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Locomotora Oliveras: “Mi misión hoy es sacar campeones de la vida”
Sábado, 03 Agosto 2024 22:51

Locomotora Oliveras: “Mi misión hoy es sacar campeones de la vida”

La reconocida ex boxeadora y actual motivadora social conversó en Íntimamente con Alejandra Rubio de su dura infancia, sus comienzos, su duro pasado, sus sueños y como revirtió su destino para tener un hermoso presente de   ayuda y motivación al prójimo: “Mi sueño es seguir fundando escuelitas y gimnasios para salvar vidas. Motivar es mi destino. La gente sale adelante cuando se da cuenta que puede. No importa el nivel de pobreza, siempre se puede salir adelante con trabajo. La vida es hermosa, no nacimos para sufrir. Disfrutar de la vida es nuestra obligación." Aseguró la pentacampeona en boxeo del mundo.

Empezó a boxear para escapar de la violencia de género. Tuvo una infancia dura por la pobreza, una adolescencia marcada por la violencia de género. 

Aguantó que la maltraten con apenas 14 años. Su marido le gritaba, la destrataba, la humillaba y no entendía por qué aún estando embarazada. Aguantó hasta que dijo basta. Esperaba a que se vaya de su casa para poder entrenar, para prepararse, para tomar fuerza. Sentadillas, abdominales, no paró para estar lista en ese momento. Una tarde él llegó a su casa e intentó pegarle, le pegó a su hijo siendo un bebé,  pero nunca supo lo que le esperaba. Ella se agachó, esquivó la piña de su marido y con toda su fuerza descargó su bronca contra él. Allí comenzó su lucha para dejar de sufrir. Así es como comienza la historia de la séxtuple campeona del mundo y récord Guiness Alejandra Locomotora Oliveras.
Seis títulos del mundo, todos por nocaut, ninguna boxeadora pudo con ella arriba del ring. Sin embargo, el golpe más importante vida le acertó a un hombre: "A los 14 años empecé a sufrir violencia de género, fue cuando quedé embarazada. A los 15 tuve a mi hijo. Me pegaba durante el embarazo, lo hizo también después que nació y hasta que me separé. Yo entiendo que si nacemos es para ser feliz y para disfrutar. Estamos de paso en este mundo. ¿Por qué sufrir? ¿Por qué otra persona te puede lastimar? Antes era normal que la mujer sufriera porque el marido le pegara, a nadie se le movía un pelo porque una mujer denunciaba y no le daban pelota, la mandaban a la casa y se le reían. Yo nunca acepté eso. Por eso aposté por el amor, por eso de tan niña me junté con él y tuvimos un hijo. Pero cuando empezó a pegarme no entendía el motivo. Dije: 'eso no es el amor'".
Un relato cruel, de una mujer que sólo intentó ser feliz yéndose de su casa siendo apenas adolescente: "Me considero una persona feliz. Siempre que se me presenta un problema o un obstáculo pienso en ganarlo, en pasarlo, en salir adelante. Me hice boxeadora porque yo sufrí violencia género, mi pareja me pegaba y tuve que aprender a defenderme para poder salir de ahí".
 
