miguel y a mí a lustrar en la esquina de Catamarca y Congreso, en Lanús. Mi hermano tenía 8 años, yo tenía 7 y lustré hasta los 11. Por ahí pasaban Sandro, Palito, que iban para el baile. Desde afuera soñábamos, pero también nos poníamos tristes. Estábamos tiraditos ahí, descalzos y cuando papá pasaba se moría de pena y nos decía: 'Vuelvan a casa'. El destino después hizo que hasta fuera ‘soporte’ de Sandro. Cante antes que el cantara y para mí fue tocar el cielo con las manos. A los 12 años cuando terminamos el colegio nos pusimos a trabajar en una fábrica." Recordó Antonio de sus primeros tiempos en BSAS.
 
A los diez años Antonito ya era el cantante de las fiestas familiares a puro asado, polcas y cumbia. Emulaba a Los Wawancó y al Cuarteto Imperial. Su hit era un tema de Ramona Galarza, Cariñito mío: " A mi padre le gustaba mucho cantar y en mi casa siempre había reuniones donde cantaban tango, folklore… Venían mis primos el sábado y las guitarreadas duraban hasta el domingo. La joda era todo el fin de semana. Todo empezó una noche en que dejaron los instrumentos arriba de la cama. Dejaron una guitarra y un acordeón. Empecé a rasgar despacito la guitarra y me enamoré. En eso entra mi cuñado y me dice: '¿Pibe, te gusta la guitarra?’ Yo le contesté que sí y él me dijo: ‘Si te gusta tanto, no te preocupes que te voy a enseñar’. Después me preguntó si cantaba. Le contesté que sí y le canté un tema de mi papá. Ahí él me dice: ‘Pibe, cantás hermoso' Fuimos a cantarlo más tarde donde estaba mi papá y se le cayeron las lágrimas." Aseguró el cantante emocionado.
 
Relatando el momento en que decidió dedicarse a la música, Antonio recordó: “Cuando yo tenía 12 años, otro de mis hermanos 13 y el otro 14, mi papá nos llevó a un lugar para que eligiéramos que carrera queríamos seguir cada uno o un oficio. Quería que estudiáramos. Él quería que le dijéramos, médico, abogado, ingeniero, arquitecto… Cuando salimos. Íbamos caminando y mi papá nos preguntó que nos había gustado. Mi hermano Ramón le dijo que quería estudiar música, quiero ser profesor de bandoneón. Mi hermano Miguel le dijo que quería comprarse un teclado y estudiar teclado. Y mi papá me pregunta: ‘¿Y vos Antonito?’ Y yo le contesté: ‘Si ellos se compran un bandoneón y un teclado, yo me quiero comprar una guitarra y voy a cantar’. Pobre mi viejo, se quería morir y, aceptando nuestra decisión, nos dijo: ‘Su mamá nos mata’. Jaja. No era lo que querían, pero los dos aceptaron la profesión.” 
 
A los 13, se empleó en una zapatería en San Juan y Boedo. Por entonces lo llamaban "Ligerito": "Es que papá me aconsejaba que si me mandaban a hacer algo lo hiciera ligerito para contentar a los patrones. Y yo salía volando. Luego trabaje en una curtiembre en Villa Diamante. Recorte de cuero, ‘escalón por escalón’ hasta aprender el oficio. Fueron años duros. Yo cantaba en el trabajo y mis compañeros me cargaban, me hacían bullying  y me tiraban con la viruta del cuero. Yo les decía: ‘Ustedes ríanse, pero yo algún día voy a ser famoso. Ya van a ver’. Tardó años en suceder, pero lo logré. A los 13 años junto a mis primos y dos de mis hermanos formamos mi primera banda musical ‘Los cinco Rubíes’ que cantábamos temas del Cuarteto Imperial. A los 15 comencé a cantar de todo: Rock and roll, boleros, mariachi… No cobraba nada porque tenías que ser famoso para cobrar, pero fui ‘soporte’ de Sandro y de Palito Ortega. Artistas que siempre admiré. La gente me aplaudía a morir, pero no cobraba un mango”
 
“A los 21 años me casé y dejé la música cinco años. Mi esposa no quería que cantara, ni que anduviera en los bailes. Un día el cantante del grupo de rock “Base fundamental” se quedó di fónico  y me invitaron a que lo reemplace para grabar la parte de los temas melodicos. Pero ahí surgió el gran problema: "'Si volvés a cantar, nos separamos'. Eso me decía mi señora. No me dejaba, era muy celosa. Así que les pedí a los muchachos del grupo que pasaran por casa bien empilchados para convencerla de que era una cosa seria. Hasta el momento era difícil llevar plata a casa con la música. Pero no hubo caso, mi señora me dice: ‘no me mires, vos sabes lo que tenés que hacer. Vos sabes que si volvés a cantar, nos separamos. Y le dije a los vagos ¿cuándo hay que ensayar?’. Así fue que Marta se fue de la casa y a los 25 volví a la música. En esa época, mientras seguía en la curtiembre, tenía una verdulería. Mis compañeros le pedían a mi mujer que me dejara, yo quería tener mi futuro en la música. La madre y yo la convencimos y volvió a casa. Ella decía que si yo volvia a la música la iba a abandonar.  Cuando volví de actuar, volvía de las actuaciones y me preguntaba si había traído plata, yo le decía que me iban a pagar tres días después del show. Se enojaba mucho, hasta me dijo que no iba a dormir más con ella, así que me empecé a autopagar. Como ganaba muy bien en la curtiembre, no me costaba nada pedirle un adelanto a mi patrón o sacar algunos manguitos cuando atendía la verdulería. Entonces, los fines de semana le daba a mi mujer 300 o 400 pesos  y ella creía que era el cachet de las actuaciones. Todo empezó un día que, como siempre, me preguntó si había traído plata. Le dije que sí, que se fijase en el bolsillo del pantalón. Cuando vio el dinero me dijo: ‘Así vale la pena que te vayas, no te jodo más’. Durante ocho años me autopagué, amo tanto esta profesión que no quería bajar los brazos. Yo estaba convencido que iba a ser famoso. Mi esposa se reía, mis compañeros de trabajo también, pero yo siempre estuve convencido que lo iba a lograr. Me autopagué desde los 25 hasta los 33 cuando pegué un éxito.”
 
