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Lunes, 23 Octubre 2023 13:43

"El cisne negro fue Massa pero la grieta no murió, se balcanizó"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas

Al final el cisne negro fue Massa pero la grieta no murió, como él dice, se balcanizó. 

Su maquiavélica estrategia para desarmar a Juntos por el Cambio fue formidable y constó de dos tiempos: diseñar la criatura que lo suplantaría, alimentarla y luego neutralizarla vaciándola de su apoyo. El miedo a su Frankenstein Milei terminó haciéndolo atractivo a él para cierta progresía y clientes de la teta del estado, pero además aprovechó una fragmentación de la que Juntos por el Cambio nunca se sobrepuso. La coalición Pro UCR está tensionada para la ruptura. El sector de la UCR que encabeza Gerardo Morales ya hace migas con Massa. Pero hay otro sector que intenta mantener unido el espacio y abrirse paso en el electorado “ni-ni”: los que no votan ni Massa ni Milei. Un tema crucial es qué hará el Pro. 
 
Los votantes republicanos no la tienen fácil en esta orfandad que les depara la segunda vuelta. El ballotage les ofrece una opción entre dos complicidades. Aunque Massa se maquille de centrista es la continuidad de un experimento corrupto que busca la impunidad. Y aunque Milei se muestre republicano sigue siendo un experimento bizarro con riesgo autoritario. Uno espanta por cagador, el otro por loco. 
El combustible que alimentará a Milei camino al ballotage será el anti kirchnerismo pero es difícil creerle a un líder que se asoció a Barrionuevo, infiltrado por Massa en las listas, y que criticó más a JxC que a los k, que ahora irá por ellos. Milei dañó posibles acuerdos de gobernabilidad con Juntos por el Cambio cuando creyó que debía peronizarse. Igual habrá pragmáticos en los que encontrará canales de acuerdo. Pero Massa lleva leguas de ventaja. Es cierto que aunque haya ganado siendo la sorpresa sacó casi lo mismo que Scioli en 2015 antes de ser derrotado por Macri. Pero Macri en aquel entonces tenía una coalición que lo legitimaba. Milei es un unipersonal. 
 
Triunfaron dos populismos pero sin las palancas de las que se toman los populismos argentinos para darse envion. No hay chance de populismo de deuda ni de populismo de inflación. Queda por delante un ajuste. Y hoy los mercados ya anticiparon su desilusión con los resultados. Cayeron las acciones y bonos del país. Massa hereda la herencia de Massa. Y Milei hereda sus promesas de dolarizacion. El horizonte sigue igual de brumoso y polarizado. La grieta es un cráter en el centro aunque Massa insista en ocuparlo. Hasta ahora fue tan o más intervencionista que Cristina. 
 
A Patricia Bullrich la dejaron sola. Se vio en el débil aporte de las estructuras provinciales. La figura novedosa e histriónica de Milei con su fenómeno de atractivo internacional incluido le quitó la bandera del cambio y envejeció al espacio. Ella no logró reconvertirse en el vehículo de un centro que quedó vaciado por los extremos. Su mensaje no pudo recalibrarse lo suficiente para sostener los votos propios ni para atraer a nuevos votantes. El orden que tanto necesitamos no sonó sexy. El daño de la opción Schiaretti fue letal y sumar a Larreta una movida tardía y para algunos un error. 
 
El analista Andres Malamud consideró que como Cristina Kirchner mantuvo la provincia y Mauricio Macri la ciudad, en realidad nada cambió. Puede que tenga razón pero este resultado es mucho más amargo para Mauricio Macri. Sus coqueteos con Milei terminaron siendo suicidas. El Pro volvió al vecinalismo. En cuanto a Cristina Kirchner, su enojo de ayer fue extraño. O no esperaba el buen resultado de Massa o inconscientemente le molesta porque la puede jubilar. Massa sumó más que el núcleo duro con ella escondida y tendrá que seguir así hasta el ballotage. Si se impone, Cristina le disputará el liderazgo condicionándolo desde la provincia de Buenos Aires donde gobernará Axel Kicillof que es su verdadero delfín. Pero Massa será menos maleable que Alberto y ella sabe que estará en sus manos su suerte judicial. Hay otra interna en ciernes en Unión por la Patria. Y puede ser tremenda. Se juegan la jefatura del PJ. 
 
El país queda más engrietado que el viernes pasado. La grieta moral está más viva que nunca. En pocos días la vicepresidenta volverá a intentar nombrar jueces para seguir su plan de impunidad. Eso votaron. Como votaron la fiesta de Olivos, el yate de Insaurralde y las tarjetas de Chocolate, el dólar a mil y la inflación galopante. 
 
No sólo está la grieta moral, ahora también está la grieta sistémica. El cruce de grietas balcaniza el territorio. Y todo ocurre en un tembladeral.