Con apenas un año la Locomotora se fue de su pueblo natal El Carmen (Jujuy) a vivir a Alejandro Roca (Córdoba). Su padre, camionero, dejó la provincia jujeña para buscar una vida más digna para sus hijos. Es la cuarta de los siete hermanos que tienen una particularidad: se definen como "los siete mares" por el comienzo de sus nombres. Marcelo, Martín, Mariano, Marcos, María Dolores, María Sol y, ella, Marina Alejandra. "La violencia de género fue lo que me llegó para aprender a defenderme. Hacía flexiones de brazo, trabajos de fuerza, no me había subido a un ring antes de separarme de esa persona. Pero sí aprendí a defenderme porque me preguntaba: '¿Hasta cuándo me va a pegar sin motivo?". No tenía por qué sufrir así todos los días. Para pelear en contra del miedo, justamente aprendí a defenderme".
Su infancia fue atravesada por la pobreza pero en la escuela fue una excelente alumna, era la mejor de la primaria. De piba cosechó en el campo, manejó tractores y le cambiaba la rueda cuando se rompía. Sin embargo, nada la detuvo a creer que de todo se puede salir. Pero un día su vida cambió, a los 14 se enamoró y comenzó la peor pesadilla de su vida: "Nos mudamos a una casita muy humilde, era la última miseria que te podés imaginar. Era una pieza sin luz, sin baño, sin agua. Comíamos la primera o segunda semana del mes y después tenía que ir a la casa de mis padres porque no teníamos para comer. Me pagaba por nada, porque tenía ganas nomás. Cuando volvía de trabajar o cuando estaba conmigo. Me destrataba todo tiempo. Siempre fue violento".
Sin embargo, la violencia de género tenía fecha de vencimiento: "Lo que hice fue aprender a defenderme sola porque en el pueblo no había boxeo. Así que cuando él no estaba hacía sentadillas, abdominales en el piso, entrenaba con mi sombra. Un día vino a pegarme como lo hacía siempre. Entonces lo esperé, cerré el puño y le di con toda la fuerza que tenía. Cayó sorprendidísimo al suelo. Agarré mi bebé, una bolsa de nylon, y me fui. No volví nunca más" "Entonces lo esperé, cerré el puño y le di con toda la fuerza que tenía".
Un nuevo comienzo
Al comienzo changueaba. Iba casa por casa vendiendo empanadas, alfajores o si observaba el pasto alto en los domicilios se ofrecía para cortarlo. Hasta que en uno de sus tantos recorridos pasó por una radio, entró y pidió trabajo para hacer lo que sea. Ser buena alumna en la primaria le dio la posibilidad de aprender a leer como pocos. Entonces la emplearon para leer el diario en una programa. Ahí comenzó a salir el sol: "Yo siempre admiré a Mike Tyson. Era mi ídolo de chiquita y quería ser un boxeador como él. Un día leo en el diario que Tyson había salido de la cárcel, y dije al aire 'cómo me gustaría ser boxeadora'. En ese momento estaba escuchando la radio un exboxeador que estaba en el pueblo. Fue hasta el estudio y preguntó '¿quién dijo que quiere boxear?' Le dije: '¡yo quiero!' Y me contestó que me iba a 'hacer pelear'. Al mes armó un festival de boxeo con una chica del pueblo y ahí empezó mi carrera". Un día leo en el diario que Tyson había salido de la cárcel, y dije al aire 'cómo me gustaría ser boxeadora'. Esta historia tan increíble como real sigue: "No sabés, del miedo que tenía del evento estuve a punto de decir que no. Lo llamé a mi papá y le dije 'tengo miedo, me parece que metí la pata'. Tengo que pelear y si me cagan a palo después se van a reír toda la vida en el pueblo. Era miedo y vergüenza". Pero su padre le iba a decir la mejor frase de su vida, que la ayudaría a ser lo que es hoy, una campeona del mundo: "Hija, si no lo hacés te vas a arrepentir toda tu vida de no haberlo intentado. Si es tu sueño, dale para delante. Pelea por tu sueño". Así comenzó el génesis de la seis veces campeona del mundo.
 
Por todo lo que pasó en su vida, Oliveras sostiene que lucha por la igualdad de género: "Yo me considero una luchadora por la igualdad, no sé si ponerle que soy feminista. Yo valoro y respeto al hombre pero hay que enseñarle que nosotras somos iguales". Ella pone su ejemplo y su entrenamiento como un método de lucha: "La cultura piensa que la mujer es el sexo débil pero si vos a una niña la mandás a un gimnasio de boxeo a entrenar ya sabe que puede defenderse, tiene fuerza, sabe cuándo viene una piña para esquivar. No digo que se transformen en boxeadoras profesionales pero que aprendan a defenderse. Yo soy de las que piensa que cualquier deporte te levanta el autoestima. Aprendés a cuidarte, a quererte". Alejandro creó un gimnasio en la ciudad de Santo Tomé y está muy cerca de inaugurar su segundo en la ciudad de Santa Fe. Ahí es donde observa que el machismo sigue pegando duro: "En mi gimnasio vienen mujeres golpeadas, les cambiamos la mente y les salvamos la vida todos los días. Nunca te confiesan que comienzan a entrenar porque sufren violencia de género pero con el tiempo lo terminan aceptando. Me dicen: 'sufro violencia, por eso vengo'. Tienen tanto miedo que por eso no me cuentan de entrada". El valor está en poder ayudarlas y sacarlas de los momentos como los que ella pasó: "Tengo casos de mujeres que han sido violadas y que tienen ese dolor tan profundo. Acá aprenden a superarse, a respetarse y a valorarse. Vienen defenderse, dejan platos en la casa, la mugre que limpian y dicen: 'ahora pienso en mi, quiero verme linda, fuerte, hago algo por mí'". "En mi gimnasio vienen mujeres golpeadas, les cambiamos la mente y les salvamos la vida todos los días."  La Locomotora es un ejemplo para todas y ella lo acepta: "Yo me considero un ejemplo por todo lo que sufrí, por todo lo que pasé. Porque salí para adelante, luché por mi lugar, yo soy un ejemplo y por eso me siguen y me quieren. Donde voy me aplauden, por eso tengo tanto cariño en todo el país. Nadie nació para sufrir. Tenés una vida, hay que aprovecharla, disfrutar, luchar por tu sueños. Sea lo que sea luchá por salir adelante. Yo voy a seguir luchando por todas las mujeres del mundo que algún día seamos iguales. Siento que tengo esta gran misión en este mundo."
 
