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Osvaldo Príncipi: “Todo lo que aprendí en la vida,  lo aprendí del boxeo”
Domingo, 06 Octubre 2024 22:26

Osvaldo Príncipi: “Todo lo que aprendí en la vida, lo aprendí del boxeo”

El reconocido periodista deportivo y relator de boxeo, dueño de un estilo propio e inconfundible, conversó en Íntimamente con Alejandra Rubio de su vida, su historia, su infancia y como soñó con ser boxeador a muy temprana edad, viendo frustrado su sueño cuando “El poeta del Boxeo” subió al ring y, como boxeador aficionado, realizó sólo cinco peleas de las cuales empató una y perdió cuatro. Se retiró sin poder ganar ninguna pelea. Pero el boxeo y el Luna Park le dieron las lecciones más grandes de su vida. Aprendió los códigos del respeto, a retirarse a tiempo, a no bajar los brazos y a levantarse del knock-out: “Mis peleas de fondo, las más duras en lo personal, las gané con lo que aprendí en el boxeo. Como fui malo boxeando, caí en el periodismo del pugilismo que me hizo un hombre. En el Luna Park aprendí todo. Aprendí no solamente a manejarme en el boxeo, sino en la vida. Esas enseñanzas las llevo conmigo para siempre.” Aseguró el relator pugilístico más querido de la Argentina.

Príncipi a los 14 años fue boxeador, subió al ring y se retiró sin poder ganar ninguna pelea. Pero el boxeo y el Luna Park le dieron las lecciones más grandes de su vida. Aprendió los códigos del respeto, a retirarse a tiempo, a no bajar los brazos y a levantarse del knock-out: “Mis peleas de fondo, las más duras en lo personal, las gané con lo que aprendí en el boxeo. Como fui malo boxeando, caí en el periodismo del pugilismo que me hizo un hombre. En el Luna Park aprendí todo. Aprendí no solamente a manejarme en el boxeo, sino en la vida. Esas enseñanzas las llevo conmigo para siempre.”

 
 
Príncipi contó también cómo fue que se interesó por el box cuando era muy niño y descubrió los relatos de las peleas por radio. Además habló de su estilo al relatar y de cómo vive su trabajo: “La poesía es el respeto al escucha, más que poesía, es buscar las palabras justas. Y además, ponerle el sentimiento que uno va teniendo en ese momento. Cuando relato boxeo, yo peleo con los boxeadores, peleo con ellos. Es meterse en la pelea, y saber para qué pelea cada boxeador. No todos pelean para ser campeón del mundo. Está el que pelea para ver qué pasa, el que pelea para llegar a fin de mes, el que sabe que es el mejor de todos y necesita la foto para salir en el diario mañana. Y está el que necesita llegar a su casa lo menos golpeado posible, porque sabe que no le puede ganar a nadie pero ese es su trabajo.” Expresó Osvaldo.
 
 
Osvaldo Roberto Príncipi  nació el 14 de diciembre de 1956 en Mercedes (a 96 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires) Y así cuenta el mismo su propia historia: “Mercedes es mi punto en el mundo. Incluso actualmente mi domicilio se mantiene allí. Junto con mi hermano mantenemos la casa de mis padres. Mi padre falleció a sus 98 años. Hincha fanático de Estudiantes de La Plata. Por suerte, poco antes de fallecer, le dieron un diploma de “Hincha de Diez Décadas”. Y pudo disfrutarlo. Se lo entregó el presidente Juan Sebastián Verón. Siempre tuvimos una sola casa, donde mi padre vivió hasta sus últimos días. Mi hermano lo hace más frecuentemente, pero yo quincenalmente voy a Mercedes. Tenemos los mismos vecinos de toda la vida. Eso deja en claro que nosotros seguimos siendo mercedinos. Esa una costumbre de los pueblos, somos siempre los mismos. Para nosotros es un orgullo tener la misma casa donde nacimos. Estamos ubicados a 9 cuadras del centro (tomando las calles 25 y 18 como el centro de la ciudad). Para nosotros la calle 11 (donde está la casa) es un símbolo. Ya viviendo en Buenos Aires, hice algunas historias irónicas y mencionaba la calle 11 como si fuese la Quinta Avenida. Como si esta fuese la calle soñada por cualquier ciudadano del mundo. La herrería de mi papá la estamos desarmando, porque todavía sigue en pie. Era uno de los complejos más antiguos de la ciudad. El apellido Principi en Mercedes es referente de buena gente.”
 
Recordando su pasado Osvaldo rememoró: “Al boxeo llegué gracias a Monzón. Porque en mi casa a nadie le interesaba ese deporte. Fue una casa fútbol y de Turismo de Carretera. Lo abrí por mi cuenta. Monzón con Benvenuti me llevo a descubrir el periodismo de boxeo. Nunca practiqué mucho boxeo, las veces que lo intenté me di cuenta que era muy malo. En Mercedes empecé boxeando y haciendo periodismo en una radio local, cuando tenía sólo 14 años.”
 
