Es uno de los artistas más versátiles de nuestra música. Comenzó su carrera, a los 13 años, cantando folklore en penas jujeñas, donde vivió tras la separación de sus padres. Desde muy chico sus influencias musicales han sido Gardel, The Beatles, Charly García, Serú Girán, Nino Bravo y Leonardo Favio. Fue guitarrista de Gustavo Cerati, además de ser uno de sus preferidos, amigo y hasta tocó con Soda Stereo. Su hit “Morrissey” lo coronó como uno de los más resonantes cantantes de pop argentino. Nunca se encasilló con escuchar un solo género musical y de tantos renaceres musicales, se ganó el título de El Ave Fénix del Pop.
Leonardo Damián García, es su nombre completo. El primer nombre lo eligió su madre, por su admiración al gran Leonardo Favio. Nació en una familia feliz (mamá, papá y tres hermanos) en la localidad de Moreno, provincia de Buenos Aires: “Yo nací después de una primera crisis económica familiar. Cuando era todavía un bebote, mi familia se estaba mudando de una casa humilde a una más grande y hermosa, donde escuchábamos mucha música y nos visitaban muchos amigos. Yo viví la etapa más linda de mi familia. Tuve una niñez muy feliz. Siempre tuve una gran imaginación, con poco podía hacer Disney. No necesitaba grandes cosas para ser feliz. Subiendo una lomita con la bicicleta, estaba en una montana rusa y eso es algo que no quiero perder".
Continuando con su relato cronológico, el músico expresó: “Después mis padres se separaron. Toda separación es dolorosa, pero lo supimos superar. Antes había otro concepto de familia, más moralista. Nos ponían otro chip. Las familias tenían que ser para toda la vida, la familia Ingalls, y lo sufrí, ahora es diferente. Hoy lo más importante es aprender a cuidarse uno mismo. Hay familias de todo tipo. Todo es más libre y maravilloso".
Su amor por la música fue generado en su primera infancia y así lo recuerda el cantante: “Gracias a que agarré la mejor etapa de mi familia, y podíamos comprar muchos discos, yo tengo esta sabiduría de la música. Cada uno de mis hermanos compraba un disco diferente y eso me dio gran diversidad. Mi papá escuchaba Tango, mi mamá me puso Leonardo por su fanatismo por Leonardo Favio. Hice una terapia de regresión y recordé todo eso, como me marcó, y lo feliz que fui siendo muy chico. La riqueza cultural de tener una familia tan diversa, me dio todo lo que soy hoy".
Más allá de vivir entre música, Leo descubrió su vocación después de la separación de sus padres: “Mi mamá ya se había separado y después de un tiempo, se puso de novio con un señor que vivía en Jujuy y nos fuimos a vivir con mi hermano y ella allá. En Jujuy compartíamos mucho más tiempo. A mi hermano Fabián le gustaba mucho la música y tocaba la guitarra, a mí siempre me gusto cantar. Como tengo oído absoluto, el estudiaba y yo agarraba la guitarra y con solo escucharlo, una o dos veces, sacaba el mismo tema. En esa época surgió mi vocación".
A muy temprana edad, y casi por casualidad, Leo García hizo su debut profesional: “A los 13 años, comencé a cantar en una feria folclórica en Ledesma, donde nos llevó mi madre para iniciar una nueva vida. Yo me puse a cantar con la guitarra en la vereda y me vio la cantante de el pueblo que actuaba en las penas folklóricas, me dijo que ya estaba cansada y si yo no quería ocupar su lugar. Yo quería cantar, pero no cantaba folklore. Cantaba Luis Miguel, Celeste Carballo, Rock Nacional, Sui Generis… Me dijo: ‘yo te canto los temas, vos te los aprendes y chau. Acá tenés la letra y acá tenés el poncho. Te pones el poncho y cantas’. Así debuté profesionalmente cantando folklore y conseguí mi primer trabajo fijo. Cantaba todos los viernes y sábados. Un privilegio y un hermoso recuerdo. Canté folklore durante dos años y hasta gané premios como cantante niño".
