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Jueves, 14 Marzo 2024 13:31

"El Presidente, La Vice y los Idus de Marzo"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas

Podría decirse que es una guerra fría: el mejor término que describe las relaciones entre el Presidente y la Vice. Cualquier sensación de deja vu no es pura coincidencia.

La última escalada se centra en la decisión de Victoria Villarruel de convocar a sesión para tratar el DNU en el Senado, a pesar del riesgo cierto de que el decreto fundacional de Javier Milei sea rechazado lo que implicaría un duro golpe al gobierno.

Un comunicado de la Oficina del Presidente enmarcó el hecho entre las acciones de los que “pretenden avanzar con una agenda propia e inconsulta”. Por lo bajo confirmaron incluso que se referían a ella. El texto elevó la tensión a niveles de crisis en la noche de ayer. Pero en privado, el presidente bajó los decibeles esta mañana. Afirmó que no considera como un desafío a su autoridad el proceder de la vicepresidente. “Para nada”, respondió, terminante.

Una respuesta en sentido contrario hubiera dejado a la segunda en la línea de sucesión bajo sospecha de golpismo.

Desde la Vicepresidencia aseguran que no tenían margen para negarse a tratar el DNU porque el kirchnerismo cuenta con los números para convocar la sesión. Conocedores del parlamento afirman en cambio, que ella tiene delegada por el cuerpo la potestad de fijar día y hora de sesiones. Otras fuentes le agregan picante a la salsa: ¿Cuántos DNU de Alberto Fernández trató el Congreso? ¿Ninguno, verdad? En este sentido ven a la movida de la vice totalmente funcional a la oposición. Se daría entonces la paradoja de que los muchachos de Cristina terminen favorecidos por Victoria a quien hace poco La Cámpora tildó de “viuda de Videla”.

Aunque todavía nada está dicho, la sesión tuvo quorum de sobra y la moneda está en el aire. Todo dependería del voto de un senador de Misiones, que le daría números suficientes a las bancadas k pero cuyos diputados no dieron quorum para tratar la nueva fórmula de jubilaciones. En cuanto a los senadores radicales todo es incierto porque no hay una posición unificada.

Si la sesión no lograra el rechazo del DNU, sería un triunfo del gobierno, y una victoria de Victoria. Pero el riesgo de un fatídico rechazo hizo que desde anoche las teorías conspirativas subieran en densidad como la carga eléctrica de la tormenta continua que se desata sobre Buenos Aires desde hace cuatro días.

Una rivalidad abierta pero contenida en las formas, rodeada de sospechas e intrigas por el poder mutuo, es lo que caracterizó la Guerra Fría. Aliados para derrotar a Hitler, Estados Unidos y Rusia, se convirtieron después de la Segunda Guerra en oponentes ideológicos con posesión de armas nucleares y alto potencial destructivo. No es la ideología en este caso lo que tensa la relación entre Villarruel y Milei, pero sí la potencia institucional del conflicto entre ellos. Es así de peligroso por un motivo obvio: ella es la figura inmediata en la línea de sucesión y aún antes de asumir en el gobierno, arreciaban los rumores sobre facciones que contaban los días para entronizarla. Se llegó incluso al extremo de apuntar al ex presidente Macri en esta línea destituyente por sus elogios en privado al carácter de Victoria. Pero quienes más dejan correr estos sueños afiebrados provienen de filas del kirchnerismo que ven en ella la heredera indudable de la dictadura, su enemigo perfecto.

Hay mucho de intriga y mucho de deseo en todas estas versiones, pero es cierto que en algo las habría alimentado la vicepresidente, con reuniones de carácter personal con embajadores, empresarios y factores de poder, como si se cortara absolutamente sola, antes incluso de haberse sentado en la silla caliente que dejaba Cristina Fernández.

Hoy, ni al Presidente ni a la Vice les conviene un conflicto abierto, pero es claro que ella llegó muy cerca de la línea donde se encienden las alarmas. Hasta el moderado ministro del Interior Guillermo Francos calificó de error su decisión.

Por estos días, los pronósticos agoreros de muchos que deseaban ver de salida al gobierno de Milei entrado el mes de marzo, se lamentan frustrados por algunos buenos indicadores económicos. Pero está claro que, si hubiera un rechazo del DNU, lo festejarían como un gol de Messi. ¿Cómo quedaría ahí la relación Milei Villarruel? Esa es la cuestión.

En la apertura de sesiones, ambos se dieron un abrazo afectuoso y estrecho cuando el presidente entraba al Congreso. Pero en los entornos, la electrizada desconfianza es indisimulable. Lo demuestra el comunicado de la Oficina del Presidente, que la acusa indirectamente de tener una agenda propia e inconsulta.

¿A qué juega Victoria? Algunos creen que ella, relegada del corazón del gobierno, hace campaña permanente, para ser un polo de poder por sí misma, en el presente o en el futuro. Remarcan que en sus discursos no habla en nombre del presidente sino en el propio y que no defiende lo suficiente la agenda del gobierno.

La sensación de deja vu invade los muros concretos pero porosos del congreso. Una vice peleada con su presidente. El fantasma de Cristina, asediando a la Casa Rosada, se detiene sin embargo en una diferencia contundente: no es un títere puesto a dedo el que se sienta en el sillón de Rivadavia, sino el mandatario más votado, carismático y famoso a nivel global que haya dado la democracia argentina.

Estamos en las vísperas del 15 de Marzo, ese día al que los antiguos romanos consideraban un día de malos augurios e infortunio. Se sabrá en las próximas horas si a alguien envuelven las sombras cuando lleguen temibles los ominosos Idus de Marzo.