"La música era inevitable, era lo mío, ella no entendía y yo estaba destinado a ser músico. Ese era mi destino. A los 10 empecé a cantar, a los 13 años subí por primera vez a un escenario y recién a los 35 llegó el éxito. La fama llegó con el grupo Sombras y en Malagata explotó. En el 83 me convocan desde el grupo Sombras para hacer coros y cantar porque el cantante de ese momento se hacía del lindo, el agrandado, a veces venía a cantar y a veces faltaba a los shows y cuando uno de los dueños me escuchó cantar, me propuso quedarme y desde allí comencé a ganarme mi primera plata. Después vino Malagata.” Aclaró el cantante.
 
Pero el destino ya estaba marcado y relató lo que le dijo un vidente, que transformó su carrera para siempre: “Cuando me separo de Malagata o mejor dicho, me rajaron, y eso que yo era uno de los dueños del grupo, surgió el éxito de un tema que se llama ‘Más arriba que nunca’ y en el video del tema yo salí cantando en un helicóptero y el resto de la banda abajo. Viene un vidente cuando fuimos a presentar el disco y me dijo: ‘Antonio, te separas de Malagata’. ‘¿Pero yo soy el dueño?’ le contesté. ‘Te vas a separar, pero no para mal. Fijate como hace tu vida y muchas veces las tapas de los discos son predicciones de lo que te va a pasar. Te elevas y te vas, te quedas cantando allá arriba y ellos quedan ahí’ me dijo y así fue. Me cambiaron por alguien más joven y de pelo largo, como estaba de moda, y yo finalmente me hice solista. Allí nació ‘El Maestro’, porque después de irme de Malagata, la compañía discográfica no quería saber nada conmigo. Yo tenía 40 años y era el furor de los grupos carilindos, junté a ocho pibes jovencitos que me acompañaban, todos pelilargos y dos bailarinas jovencitas y entonces me apoyaron. Muchos creían que con 40 años no podía empezar nada. Yo seguí firme en mi fe". Concluyó
 
Y el éxito finalmente llego a su vida para no abandonarlo jamás. Posee más de mil composiciones registradas en SADAIC, muchas en coautoría y “Nunca me faltes”, su gran caballito de batalla, fue escrita en tan solo 15 minutos. Él no buscaba el hit, sino enamorar a María Eugenia, empleada de una remicería que siempre lo invitaba a tomar mates. "'Mañana a la noche nos vemos en Metrópolis', le dije. Y bailamos toda la noche y no pasó nada. Un amigo me aconsejaba: 'No le rogués'. Y se me ocurrió en el momento dedicarle un tema y cantarlo a capela. Tuvimos que pasar por una estación de servicio para comprar una birome y anotarla. Ella enloqueció de la alegría, pero nada más". Recordó el cantante.
 
 
La fama y las mujeres son un párrafo aparte. A Antonio Ríos la popularidad no solamente le trajo el cariño del público sino varios hijos, y así lo cuenta el mismo: “Hasta los 35 años solo tenía dos hijos con Marta, mi primera esposa. Hasta los 40 cuatro. Después del éxito vino el descontrol y todos los demás. Mi esposa se reía y me decía que nunca iba a ser famoso y yo le retrucaba: ‘cuando sea famoso te dejo la casa y me voy. Y así fue. Le dejé todo y me fui. Después llegó el descontrol y hasta llegué a tener cuatro casas a la vez, va cinco contando a mi bailarina. Todas igual hablan muy bien de mí. Jamás las descuide ni a ellas, ni a mis hijos. Les deje casas y a mis hijos, además de una casa a cada uno, estudios, una profesión o un oficio.” Aseveró el músico.
 
 “Pese a lo que muchos piensan de los músicos, siempre tuve mucha conducta. Nunca tomé alcohol, no me gusta. El pasado con el alcohol con mi padre no fue muy bueno, lo mismo con mis tíos, entonces nunca se me ocurrió. Ni siquiera fumo, porque los profesores, cuando yo estudiaba canto me decían que no le tenía que dar humo a los pulmones y no le des frío a la garganta. La garganta es mi herramienta de trabajo y el cuidarme hace que hoy no tenga problema de hacer la cantidad de show que el público reclame.” Aclaró Antonio.
 
 
Resiliencia, es la palabra que más lo define. Más allá de haber transitado la pobreza y encontrar el éxito casi a los 40 años, el balance ha sido más que positivo. Cantó en España, Francia, Suecia, Estados Unidos y hasta en Japón. Logró ser uno de los artistas con más de 1.000.000 de placas vendidas en toda su trayectoria. Fue intérprete de más de 20 éxitos escuchados por distintas generaciones. Se convirtió en Disco de Oro, Platino, Doble Platino y Diamante. Ganó el Premio Gardel, konex y Diploma al Mérito como uno de los mejores cantantes de la Música Tropical…Tuvo 22 hijos, varios nietos… Mucho amor de ellos, sus mujeres y el público.