Alejandra Marina Oliveras (El Carmen, 20 de marzo de 1978), es una boxeadora, activista social y motivadora. Como profesional del boxeo obtuvo seis coronas mundiales que incluyen las de peso supergallo de la WBC, de peso pluma de la WBA y de peso ligero de la WBC. A lo largo de su carrera acumuló 33 victorias, tres derrotas y dos empates.
 
Desde sus comienzos Oliveras ha colaborado solidariamente con comedores y grupos sociales. En 2020, debido a la pandemia del COVID-19, la boxeadora se radicó en la Ciudad de Santo Tomé (Provincia de Santa Fe), donde junto a sus amigas creó el Team Locomotora,2 un grupo de solidaridad con el que emprendió un fuerte trabajo social y mediante el cual realiza colecta de alimentos para colaborar con distintos merenderos.
 
Oliveras durante toda su carrera visitó muchas ciudades como por ejemplo Las Heras y Caleta Olivia. En estas, entre tantas cosas, dio charlas motivacionales a los más jóvenes sobre el deporte boxeo y consejos de vida.
 
Alejandra "Locomotora" Oliveras debutó como profesional el 12 de agosto de 2005, en General Levalle (Córdoba) venciendo por knockout a María del Carmen Potenza. El 20 de mayo de 2006 se consagra campeona mundial peso supergallo de la WBC, al vencer por nockout a Jackie Nava en Tijuana, México. Luego de realizar dos exitosas defensas, perdió el título ante Marcela "La Tigresa" Acuña, el 4 de diciembre de 2008, en un recordado combate en el Luna Park de Buenos Aires.
 
 
El 18 de febrero de 2011 es derrotada por Mónica Acosta por decisión unánime. El 12 de agosto de 2011 se consagra campeona mundial de peso pluma de la WBA, al vencer a Liliana Palmera, en Río Cuarto y el 5 de enero de 2012 obtiene el título mundial de peso pluma de la WBO, al vencer a Jessica Villafranca en San Antonio de Areco, título que defendió exitosamente cinco veces.
 
El 11 de octubre de 2013 obtiene su cuarta corona mundial, esta vez de peso ligero de la WBC, al vencer a Lely Luz Flórez. El 15 de noviembre de 2014 "Locomotora" pierde el título superligero del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) frente a su compatriota Érica Farías por fallo dividido.
 
El 8 de abril de 2017 vence en diez asaltos por puntos a Lesly "La Explosiva" Morales en la Ciudad de Cutral Co (Neuquén) y se consagra como Campeona Mundial Superpluma de la WPC - Comisión Mundial de Pugilismo y obtiene su 5 título en el Gimnasio Municipal “Enrique Mosconi”.4
 
A finales del 2018 propuso "la pelea del siglo", lo cual consistía en pelear la misma cantidad de mismo tiempo que un boxeador hombre, 12 asaltos de 3 minutos, ya que las mujeres suelen pelear 10 asaltos de 2 minutos.
 
El 11 de mayo de 2019, Oliveras venció a Lesly Morales en el octavo asalto por nocaut técnico, llevándose así el título del mundo de la Comisión Mundial de Pugilismo.
 
Oriunda de la provincia de Jujuy, Alejandra Locomotora Oliveras dejó una marca indeleble en el mundo del boxeo tras obtener seis títulos mundiales en diversas categorías que incluyeron el peso supergallo de la WBC, peso pluma de la WBA y peso ligero de la WBC. Además de su destreza en el cuadrilátero, estableció dos récords Guinness y consolidó su legado como una de las figuras más icónicas del boxeo femenino.