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Pepe Cibrián: "Por más que fracase siempre sigo apostando al amor”
Sábado, 17 Agosto 2024 22:36

Pepe Cibrián: "Por más que fracase siempre sigo apostando al amor”

El reconocido actor, director escritor, autor y dramaturgo, conversó en Íntimamente con Alejandra Rubio de su vida, su historia, su presente, el próximo estreno el 16 de agosto en el Teatro Regina de “Wilde, un hombre”, su estreno para abril de “Regina” protagonizada por Andrea Del Boca, sus inagotables proyectos, su devoción al trabajo, su nuevo matrimonio y su apuesta eterna al amor.

 “A Eze lo conocí por Tinder. Yo no salgo, no voy a reuniones, no me relaciono con otras personas si no es por trabajo. En este sitio yo pongo lo que quiero y empiezo a relacionarme. Fue muy divertido como se dio todo con Ezequiel. Yo puse mi foto con mi nombre y el no creía que fuese yo. Me escribió diciéndome que dejara de mentir y nos terminamos enamorando. Yo siempre apuesto al amor. Muchos me dicen: ‘Otra vez Pepe’ y yo contesto: ‘Si, por supuesto’. Yo soy actor, director y productor y eso es mi vida. ¿Si me va mal en una obra, no voy a volver a subirme a un escenario? ¿Voy a dejar de ser actor, productor o director? ¡Obvio que no! En el amor es igual. Si tuve una mala experiencia, la dejo atrás y sigo en busca de lo que quiero y me hace bien al alma.”

Si algo es el gran Pepe Cibrián, es un hacedor incansable. Siempre está en actividad, con miles de proyectos concretos y así los relata: “Esta semana estreno en el Teatro Regina ‘Wilde’, la vida del dramaturgo Inglés Oscar Wilde. En abril una obra mía ‘Regina’ con Andrea del Boca como protagonista. Es la vida la primera Dama argentina Regina Isabel Luisa Pacini Quintero de Alvear, casada con Marcelo T de Alvear. Después estoy en la pre producción de algo hermoso, que no te puedo decir todavía. Es algo que ya se hecho y es muy grande. No sé si lo haré en el 2025 o 2026, porque las salas que necesitamos para este proyecto ya están muy ocupadas el año que viene y prefiero esperar porque es una producción muy grande. Con el Jorobado estamos de gira y nos está yendo fantástico. Con Wilde estaremos dos meses en el Regina, y después también nos iremos de gira con la obra por el todo el país."
“Wilde, un hombre” es la tragedia de un Hombre, Wilde es el destino que él mismo elige y que lo lleva en vida a ser derrotado para luego la historia lo convalide como el segundo escritor más importante de la lengua inglesa, luego de Shakespeare. Es la historia del hombre con sus debilidades y sus grandezas. Marca de un modo vertiginoso tiempos pasados con tiempos presentes, habla de una inconciencia que lo lleva a su propio destino. Habla de su relación con su amante Bossie, con su madre Speranza, con su esposa Constancia y con la sociedad en pleno. Esta obra hoy interpretada por Pepe Cibrián Campoy en el papel de "Wilde" y Ana Acosta en el papel de la madre, fue estrenada originalmente por la querida Ana María Compoy, la madre de Pepe, en el 2004.
 Este re estreno, a 20 años del estreno original, es en homenaje a la gran Ana María Campoy y así lo cuenta el propio Pepe: “Este re estreno lo idee por mi madre y en homenaje a ella. Cuando hicimos esta obra ya estaba muy enferma; tenía EPOC y enfisema. Luego de su muerte, su médico me confesó: ‘Tu madre vivió dos años más para poder hacer esa obra con vos’. Ella ya no podía caminar, se apoyaba en un bastón. La puesta original  de ‘La importancia de llamarse Wilde’ estaba pensada para que su personaje estuviera en un sillón. Pero, hacia el final del texto, la madre debía acercarse a Oscar Wilde y llevarlo hacia un pedestal, a la gloria. ‘Bueno, mamá. Vos señalame el pedestal y yo voy solo a la gloria’, le dije y nos reímos. El día del estreno, tiró el bastón al carajo, se paró y me llevó al pedestal. El escenario es mágico. Cómo no voy a vivir la experiencia del teatro con pasión.”
Las propuestas televisivas no faltan, pero Cibrián confesó que no cree hacer televisión este año: “Hubo una propuesta firme para realizar un ciclo de entrevistas en la Tv Publica, pero luego todo se fue diluyendo. A mí no me gusta mezclarme con ningún gobierno y prefiero que quede así. Al principio hablamos mucho, pero cuando el rumor salió ya no continuamos con las charlas. También dijeron que iba ser jurado del ‘Cantando’ y eso es una locura. No la pasé bien y no volvería a hacerlo. Quería que fuese más duro y yo no quiero maltratar a la gente.” Sentenció.
