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Viernes, 15 Marzo 2024 13:25

“Lousteau rima con Moreau”

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas

Lousteau no la vio. No la vio venir. Luego de votar con el kirchnerismo fueron los principales líderes de su propio partido, los que lo dejaron solo. El off side se evidenció con un comunicado de la mayoría de los gobernadores radicales y de los presidentes de la bancada de ambas cámaras reclamando “una UCR moderna” y apoyando las reformas del gobierno nacional.

Martin Lousteau como presidente del partido quedó totalmente a contramano siendo el único de su bancada que votó en contra del decreto 70/23.

Los reveses de Milei en el Congreso vienen teniendo una capacidad reveladora: mostrar quién es quién. En el caso de Lousteau confirman que una vez más termina alineado al kirchnerismo. Sus verdaderas posiciones perdieron hace tiempo el disimulo. Al final, el pecado original de la 125, es lo que más lo define. Pero no hay que ir tan lejos. La misma noche en que Juntos por el Cambio quedó tercero y no pasó al ballotage, a pesar de pertenecer a la facción que perdió la interna, Lousteau junto a Gerardo Morales arrinconaron a Patricia Bullrich para exigirle que no criticara a Sergio Massa. Buscaban que Juntos por el Cambio, con una falsa neutralidad, le abriera el camino al candidato de Cristina.

Luego de la elección en que Javier Milei ganó con el 56% no quedaron dudas de que la mayoría de los votantes de Juntos optaron por el libertario, pero tampoco eso desvió el empeño de Martin Lousteau por conducir al partido en una dirección que tiene clara sintonía con los k. Ayer en el Senado encontró su propio límite. “Lousteau rima con Moreau”, dijo una fuente picante del partido centenario que hoy se trenza en una interna entre liberales y socialdemócratas para llamarlos de alguna manera.

Los argumentos del senador son curiosos. Dijo que votó contra el DNU porque es inconstitucional y porque el presidente es un insensible. El control de constitucionalidad es una potestad de la Corte Suprema, no del Senado, y el propio tribunal dejó claro que no suscriben a una judicialización de la política.

En lo político estaba perfectamente claro, que el rechazo en el Senado le propinaría un duro golpe al gobierno y de ese lado quedó el senador. Pero además Lousteau basa su argumento de inconstitucionalidad en la vastedad del decreto no en el contenido, y de hecho se manifiesta de acuerdo con gran parte del mismo.

¿Entonces, cual es el problema si está de acuerdo con todas esas temáticas?

Es cierto que el radicalismo ofreció leyes espejo y que el gobierno prefirió la vía rápida del decreto. Pero la discusión sobre las formas que aduce el senador queda opacada por la obstrucción y el daño que produce.

Para el presidente la negativa de Lousteau es por las cajas de las universidades.

Más allá de la polémica en torno a Lousteau, es innegable que vuelve a quedar en evidencia la debilidad parlamentaria del gobierno libertario, como también la primacía histórica del peronismo en la Cámara Alta. Pero además queda al desnudo una de las internas más complejas de la administración, la que involucra al Presidente y a su Vice.

Victoria Villarruel afirmó que ella no se convertirá en Cristina Kirchner.

Aunque el mensaje apunte a lo institucional en los efectos de la convocatoria a la sesión que perjudicó a su propio gobierno, si a alguien quedó parecida Victoria es a Cristina, que como vicepresidenta se dedicó a bloquear sistemáticamente a Alberto Fernandez. Como la propia señora Kirchner suele repetir, “no hay que prestar atención a lo que la gente dice sino a lo que hace”.

Aunque el presidente haya elegido bajar los decibeles de la confrontación las heridas que deja este traspié con su vice serán difíciles de suturar. Villarruel ya está embarcada en su propio proyecto político y eso se nota en una agenda paralela que parece agenda de campaña. A ningún político se le puede reclamar eso, pero tratándose de la segunda en la línea de sucesión, las conspiraciones están a la orden del día, sobre todo, con tantos helicópteros precalentando.

Si tomamos las palabras de Milei, ante los obstáculos sólo puede esperarse que acelere. A diferencia de cuando naufragó la Ley Ómnibus, esta vez parece abroquelado con los gobernadores y es de esperarse que su administración vuelva a sorprender tomando la iniciativa. No sabemos aún con qué.

El mayor peligro para Milei paradójicamente no es la oposición, sino que falle la senda económica. Por eso su obsesión con la baja de la inflación que es la verdadera palanca para tener gobernabilidad.

Ahora se vendrán negociaciones febriles para evitar que el DNU sea rechazado en Diputados donde la situación hoy parece más favorable al gobierno. Si lo lograra, quedarían aún más incómodos todos los Lousteau de la vida. En caso contrario sería la primera vez que un decreto presidencial es rechazado y se ahondaría la grieta con la casta. Lo anticipó en el mensaje de apertura de sesiones: si quieren conflicto habrá conflicto...