 
Príncipi también tiene su historia sobre el ring: "Intenté con el boxeo. Hice cinco peleas y empaté una. Eran peleas en el amateurismo. En ese tiempo ya estaba yendo al Luna Park a hacer entrevistas y por ahí alguno me decía '¿vos no sos boxeador?' y yo contestaba 'no, no... Usted se confunde'. Je. Pero estoy orgulloso. Es una hazaña haber boxeado. No importa no haber ganado; el triunfo es haber subido y haberlo intentado. Y como era muy malo boxeando pero tenía alguna cualidad para la cobertura del boxeo, empecé en la radio de Mercedes. Y acá estamos. Yo era un boxeador que sentía mucho nervio y que nunca tenía ganas de ganar. Quería que todo terminara lo antes posible. Esa es la visión que tiene el sobreviviente sobre el ring. En el boxeo está el que se mete para ser campeón del mundo, otro que se mete porque se cree bueno y otro que lo ve como una fuente de ingreso, aunque sabe que nunca va a ganar una pelea. Ese sobrevivir sobre el ring me dio la virtud de saber leer cada situación de un boxeador. Cuando relato boxeo, yo peleo con los boxeadores."
 
 
Sin formación periodística académica, Osvaldo le contó a Mundo D: "Fui descubriendo de a poquito cómo se cubría el boxeo. Locche-Fuji, en el '68, fue un gran envión y el nocaut de Monzón a Benvenutti fue decidir 'bueno, vamos a descubrirlo'". El 1 de febrero cumpliré 50 años informando sobre el boxeo. Empecé en La oral música hogar, de Mercedes (provincia de Buenos Aires, donde nació el 14 de diciembre de 1956). Siempre lo hice con la misma responsabilidad, tanto hacia aquellos boxeadores mercedinos como a aquellos a los que veía en el Luna Park cuando iba para La Nación. Entré al Luna Park en el 74 por primera vez. Recuerdo ver en el gimnasio a (Carlos) Monzón saltando la soga. Estaba (Horacio) Saldaño en el ring. Y (Víctor) Galíndez.
 
 
Conoció como pocos ese templo del boxeo que fue el Luna Park: “Me dio el toque de horno final en los tiempos más difíciles que tiene un joven. Estuve ahí desde mis 16 hasta mis 56”. Asegura que no sólo le dio el saber boxístico, sino también el respeto por la veracidad informativa, un código ético y entender hasta dónde va la viveza: “El boxeo es el cielo o el infierno; no hay purgatorio. Todos los días era un examen de crecimiento personal, pero sin pisarle la cabeza a nadie porque eso significaba ser un traidor. Y en el Luna Park los traidores no entraban. Al Luna Park lo vi morir cuando Esteban Livera, el sobrino de ‘Tito’ Lectoure, se vio obligado a abandonarlo. Con la administración de la iglesia católica el Luna Park dejó de ser el Luna Park. Perdió el espíritu. Debió dejar de llamarse Luna Park. Ese estadio fue fundado en el '32 con un destino popular y bien pasional.”
 
 
"No creo que para ser boxeador haya que ser pobre, tener hambre o antecedentes penales. El boxeador ha venido de la pobreza digna del trabajador. Y hoy la pobreza digna del trabajador no existe. Hoy el joven no se mete tanto en el boxeo porque no está tan ligado al sacrificio como sí lo estaba el joven del siglo 20. El joven del siglo 20 se 'rompía' para salir de la pobreza. El boxeo es un mundo de sobrevivientes. El joven del siglo 21 aprovecha la situación nacional para mostrarse quejoso y vivir del altruismo del Estado.
 
La foto de perfil de WhatsApp de Príncipi lo muestra joven, acompañado por Carlos Monzón. Fueron amigos. Y vale la pena saber qué significa el excampeón mundial para Osvaldo: “Trabajé en su época de campeón como un simple cronista y me trató muy bien. Y en su tiempo de retiro y en su tiempo de desgracia las vueltas de la vida me acercaron a él. El tema Monzón no admite ningún tipo de salida ni de defensa. Lo que pasó es un tema condenable y condenado, repudiable y repudiado. Me pregunto qué puede pasar con uno cuando cree que maneja su raciocinio en cualquier circunstancia límite. Y tengo mucho miedo de algún día fallar. Creo que a Monzón le pasó eso. El día que le falló, murió su mujer y, en vida, ese día también empezó a morir él.”
Al querido Osvaldo Principi, muchos lo definen como: “El poeta del Boxeo”. Su relato es marca registrada. Supo fusionar el periodista especializado en boxeo con el personaje emparentado con el humor en la tv. Pero supo marcar el límite entre ambos y logró cariño del público incondicionalmente.