Sin dudas Cibrián es uno de los grandes artistas que han hecho mucho por el mundo del espectáculo, el Teatro Musical en Argentina y el matrimonio igualitario. No para de trabajar… pero, a sus 76 años, no descuida el amor: “Este ha sido un año muy particular. Este año me casé con Ezequiel, viajamos juntos a Europa y disfrute mucho. Es un gran compañero. Es un hombre ya hecho. Tiene 41 años, una empresa de turismo, una familia maravillosa que amo, amigos encantadores y es un gran compañero de lucha, de opiniones, de intercambio de ideas… viajamos mucho, disfrutamos de mi casa, que para mí es mi paraíso… Tengo el privilegio que la gente me ame y hoy también de tener junto a mí el amor. 
"Tuve compañeros fantásticos, pero no logré formar una familia. En esos años luché mucho por la posibilidad de que las parejas homosexuales pudieran adoptar chicos. ¡Habiendo tantos chicos de la calle, sin papás, sin nada, y tantas personas con deseos de darles una buena vida! A la vez, todos los que boicotearon las adopciones homoparentales con el argumento de la importancia de que los niños tengan un papá y una mamá no corrieron a adoptar, sino que se quedaron en la casa viendo Netflix. Durante 15 años quise adoptar, intenté por todos los medios legales. Intenté tener a tres hermanitos para que no sean separados, pero nunca se dio. Pero sé que a través de mi postura ayudé a otras parejas homosexuales a que adopten y eso me pone muy feliz", aseguró el director.
Recordando uno de los momentos más difíciles de su vida, Pepe aseguró: “Yo, cuando tenía 18 años, tenía muchos conflictos con mi sexualidad, sentía mucha culpa por ser homosexual. Mi papá era un quijote; un hombre culto, fuerte y maravilloso. A veces discutíamos. Una vez, mientras estaban de gira por Tucumán, peleamos. Yo me fui a mi cuarto, enojado. Mi madre vino a la habitación y me mandó a pedirle disculpas. Fui a su cuarto, recuerdo que él estaba leyendo y yo lloraba. ‘¿Qué quieres?’, me preguntó. ‘Mira papá, te quiero decir que tengo algo que me genera mucha angustia: soy homosexual’. Él levantó la vista de la lectura, me miró y me dijo: ‘Se es hombre en la vida, Pepe. No en la cama’ Esa frase me marco de por vida y me dio el alivio que necesitaba. Yo me había hecho un mundo y mi padre lo tomo con toda naturalidad.”
José Cibrián nació en La Habana, Cuba; el 13 de mayo de 1948, durante una gira teatral de sus padres, Pepe Cibrián (padre) y Ana María Campoy y así lo cuenta: “Papá nació en 1916 en Buenos Aires, en una gira; mamá nació en 1925 en Colombia, también en gira, luego creció en España. Y yo nací en 1948 en otra gira, pero en La Habana. Las giras duraban meses y yo nací ahí. Su historia de amor fue maravillosa. Mamá se enamoró de papá cuando ella tenía muy pocos años, era una nena. Papá era el novio de una miga de ella que era mucho más grande. Siempre contaba que un día abrió la puerta y lo vio a mi papá con un traje azul cruzado y se enamoró perdidamente. Obvio que mi papá se reía de la situación. El flechazo ocurrió muchos años después cuando unos productores norteamericanos ya habían convocado a mi madre para filmar en Hollywood. Mi padre vio, en México, una foto de ella, quien tenía 21 años y ya era una estrella, y quedó prendado por su belleza. Vio esa imagen y se puso loco. Llamó a Jorge Negrete y a [Jorge Moreno] “Cantinflas”, de quienes era muy amigo, y les pidió que organizaran una comida con ella. Se conocieron esa misma noche. A mamá, él le pareció un pelotudo total; así me lo contó ella. Pero él quedó hechizado. A los dos días la volvió a llamar, a los tres días estaban viviendo juntos y nunca más se separaron. Un tiempo después, viajaron a Cuba, donde llevaron un espectáculo porque en ese país siempre les había ido bien y fue un fracaso. Tan mal iba la cosa, que papá habló con mi madre, que ya estaba embarazada de mí le dijo de quedarse en La Habana; mientras él giraría por otras ciudades, para remontar las cuentas. Así lo hicieron. Pasan semanas y mi madre entra en trabajo de parto. Cuando se descompone, mamá se va a la mejor clínica de El Vedado, que es una zona como Barrio Norte. Llega, se presenta como la esposa de Cibrián y la tratan como a una reina. Allí finalmente nazco yo, una criatura de cuatro kilos para una mujer que pesaba 41. Al día siguiente, el administrador de la clínica pasa a verla. ‘Señora Cibrián, qué honor tenerla aquí. Su hijo está maravillosamente bien’. ‘Gracias, qué bueno’, contesta ella. Y sigue: ‘Ahora, le quiero decir una cosa’. ‘Dígame’. ‘Que no le voy a pagar’. ‘¿Cómo que no me va a pagar?’. ‘Bueno, yo le voy a pagar. Pero hoy no. Algún día’. ‘Señora, eso no se puede’. ‘Mire, haga lo que quiera, me da igual, pero no tengo el dinero’. ‘¿Y entonces, por qué lo hizo?’ ‘Porque yo para mi hijo quiero lo mejor. Ahora ya está, ya ha nacido. Mándeme a la policía’ (risas). Por supuesto, después pagaron. Pero esa actitud heroica… Mi madre estaba loca”.