“La secundaria la hice en Capital y cuando volvimos a Buenos Aires estaba todo el auge del rock ochentoso: Soda Stereo, Charly García, Virus… Los escuchaba en la radio y eso me abrió la cabeza. Yo los escuchaba desde Moreno y así fui empatizando con músicos y fui creciendo. Después la clave era irse del barrio. Un verbo que me marcó. Ir, ir, ir… siempre ir; no quedarse. Empecé a llevar demos y a encaminarme en este mundo. Siempre tuve el sueño de poder ser famoso, de llegar a Gustavo Cerati como llegué, sin buscarlo. Fue una cosa de unión y casi como de percepción. Y siempre tuve el sueño de ser uno de los del rock nacional, hasta que se cumplió”.
Gustavo Cerati, fue muy importante en la vida y en la carrera de Leo García, amigo, colega, consejero; un capítulo aparte. Las vidas de ambos se cruzaron allá por mediados de los años noventa y así recuerda Leo que significó para él y como se conocieron: "Coincidimos por amigos en común. Yo conocía y era amigo de sus diseñadores gráficos, nos conocimos, le gustó mi banda de esa época, Avant Press y nos hicimos amigos. Para mí era un sueño. Empezó a colaborar con nosotros pero nuestra relación se intensificó a finales de esos años cuando me hice solista y me invitó a formar parte de su disco "Bocanada"; a partir de ahí comenzamos a hacer giras, a ensayar y a convivir en el día a día. Aprendí muchísimo de él, pero no solo musicalmente, sino de su alma. Con el tiempo, muchas veces pasaban dos meses que no nos veíamos, yo no estaba todo el tiempo detrás de él y eso le encantaba porque él decía que nos hacía amigos del alma, no amigos de la noche o de ocasión. Me dejó muchos momentos, muchas palabras, muchísimas enseñanzas. Aun hoy lo extraño horrores".
El fanatismo por Gilda, la cantante de cumbia, se merece otro capítulo: “Pasé y amo todos los ritmos. Amo el tango, a Gardel, y amé la cumbia por Gilda. Yo me considero un fan de Gilda y ella siempre está conmigo. Tenía que hacer una canción en ritmo de cumbia para Cecilia Carrizo que le estaba produciendo un disco infantil. Yo no tenía la más mínima idea de ese ritmo, estaba tocando con Cerati en ese momento y, buscando, descubrí a Gilda. Compré un casette de ella para copiar un poco su influencia, lo escuché, me hice fans y enseguida la amé. Estoy convencido que es un fenómeno popular, sobrenatural. Su música y su voz son maravillosas y también creo en sus milagros".
Tal es así, que cree en sus milagros, que el cantante llegó a hacerle un altar en su casa, donde el mismo le dejaba sus pedidos y Gilda se los cumplía: “Mi fascinación fue tal que le hice en mi casa un altar. Ya no tengo ese altar, aunque la sigo admirando. Hoy soy mi propio altar. Eso me lo dijo Cerati un día. Entró, vio mi altar, que era hermoso, con una muñeca de Gilda, muy pop; le encantó y me dijo: ‘¡Mira el altar que te mandaste! Pero mejor es que vos seas tu propio altar’ y después escribió una canción donde incluyó la frase".
