Herramientas de Accesibilidad

Miércoles, 21 Agosto 2024 14:12

"Indefendible e incomprensible"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas.

La postulación de Lijo es indefendible. Es el peor juez federal de Comodoro Py. No sólo no tiene pergaminos sino que podría decirse que tiene prontuario. Pero lo más extraño de todo en su elección por parte del gobierno es que nadie la entiende. Incluso desde sectores que apoyan al gobierno cavilan entre diversas teorías conspirativas cuál es la razón por la cual eligieron al anestesista de causas que encima estaría relacionado con lo peor del lobby político y judicial. Ni el gobierno se cree los argumentos que balbucea para promover la designación y la pregunta de “Por qué Lijo”, retumba sin una respuesta creíble.

Primero, porque el costo político que tiene el gobierno entre sus propios votantes es enorme, segundo porque no explicó la razón de fondo, tercero porque sería un juez que en todo caso le viene muy bien a Cristina Kirchner que está desesperada por las causas de corrupción que terminarán finalmente en la Corte Suprema para su revisión final.

Pero como si fuera poco para las sorpresas y contradicciones que implica la elección de este juez, ayer pareció caerse otra suposición cuando el senador José Mayans salió a anunciar que el bloque de Unión por la Patria no votará el pliego de Lijo en la Comisión de Acuerdos del Senado. Casi como pasando un mensaje afirmó que con ellos nadie fue a negociar. Un rato antes el vocero presidencial Manuel Adorni había afirmado que nunca negociarán nada con el kirchnerismo.

Pero en qué quedamos. Si no hay acuerdo con el kirchnerismo por el pliego de Lijo, cómo obtienen los votos.

Aquí es donde entra a jugar la hipótesis de que la nominación del polémico juez federal fue una idea del juez de la Corte Ricardo Lorenzetti que le aseguró al gobierno que Lijo se conseguía los votos solo. O el kirchnerismo le bajó el pulgar o quiere cobrar algo más por el voto positivo. Quién sabe. Lo más loco de todo es que a Lijo lo puede terminar votando hasta Martin Lousteau, el radical que finalmente blanqueó su pacto con la bancada K, para lograr presidir la Comisión de Inteligencia, secundado por Leopoldo Moreau y Oscar Parrilli. Más kirchnerista no se consigue, igual, ya no quedaban dudas. Martin Lousteau viene votando más con el bloque de Cristina que con el propio. Se nota mucho. De todas maneras, su entronización en esa comisión que intentará hacerle la vida imposible al gobierno fue posible por la división de propuestas entre el PRO y La Libertad Avanza que se empecinó en el entrerriano Kueider cuando no tenía los votos suficientes. Capricho o error de principiantes.

A esta hora la suerte de Lijo es un misterio insondable. Aunque no tan insondable como los motivos que lo llevaron a ser postulado. El gobierno debería poder explicar sus razones reales, que difícilmente sean que se trata de un buen juez, porque no lo es. Si se trata de que logra fácilmente los votos, el costo político es demasiado caro, y a esta hora también es un interrogante que obtenga los votos en la comisión. Ni hablar en el recinto donde requiere una mayoría calificada de 48 senadores. Es muy interesante porque el voto a Lijo desnuda alianzas de la casta profunda que cruzan todos los sectores políticos. Pueden llegar a votarlo, larretistas, radicales, peronistas y libertarios. Un consenso que no aparece en otros temas.

Ojalá en estas horas, se produzca por fin el demorado desenganche de los senadores a la paritaria de los empleados legislativos que les permite subas automáticas de sus dietas que superan hasta las de países mucho más desarrollados y ricos que Argentina. Pero que además acompañan con séquitos de personal.

Capítulo aparte es el peor momento de la relación entre el presidente y la vicepresidente, que salió abiertamente a criticar la designación de Ariel Lijo diciendo que no tiene pergaminos para ser juez, justo un día antes que el pliego se trate en la Cámara que ella preside. Aquí lo grave es que queda expuesta la ruptura en la cúspide del gobierno que viene sumando desencuentros en forma acelerada. Aún si se cayera la postulación del juez, la discordia entre ellos seguiría. Todo es más complejo y la voluntad de ella no parece ser alinearse con el presidente. Venimos de una vicepresidente que había elegido a dedo al presidente, tenía más poder que él y lo manejaba o lo bloqueaba. En un país presidencialista, nunca son baratas las tensiones en la cumbre del poder. La historia reciente está plagada de ejemplos. De Cristina a Chacho Álvarez hay para entretenerse. Pero caben varias preguntas: ¿por qué Victoria Villarruel decidió exponer el conflicto a cada paso? ¿Busca otro tipo de ruptura con la ruptura manifiesta de la relación? Quizás sólo ellos lo saben. Pero al menos, no parecen coincidir en los mismos planes.

Luego de un mes donde la atención estuvo focalizada en la crisis de Venezuela y en el escándalo de Alberto Fernández, el gobierno vuelve al centro de la escena y con un tema donde tiene todo para perder. Aún ganando, es decir, aun logrando que el pliego de Lijo pase. Qué puede haber detrás de una decisión que genera tantas críticas. Sólo el presidente lo sabe. Y va tan decidido a su objetivo contra viento y marea, que no debe ser algo liviano.