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Lunes, 02 Octubre 2023 13:48

"El yate es una propina y te hacen creer que laburan para el pueblo"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas

La descomposición es tal, que a veces a uno lo alarma no sentir el asco suficiente. O haberse acostumbrado a tanto. Hasta que cruzamos una línea más en esta gangrena de corrupción y la impudicia queda tan al desnudo que, supera hasta lo que imaginábamos.

Si el horror es un sentimiento de espanto ante lo terrible, aquí la repugnancia se hace una cuestión personal porque lo que vemos es el robo de lo público, que ocurre mientras al menos un millón de chicos no tendrá lo suficiente para comer a lo largo del día.

La estética narco de la corruptela destapada completa la postal veraniega de la degradación.

¿Dónde está la que se robaron? Siempre por una cuestión evidente, sabemos que la que se robaron es la que falta. Pero cuando la ves. Cuando algo le pone forma, concreta y real, es como si te pegaran una patada en el estómago. En la boca del estómago, ahí donde se aloja la náusea.

Sólo el salario mínimo de Venezuela es más bajo que el de Argentina en la región, -por dar sólo un ejemplo-, y en esta humillación por tanta miseria, en medio de tanta necesidad, es que aparece en escena el viaje de lujo de Martin Insaurralde con su novia, en un yate cuyo alquiler para navegar las aguas azules de Marbella es de 12 mil euros por día.

Ella postea carteras Vuitton, joyas Cartier y un reloj Rolex. Y fotos claramente tomadas cuando el político no podía advertirlo, además de un video manteniendo relaciones sexuales. El mismo dirigente político del PJ bonaerense había sido denunciado elípticamente por el periodista más influyente del país por un acuerdo de divorcio que alcanzaría los 20 millones de dólares mientras en su cuenta declarada hay apenas unos 600 mil pesos. ¿Cuánta plata tenés que tener si el acuerdo es por 20 palos?, pregunta cualquier hijo de vecino. La política como una fuente de enriquecimiento ilícito mientras fabrican pobres con la misma eficiencia con que roban. Lo tremendo es que no estamos ante ineficientes. No son ineficientes en el estado. Son eficientes. Pero lo toman para esto.

El nombre de Insaurralde también aparece cuando se tira del hilo envenenado que destapó el caso Chocolate, ya que su mano derecha y delfín para comandar Lomas de Zamora es Federico Otermin, al que responde el puntero que fue encontrado con 48 tarjetas extrayendo dinero. “Corrupción de inmensurable trascendencia”, había dicho el juez antes de que los camaristas buscaran explicar lo inexplicable para salvar a Chocolate.

Pero ahí no termina la historia. Ahí apenas empieza. Martin Insaurralde, era el hombre fuerte de Máximo Kirchner en el gobierno de Axel Kicillof. A tal punto, que a sus instancias, había llegado a ocupar el cargo de Jefe de Gabinete, que ahora el gobernador decidió eliminar sin poner un reemplazante.

Aún le debe dar escalofríos a Kicillof pensar que hasta último minuto hubo intentos para que Insaurralde fuera su compañero de fórmula como candidato a vicegobernador, en el traumático cierre de listas del PJ bonaerense. Cada vez que vea a Verónica Magario, Kicillof la verá parecida a Angelina Jolie, después del “yategate”.

Pero está lejos de terminarse allí el impacto. Aunque sólo haya sido un candidato a concejal, que increíblemente, tardó dos días en renunciar a su postulación, todos saben que Insaurralde era Máximo, y si era Máximo, era Cristina. Por eso ella fue quien tuvo la decisión final en cada instancia del escándalo: desde la renuncia a su cargo hasta la renuncia a su candidatura. Como cuando Capitanich lo tuvo que bajar a Emerenciano, el peronismo pierde candidatos por cuestiones penales.

Cristina debe ver una operación contra ella en todo el yategate. Una operación que tiene como destino lo único que le importa en estas elecciones: mantener la provincia de Buenos Aires. Su problema es que aún si fuera una operación, es tan pornográfico todo, que lo único que importa es que es verdad, y te acribilla los ojos.

Y aun así no es nuevo. Cuánto más no vemos. A los bolsos de Lopez, a la valija de Antonini, al hijo de Baez contando plata en La Rosadita, a los viajes con bolsos de dinero de la causa Cuadernos, al estado paralelo de Milagro Sala, a la impunidad criminal de Emerenciano Sena, a Boudou queriendo quedarse con la maquinita de hacer plata, se les suma el yate de nombre “Bandido” que navegaba por Marbella, con un intendente del hambreado Gran Buenos Aires.

La película es la de siempre. ¿Dirán que también es lawfare esta vez? La infección es tan grande que ya no pueden decir nada.

La descomposición moral no es algo abstracto. Está absolutamente ligada a nuestra decadencia. Llegar al poder para robar y que la corrupción sea impune. Sólo con justicia puede terminarse la corrupción. Es corrupción o justicia, como dijo el fiscal Diego Luciani en su histórico alegato de la causa Vialidad, por el que condenaron a Cristina Kirchner.

El yate es una propina, en comparación de todo lo mencionado, pero corrió el velo de lo que pasa tras la función donde intentan hacer creer que laburan para el pueblo. Pobre pueblo.