La gira continuó y “Pepito” llegó a la Argentina con dos años: “En ese momento, nos instalamos en una especie de apart hotel de la Avenida Córdoba. Mis padres habían reunido un buen dinero y estaban tranquilos económicamente. Produjeron una obra apenas llegaron y no les fue bien. Una vez más, lo perdieron todo. Entonces nos fuimos a vivir a Liniers, a una casita en la calle Carhué, que era de tierra. No teníamos un mango. Luego las cosas empezaron a mejorar, nos mudaron a una casa en Flores y luego a un petit hotel en Callao entre Alvear y Posadas, donde vivimos hasta que cumplí 12 años. Fui muy feliz allí. Iba al Belgrano Day School y mis amigos de la primaria eran adorables. Todos venían a casa. A mí me gustaba jugar a los faraones. El faraón siempre era yo, obvio. Ellos lo sabían, pero les gustaba jugar igual porque yo inventaba historias distintas cada día; claro, era un pequeño autor y director… Para mí, ser el faraón era ser el creador. El que crea una novela o una obra de teatro es Dios: ahora llueve, a este personaje lo mato, este otro se enamora. Sos Dios. Y yo quería ser Dios. Pese a todo mi infancia fue muy solitaria. Mis padres trabajan mucho y yo pasaba muchas horas en el colegio o en soledad.  Ellos me amaban con pasión, pero sufrí muchísimo. No lo reprocho, pero eso no significa que no lo haya padecido".
“Siempre fui actor, desde la panza de mi madre. Recuerdo un día que tendría dos años y subí al escenario y ame los aplausos. Ahí ya supe que ese sería mi camino. A los 17, cuando terminé el secundario. Debuté con Eduardo Bergara Leumann. Él era muy amigo de mi familia porque era un gran vestuarista. Tenía la Botica del Ángel, la original, y me llamó. Yo, muy atrevido, subía a ese tablado y con Luisa Pericet, una grande, recitaba poemas. Hacía lo que podía… jajaja. A mí me enorgullece tremendamente haber sido hijo de esos padres. Pero yo pude ser yo. Laburo como un animal desde los 18 años. Desde muy chico monté espectáculos. Lo hacía en donde fuera; si era un sótano berreta con olor a pis de gato yo ponía incienso, pero lo hacía. Un día, el gran empresario Carlos Petit, muy amigo de mis padres, vino a comer a casa. Yo tendría unos 24 años y estaba haciendo un show en uno de esos lugares pero, claro, no iba nadie. Entonces estábamos en la mesa, mis padres y Petit con su mujer, y yo empecé: ‘No puede ser, este país de m… Me quiero ir porque acá no hago más que fracasar, fracasar y fracasar’. Petit me interrumpió: ‘No, Pepe. Vos nunca fracasaste. ¿Sabés por qué? Porque para fracasar, primero hay que tener éxito’. Me dejó perplejo, pero me enseñó muchísimo. No paré de trabajar y de intentarlo. Eso está en mi ADN. Buscar las oportunidades, generarlas. Recuerdo cuando se me ocurrió verlo a Tito Lectoure de casualidad. Yo no tenía idea de qué proponerle, ni un peso para hacerlo. De repente, pensé en Drácula. Ni había leído la novela; sabía solo que chupaba sangre, jajajaja. Así nomás fui a hablar con él. Y creo que le generé algo que él necesitaba en ese momento, que era la pasión. Cuando él se alejó del box, hastiado por la corrupción, empezó a alquilar el Luna Park, lo cual le daba mucha tristeza. Entonces llegó este delirante, le propuso hacer Drácula y se entusiasmó. Mucho tiempo después, le pregunté: ‘¿Por qué me diste tanto?’ Me contestó: ‘Porque yo estoy acostumbrado a hacer campeones, Pepe’. Y a mí me hizo campeón. En 10 años hice 400 Luna Park. Se lo agradeceré de por vida.” Relató emocionado Cibrián Campoy.
Con muchísimos trabajos por delante, obras sin estrenar y estrenadas casi sesenta. Pepe es el más importante representante del Teatro Musical Argentino. El creador de ‘Drácula’, ‘Aquí no podemos hacerlo’, ‘El Jorobado’, ‘El fantasma de Canterville’, ‘Calígula’, ‘Cleopatra’, ‘Lord’, entre tantos otros éxitos… Obtuvo el premio Argentores como Mejor Autor de Musicales. Varios premios ACE, Estrella de Mar, Prensario y Hugo, entre tantísimos otros. La Legislatura porteña lo nombró Ciudadano Ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es reverenciado por sus discípulos y amado por el público. Sin dudas una de las más grandes figuras del espectáculo argentino.