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Viernes, 07 Julio 2023 16:37

La Argentina del revés

Motochorros le dispararon a un nene que iba a comprar el pan.

Que ir a comprar el pan sea peligroso y pueda costarte la vida: no encuentro nada que explique mejor hasta qué punto nuestro país se ha convertido en el reino del revés.

Con sus 13 años, menudo y flaquito, Dylan, uno entre 7 hermanitos siempre cumplía esa tarea. Pero ayer quedó tirado en la calle con disparos que le afectaron el corazón, un pulmón y que le reventaron el hígado. Encima, nunca llegó la ambulancia. Tres vecinos del barrio, hombres curtidos, duros, lo contaban quebrados: sin poder entender a los desalmados, lo levantaron como pudieron y consiguieron que el patrullero lo lleve a un hospital. Hoy Dylan no puede ir a comprar el pan. Está peleando por su vida y a esos dos desgraciados les resultó un trámite tirarle y escapar. Ni llegaron a robarle.

La Argentina del revés no se soporta más y se siente a cada paso. No hay nada, absolutamente nada, que justifique a esta altura, que se desate un paro sin aviso y deje a millones de personas abandonadas a su suerte. ¿Dónde dice que protestar es una licencia para arruinarle la vida a otros trabajadores? Que también la están peleando. Que también se levantan para seguir adelante en medio de este caldo de hartazgo. En ningún lado está escrito que tengan que joderles la vida. Pero que no se les ocurra que eso debe cambiar también habla de cómo estamos. El conflicto de los colectivos es un ejemplo perfecto de las distorsiones que provocan los subsidios. Los gremios negocian con el gobierno lo que deberían negociar con la empresa y el gobierno le dice a la empresa lo que tiene que ganar con su negocio, negocio cuya ecuación de costos está bloqueada por el mismo gobierno que luego les dice parásitos a los empresarios y que como empobreció a medio país la gente no podría pagar lo que vale el boleto.

Sobre llovido mojado. A los colectivos se le sumaron los trenes del Sarmiento. Protesta de personal jerárquico. Feliz viernes para 300 mil usuarios. Los pasajeros se desayunaron al llegar a la estación. Otra vez convidados de piedra. Como lo que debería funcionar no funciona, indignados, decidieron pagar con la misma moneda. Un grupo de usuarios del tren decidió cortar Rivadavia y Pueyrredón hasta que se levante el paro. El ejemplo es perfecto: el mensaje que llega es que hacer las cosas bien no sirve. Que tenés que hacerlo por la fuerza. Es la Argentina del revés.  

Si el estado te maltrata en un montón de cuestiones, cómo van a pedirle a los sindicatos que tengan empatía. Si hace semanas que venimos hablando de la falta de pediatras en un hospital del partido más populoso de la provincia de Buenos Aires como es La Matanza y nadie sale ni a dar explicaciones. Si ya no pueden mantener funcionando ni la guardia donde iban 500 chicos por día de una comunidad de casi dos millones de personas, qué queda para el resto. Y que los médicos que resisten lo hagan por pura dignidad personal cuando tampoco ellos dan más... ¿Qué esperan? ¿Que llegue el día en que una mamá con un chico enfermo toque la puerta y no quede nadie?

En la Argentina del revés el que hace las cosas bien es el sospechoso. Y el que hace trampa es el ganador. Hasta puede ser candidato por tramposo. El que las hace no la paga porque la pagas vos. Te miran mal si pedis que se cumpla la ley, pero te castigan con toda la fuerza de la ley si no te alineas. La ley es para el que ellos quieren. La Argentina feudal es mas que un par de provincias con caudillos eternos. Es un país donde hay señores que creen que el poder no es servicio y que el estado es su mostrador. Es un país donde hay funcionarios que funcionan para ellos y al bien público lo usan de papel higiénico. Es un país donde el poder no rinde cuentas y no da explicaciones. Es un país donde quieren convencerte de que vos estás rendido y que ni siquiera se te ocurra intentar lo contrario. Además de subestimarte, te maltratan, y quieren que te acostumbres. En el próximo discurso te dirán que está todo bien como si tu sufrimiento fuera invisible. Y saldrán a culpar a alguien más. Los que hablan en nombre del pueblo hace tiempo que abandonaron al pueblo y no se dan cuenta que el pueblo lo sabe.    

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