Entre los pedidos a la cantante, que muchos toman como santa, Leo rememoró: “Recuerdo que le pedí a Gilda el liberarme de la necesidad de ser amado y lo logré. El afecto del público y sus palabras son una ventaja muy grande para la baja autoestima. Hablando con una amiga, que estaba pasando por esta situación, le dije: ’Yo creo que Dios o la vida misma, nos hacen solitarios, porque aún tenemos el trabajo de estar bien con nosotros.’ Yo creo que un buen mensaje para las personas que se sienten solas, que anhelan una pareja, es que puedan entender, que si todavía no llegó la persona correcta, es porque aun hay un trabajo interno que tienen que seguir haciendo. Quererse a uno mismo, que nada tiene que ver con ser egocéntrico. Empezar a aceptar lo que uno hace, aceptarlo, no auto descartarse tanto, valorarse. Yo soy muy exigente conmigo, muchas veces impiadoso. Me cuesta quedarme conforme con lo que hago, pero trabajo mucho para ser mas misericordioso conmigo y mi pedido a Gilda me ayudó.” ”
En este último tiempo de su vida decidió ayudar al prójimo y a la gente en situación de calle. Dar y brindarse a los que menos tienen, con la convicción absoluta, que con poco o mucho, siempre se puede ayudar y mejorar la vida de los demás: “En este último tiempo, tomé conciencia de que yo con mis mismos ahorros podía comprar paquetes de comida y armar viandas. Y esto lo estoy difundiendo no para hacerme el buenito, sino porque es muy simple y es muy fácil poder ayudar. A veces los que tenemos para comer, nos quejamos y no podemos ver al que no tiene nada. Solamente pensamos en nosotros. Eso fue lo que me salvó de todo este mal de la pandemia, porque me trajo luz. Salgo a llevarles una vianda que armo en base a un sándwich, una fruta y una golosina, un alfajor. Con poco podemos hacer mucho. El comprometernos con el prójimo es esencial".
Así, como en la música, el cantante de la ceja partida, también es en la religión. Desde siempre, vive en constante búsqueda espiritual: "Yo empecé cantando en la Iglesia Católica, después me hice mormón, por mi hermano que se había unido a la religión. Una vez tocaron la puerta unos mormones, entraron a casa y empezaron a leer su biblia y nos enganchamos enseguida. Éramos unos niños. Después estuve en unos retiros espirituales muy copados de Ariadna Munté, que me hizo muy bien. Y después, lo que mejor me hizo, fue estudiar la Kabbalah, que es la religión judía. Buscaba éxito, ja, ja. Quería ser Madonna, por eso me metí en la religión. Pero en medio de esa ambición aprendí mucho. Hay algo dentro de uno que no tiene que ver con el intelecto que uno fue acumulando, sino que hay un espíritu que te impulsa, el corazón te lleva. Me gustan todas las religiones. La meditación también es espiritualidad, cuando uno está en silencio, entra dentro de uno. Pero creo que lo más importante es despertar la parte solidaria, porque estamos en un momento tan difícil que implica cuidar al mundo y tener una conciencia ecológica. Comienza por poder ayudar al que no tiene nada, ahí está la verdadera espiritualidad, ser solidario. En la acción de dar está la clave. Esa es para mí la base de la espiritualidad".
El cantautor apadrinado por Gustavo Cerati, no solo ayuda a las personas en situación de calle, también formó un sello digital independiente sin fines de lucro por medio del cual ayuda a promocionar a otros músicos. Su sello funciona como intermediario y gestiona los derechos de autor y los derechos sobre la grabación, que quedan registrados en un distribuidor con sede en Gran Bretaña. “Hace varios años que vengo grabando para mí, en mi casa y con mis cosas. También, hace algún tiempo que vengo publicando mis temas en plataformas digitales. Entonces, veía que había un montón de gente que producía temas, pero no difundían nada. Ahí me surgió la chispa. ¿Será que no saben o que nadie les dice?, me pregunté. Entonces armé una página web [lamadridrecords.org]. Hablé con varios músicos a los que les pregunté si tenían material que quisieran difundir y el proyecto ya está en camino”, aseguró Leo.
Leo García ha escrito su propio capítulo en la historia del rock y el pop local, con un hiperhit como fue su "Morrissey", su historia musical está muy emparentada con Soda Stereo. El propio Gustavo Cerati fue su padrino artístico: “Viví muchos años sin darme cuenta de todas las cosas que había logrado. Pero ahora estoy más relajado con eso. Tengo estados de ánimo, pero hoy los sé controlar. Pase por muchas cosas, soy muy especial, confió que no se acaba la vida después de la muerte. Aunque podemos tener varios renaceres en este mismo camino. Yo ya tuve varios. Antes era de idolatrar y Gustavo ( Cerati) un día me dijo: “Se tu propio altar” y lo aprendí. Aprendí a quererme, a cuidarme, a intentar ser feliz.
Su vida y su historia completa, en su propia voz, aquí en Íntimamente con Alejandra Rubio.