Herramientas de Accesibilidad

Jueves, 22 Agosto 2024 15:38

"Milei, Macri y la Realpolitik"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas.

Hay una máxima que dice: no interrumpas a tu adversario cuando se está equivocando. Ayer, los únicos que festejaron fueron Alberto y Cristina. Y Cristina por motivos varios: no sólo dejó de estar en el centro de la escena el gobierno del que no se hace cargo, sino que su sueño de modificar la composición de la Corte se convirtió en una posibilidad real.

Dicen que todo político encara un momento donde debe avanzar con un pragmatismo descarnada e incluso desapegado de principios, moral o ideología. Se llama real politik. Pero nunca es barato. Esto comprobarán Milei y Macri por causas diferentes. A Javier Milei el electorado le banca el ajuste porque es ni más ni menos que lo que prometió. En cambio, la designación del impresentable juez Lijo, se aleja del contrato moral que el presidente dijo defender. En el caso de Mauricio Macri, es claro que está subiendo el precio de los votos del PRO y mostrando su poder frente a un gobierno al que considera ingrato, pero el electorado no le va a perdonar haber terminado votando con el kirchnerismo. Tanto Milei como Macri parecen haber olvidado que el kirchnerismo es lo que sus votantes quieren dejar atrás.

Podríamos decir que ayer, Mauricio Macri se pasó a la oposición. En ese acto, de demostración de poder o de demarcación de límites a Milei, también rompió un modelo de gobierno que venía sustentando a la actual administración libertaria cuya anemia de bancas en el parlamento le pone en jaque permanente la gobernabilidad. La ruptura de ese modelo no es casual. Bienvenidos al inicio de las negociaciones por las elecciones del año que viene. Aunque parezca temprano eso ya está en juego. Y viene una instancia aún más determinante que será la votación del presupuesto. Todos están jugando con fuego porque en la calle, la paciencia es mucho más volátil de lo que parece. Por otro lado, nada le asegura a Macri que con una puñalada pueda ganar un abrazo. Es decir, el voto contra el DNU de fondos reservados para la SIDE puede convertirse en el primer rechazo a un decreto presidencial en toda la democracia. Ponerse fuerte y amagar es una cosa, causar daño es otra. Puede lograr que la sociedad interprete que el gobierno necesita más que nunca bancas propias y que el presidente y sus armadores analicen no ir juntos en las elecciones. Hoy la lógica le dice a Macri que ese es un lujo que ni el Pro ni los libertarios pueden darse, entonces juega fuerte para hacerse valer. El internismo ya le valió quedar fuera del ballotage a los candidatos del PRO. ¿Tropezarán de nuevo con la misma piedra?

En cuanto al gobierno, está claro que tomaron la decisión de pagar el costo político de la designación de Lijo, pero a diferencia de los costos en la economía, las facturas políticas son difíciles de calcular y tienen otra particularidad, quedan pegadas en la memoria: algunas de esas boletas se pagan forever.

Hagamos un repaso de lo que está en juego: no es nada nuevo pero sí algo fundamental. Todos los gobiernos intentan tener influencia en la Corte. Paradójicamente, el de Mauricio Macri es el único caso que si bien fue cuestionado por la selección de dos jueces por decreto que luego corrigió, eligió candidatos con independencia de sí mismo. A tal punto que a los pocos meses debió cumplir sendos pagos de coparticipación en los que el Máximo Tribunal falló a favor de las provincias. Los motivos por los cuales Cristina y Milei quieren influencia en la Corte son bien diferentes. Ella busca impunidad y la busca con desesperación. Su ventana de tiempo es corta. A fin de mes se espera la decisión de la Cámara en la causa Vialidad que podría confirmar o agravar su condena por defraudación al estado cambiando la carátula a asociación ilícita. Ahí dependiendo del tiempo que se tome la Corte Suprema para dejarla firme, Cristina sueña que antes de que eso ocurra pueda entrar Lijo con Garcia Mansilla para cambiar la mayoría o abrirse un proceso de ampliación de la Corte que deje los procesos en espera. El gobierno de Milei en cambio, en principio, busca que no le bloqueen sus reformas y sospecha que la Corte actual jugó políticamente en su contra ya desde que el juez Rosatti le marcaba la cancha contra la dolarización. Lo que no debe olvidar el presidente es que los cargos en la Corte son vitalicios y un día Lijo también puede volvérsele en contra, pero no sólo eso, sino que afectaría la confiabilidad del Tribunal con un daño irreparable.

Otro tema que debería considerar el gobierno es su forma de construir política. El presidente, que se dice bilardista, no debe estar contento con los resultados obtenidos. ¿Tiene que resetear su forma de operación política? ¿Cuán expuesto quedó Santiago Caputo en este trámite desgastante? ¿Cómo evitar el desorden y el caos en que se convirtieron en estas horas las filas libertarias tanto en Diputados como en el Senado? ¿Es tan valioso lo que hay para ganar que supera el tamaño del sapo llamado Ariel Lijo? El kirchnerismo debería ser un límite pero ayer, tanto Macri como Milei terminaron votando o negociando con ellos.