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Miércoles, 18 Octubre 2023 16:30

"Hijaputez"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas

No sé por dónde empezar. Dejé registrados los episodios en mis notas. Y siempre me cuido de no hacer generalizaciones porque uno puede caer en injusticias. Pero lo que se fue sumando en mi lista muestra una suerte de tendencia entre lo delirante, lo autoritario, y lo absurdo en varios exponentes de La Libertad Avanza.

Para empezar. Es como entrar al bar de la Guerra de las Galaxias y encontrar gente que elogia a la Gestapo Nazi, que proclama que los gays son discapacitados, que insulta diciendo mogólico, que manda a los jóvenes a “vivir” a sus padres, que promueve la libre portación de armas, la venta de órganos, y cuando ya nada parecía sorprender, una candidata a diputada que propone legislar la renuncia a la paternidad porque las mujeres pinchan los forros.

Durante toda mi vida me pareció que abandonar a los hijos es una hijaputez. La hiciera hombre o mujer. Jamás pensé que iba a escucharlo como propuesta legislativa. Basta con escuchar a cualquier persona abandonada por sus viejos.

La comparación que hace con el aborto es engañosa, malintencionada y sus palabras denotan enorme desprecio por las mujeres.

Pero la cuestión no termina ahí. La candidata Lilia Lemoine también expone con qué rapidez la nueva política se parece a la vieja.

Si esto no es casta, la casta dónde está. ¿En el sindicalismo más rancio? También lo tienen. ¿En la reivindicación de la dictadura? También la tienen. Milei y Massera explican la dictadura de la misma manera. Se cargó hasta el Juicio a las Juntas.

Y a la new casta, como la llamó un tuitero, no le falta ni la canallada de negar a José de San Martín como libertador de América.

Todo esto no lo digo yo, lo dijeron ellos. Es tan abrumador, que cuando uno se remonta al concepto de “las ideas de la libertad”, no sabe dónde encontrarlas.

La libertad no se reduce a las libertades económicas. Sin libertad de expresión, no hay democracia y estamos ante una maquina canceladora igual o peor que los k, que hostiga y descalifica a cualquiera que los critique. Pero es aún peor, porque la intolerancia de sus referentes ante la prensa, si a algo hace acordar cada día más es al kirchnerismo. Donde unos decían esbirros de Clarín, estos dicen ensobrados, donde unos decían prensa hegemónica estos se burlan de movileros, o profieren insultos en vivo y en directo.

El liberalismo clásico, apunta a la construcción de sociedades donde las personas tengan la mayor cantidad posible de opciones para su desarrollo, y así garantizar su libertad. Propone tolerancia, no propone otro dogma, y menos un dogma supremacista. A lo de los dogmas construidos revolviendo la bronca y el resentimiento ya lo conocemos. ¿Saben como se llama? Se llama Populismo. ¿Saben como se llama? Se llama kirchnerismo.

Gracias, pero no gracias. A las libertades no nos las tiene que dar nadie. Están ahí, en la constitución. Modesta y seria. Resistente a pesar del chavismo k. Democrática y republicana. No requiere de ningún culto a la personalidad ni de ningún mesías. Viene con rezo laico y con un aguante inconmensurable a cada nuevo salvador de la patria que nos terminó jodiendo la vida.

Como dicen los que saben, no se trata de nueva o vieja política se trata de buena o mala política. Eso incluye sobre todo que las propuestas además de estar dentro de la ley sean realizables. No es manipular la bronca de una sociedad agotada para enojarla todavía más y usarla para llegar al poder.

Si ante la carencia de estructura o de gobernabilidad, los supuestos nuevos ya se arrojan a los brazos de lo peor de lo viejo, me temo y debo decirles que fueron abducidos. Abducidos por Massa primero y por Barrionuevo después. Y Cristina los espera con los brazos abiertos. Tantos pibes riéndose de los viejos meados y les van a terminar cambiando los pañales con olor a corrupción.

Igual, quédense tranquilos, porque cualquiera puede equivocarse. Todavía tienen tiempo para, en caso de error, buscar que les den una mano sus padres, que, por cierto, no renunciaron a ustedes. No porque fueron estúpidos, no porque fueron vivos, sólo porque fueron buena gente, o tipos responsables, o seguros de que eso, en cualquier caso, abandonar a un hijo, hubiera sido simplemente, una tremenda hijaputez.