Cuando se ve a Silvia Peyrou, una de las más recordadas bombas sexy de los 80, es difícil imaginar la tortura mental que vivió por años antes de sobreponerse y superar una “entrega” y terrible violación cuando aún era menor, que la llevaron a pensar en quitarse la vida en más de una oportunidad:”Yo tenía un noviecito y supuestamente íbamos a tener nuestro primer encuentro sexual, me invito a su casa sabiendo que sus padres no estaban, de repente el desapareció y entraron dos hombres que aparecieron de la nada. Fue tremendo, no solamente me violaron, sino que me golpearon hasta desmayarme. Al despertarme me vi toda llena de sangre. Como pude, me fui a mi casa y le dije a mi mamá que me habían robado. Sentí culpa. Yo le había mentido para encontrarme con mi novio. No tenía palabras para contarle, ni a ella, ni a nadie, lo que había pasado. Hoy lamento profundamente no haber hecho la denuncia en aquel entonces. Era muy chica, mi padre era policía, y yo realmente sentí mucho temor, mucho miedo, mucha inseguridad, estaba muy vulnerable.” Aseguró la actriz que recién se animó a contárselo a su madre cuando cumplió los 21 anos.
Continuando con el relato, Peyrou recordó: "Fue muy duro, tuve mucho tiempo de terapia, después de eso hasta tuve intentos de suicidio porque no podía vivir con eso. Me torturaba. Tuve muchísimos episodios en los que tenía ganas de desaparecer de este mundo porque no podía creer lo que me había pasado, tenía sueños con las caras, fue durísimo, una cosa es contarlo y otra es vivirlo. Quería despertar y que haya sido una pesadilla. Eso me marcó por muchísimo tiempo. Es más, me alejé de mi vida sexual muchísimo tiempo. Yo para poder volver a ser una persona normal y empezar a creer en un hombre tuve que hacer años y años de terapia. Fue complicado. Veía un hombre y sentía rechazo. Una cosa es contarlo y otra haberlo vivido. Lo más importante, es que logra superarse. No hay que bajar los brazos, el momento no se puede cambiar, hay que hacer todo para superarlo.”
Silvia Mabel Peyrou, es su nombre verdadero .Nació en el barrio de Flores en Buenos Aires. Y, sin dudas, su destino era el espectáculo: "Estaba bailando a los 15 años en una boite de Flores que estaba muy de moda, apareció un productor y me dijo: '¿Te gustaría bailar en televisión?'. Y como toda piba de esa edad lo hice como un juego", dice. Su primer trabajo fue en el programa El sabe fútbol, del viejo Canal 7: cuando se hablaba de un partido, dos chicas -cada una con una camiseta diferente- entraban a escena a hacer una coreografía. Silvia era una de ellas. Un año después su madre tenía que firmarle la patria potestad para que pudiera irse de gira por Bolivia, nada menos que con Armando Manzanero y Gloria Gaynor. Y de ahí a las plumas y las lentejuelas: "A los 17, también en un boliche bailando, me vio Carlos A. Petit -el zar de la revista- y me trajo a una obra que se llamaba Los años locos del Tabarís, con Moria Casán, Orlando Marconi, Mario Sánchez, Carmen Barbieri y Tandarica. Era muy chica y me pasaron muchas cosas en ese transcurso, porque había bailarinas que eran más grandes que yo y había muchos celos, obviamente."
Así recordó, la ex vedette, sus comienzos:"Aunque trabajé de mostrar mi cuerpo, era muy tímida. De vergüenza, me escondía cuando pasaban por mi casa los amigos de mi hermano mayor y de repente me estaba sacando la ropa sobre un escenario ante cientos de personas. Recuerdo que la primera vez que tuve que salir en topless no quería salir al escenario. Trataba de hacer los giros rápidos para que no me vieran. Hasta que me aggiorné y pude darme cuenta de que es un trabajo como cualquier otro y superar mi timidez."
Salir a comerse el mundo también fue una forma que su estructura psíquica encontró para superar la experiencia dolorosa: la violación que sufrió por aquellos años. "Esto de salir en la tele fue como entrar a la casa de cada una de esas personas que me hicieron daño y decirles 'miren, acá estoy, miren cómo voy a crecer'. Eso me dio esa fuerza para encarar esto. Me podría haber quedado solo con lo malo. Pero quería vivir y vivir mejor, y demostrar que podía."
En teatro, en cine, en TV y en tapas de revistas como Libre o Playboy, Silvia fue cultivando su imagen de bomba sexy, exuberante e irreverente, a lo que el medio reaccionó -cómo no- con más machismo. "Fueron situaciones muy incómodas. Hubo capocómicos, productores o directores de lugares donde yo trabajaba que si no salías con ellos no te daban letra. Y bueno, no me daban letra. Cuando recuerdo esos momentos, a veces digo: 'qué buen actor, qué buen productor, qué buen director... pero como persona deja bastante que desear'. Lo bueno es que me hice fuerte y nunca más hice algo que no quise, supe hacerme respetar."
Estar bajo el ojo público las veinticuatro horas del día deja sus secuelas: "Es como que siempre estás actuando, nunca sos vos. Al principio te parece que es parte del laburo, hasta que te das cuenta de que el trabajo es eso y la vida es otra cosa". Aún disfrutando la exposición, estar a la altura de lo que el público pretende en todo momento le resultó agotador: "A mí me costó terapia. Ser actriz es ser varios personajes, y me costó decir '¿cuál soy yo?."'
Las mismas múltiples personalidades se ven en su ecléctica carrera cinematográfica, en la cual alternó películas de exploitation erótico como Correccional de mujeres (1986) o Paraíso Relax (1988) con papeles más profundos como el que interpretó en Abierto de 18 a 24 (1988), por el cual se llevó el premio a Mejor actriz en el Festival de Cine de Montreal. "Mirando para atrás: no puedo decir que no. Me viene un libro, me divierte, lo hago. Veo el trabajo y me fascina actuar, pero tendría que haber manejado un estilo.”Aseguró.
En su vida y su carrera siempre se reinvento, el eterno amor por los adultos mayores la llevo a trabajar muchísimo para ellos y, muy pronto, volverá con Extinguidas de Jose Maria Muscari en forma online junto a Adriana Aguirre, Noemi Alan, Sandra Smith, Luisa Albinoni, Naanim Timoyko, Mimi Pons, Patricia Dal, Pata Villanueva y el recuerdo a la querida Beatriz Salomón.
En su vida personal tuvo muchos amores, pero el amor que la sanó fue el de su hijo, pese a ser madre soltera: "Gracias a Dios tengo una familia intensa, nos comunicamos todo, nos apoyamos en todo, y yo no quería que pasara por situaciones que eran incómodas. Él tenía toda la libertad, a partir del día que fuera mayor de edad de hacer lo que quisiera. Es más, tiene todo el derecho del mundo de hacerlo, lo hablamos mucho y es una de las cosas que él me dice: 'Mami, no hay nada más hermoso que me haya pasado que tenerte a vos'. Él tiene muy claro que tiene una madre, que tiene una familia maravillosa y que no tuvo padre, y que no fue necesario. El nacimiento de mi hijo no solo me trajo alegría, me devolvió la vida.” Contó emocionada la actriz
Su vida y su historia completa, en su propia voz, aquí en Íntimamente con Alejandra Rubio