Es el último Día de la Lealtad para un gobierno en el que se la pasaron sacándose los ojos entre ellos. Aunque esa no fue su principal deslealtad. Dejan al país arruinado mientras otro pornográfico espectáculo de corrupción se devela ante los ojos de todos.
Cristina Kirchner, sigue sin decir una palabra del escándalo del yate. Contrastaría seguramente con lo que decía antes sobre Martín Insaurralde a quien elogiaba por su vida ejemplar.
El silencio de Cristina deja en claro en qué consiste realmente la lealtad para el peronismo kirchnerista. La lealtad es complicidad. Además, condenada por corrupción, aunque la sentencia no esté firme, qué podría decir la señora Kirchner.
Será por eso que tampoco se sabe nada de lo que opina su hijo, que a Martin Insaurralde lo llamaba socio. Y eso que Máximo Kirchner es candidato a diputado nacional y uno espera que los candidatos den explicaciones, o se expresen. El hijo de la vicepresidenta, hizo la campaña más silenciosa que se recuerde. Busca que no lo vean, que ni recuerden que está por ahí en la boleta, así lo votan.
¿Y qué decir del concepto de lealtad que maneja Sergio Massa? Un leal a sí mismo. Capaz de cambiar de lealtades sin ponerse colorado.
Hay algo en Massa que hace recordar al personaje de House of Cards, Frank Underwood, ese político que hacía al público cómplice de sus engaños y mentiras, seguro de que eso los deleitaría y de que premiarían su ambición desmedida. Miren cómo les miento, decía Frank a la cámara con cara de fumar bajo el agua.
Pero hay algo -incluso en esa complicidad con el votante peronista del “roban pero hacen”- que se ha roto. Las fotos de Marbella muestran que se robó demasiado y que se hizo poco. Más bien hicieron todo trizas. Si el que aplaudía al Frank Underwood de Tigre, compara su empobrecimiento con el yate, siente la deslealtad como una piña en el estómago. Y eso que el yate es una moneda al lado de lo que empieza a aparecer en la superficie. Por caso, en estas horas, denunciaron al ex intendente del Partido de la Costa Juan Pablo de Jesus de ser el testaferro de Insaurralde.
Y precisamente hablando de lealtades cómplices, ¿de qué otra manera puede llamarse que todos los hombres del entramado recaudatorio de Insaurralde sigan en sus cargos? El más notorio es Federico Otermin, Presidente de la Cámara de Diputados Bonaerense, y candidato a intendente de Lomas, que ni hizo el ademán de bajarse de la candidatura a pesar del escándalo de Chocolate y las tarjetas de la corrupción. Eso sí, a los que salieron con un yate con ruedas a protestar, les mandaron la policía.
El ministro candidato busca hacer control de daños respondiendo que él pidió la renuncia de Insaurralde y que la investigación se circunscribe a los viajes.
La justicia investiga mucho más que los viajes. Bajo la presunción de lavado de dinero proveniente de la política se investiga los bienes y también cuentas no declaradas en el exterior con una pesquisa que ya suma exhortos a España, Uruguay y los Estados Unidos, y que no sólo tiene que ver con el acuerdo millonario de divorcio con Jessica Cirio que para los investigadores, sí existió.
Dicen en la fiscalía, “Quieren encapsular esto en algo chiquito, y no es chiquito”.
¿Será por eso que el peritaje al celular de Julio Chocolate Rigau recién se hará el viernes cuando ya rija la veda electoral? Aunque es otro caso, es el eslabón que une a hombres de Massa con Insaurralde.
El efecto Yate parece la mancha venenosa. En estas horas se supo que los intendentes del PJ anticipando un masivo corte de boletas y ante el riesgo de ser derrotados, envían a los vecinos sus boletas con Massa, pero también con Milei. Son los primeros en reconocer que Javier Milei es la nueva incorporación del peronismo. Para Javier, es su primer Día de la Lealtad y se notó ayer cuando recorrió Lomas de Zamora sin alusiones al escándalo de Insaurralde. Hoy se supo que Luis Barrionuevo le acercó los servicios del histórico custodio de Carlos Menem. Delicias del peronismo explícito.
Para ponerle color al día de la lealtad podemos sumar una curiosa medida del gobierno que consiste en abrir un registro para que los usuarios renuncien al subsidio del transporte y paguen el precio completo que podría ser de hasta 20 veces más. La insólita idea busca mostrar lo que pagarían si la oposición bajara subsidios y es difícil de creer que alguien se anote para pagar más algo en este momento. Pero lo más triste, lo que queda en evidencia, es que tanto empobrecieron a los trabajadores, que muchos no podrían pagar el valor real del colectivo o del tren.
La parte malvada, es que hasta parecen disfrutar de cuánto la gente depende del estado. Horrible es poco.
Recordemos en este Día de la Lealtad que termina un gobierno que deja como legado un fenómeno sin precedentes: que ya no alcanza con trabajar para no ser pobre. Y que más del 30% de los trabajadores registrados, aunque tengan trabajo son pobres. Eso sí, les bajaron ganancias a los sueldos más altos. Feliz Día de la Lealtad con Moyano porque con los argentinos no fueron leales.
