Ayer los argentinos vieron interrumpidas las emisiones de los programas de televisión o radio que estaban escuchando por una cadena nacional del presidente. En ese mensaje, el mandatario no habló de ninguno de los problemas acuciantes de la realidad de la gente sino que usó ese instrumento para atacar a la Corte Suprema, cabeza de otro poder de la república, acusándola ni más ni menos que de tomar como rehén a la democracia.
Al tiempo que el presidente afirmaba que era de dudosa legitimidad la competencia de la Corte, las provincias acataban la decisión y en estas horas fueron dirigentes del peronismo los que admitieron los cuestionamientos a la candidatura de Sergio Uñac. El propio Jose Luis Gioja que compite en internas con el gobernador, lo dijo en forma lapidaria.
El uso de la cadena fue cuestionado desde la oposición. La diputada Silvina Giudice denunció que “utilizar la cadena nacional para atacar fallos judiciales manifiesta abuso de autoridad o intromisión indebida del Poder Ejecutivo sobre el máximo tribunal.
También expresó su preocupación la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia considerando que las declaraciones del presidente afectan a las instituciones y que emitió opiniones sobre cuestiones que no le son propias.
Pero que la cadena nacional mostró a un presidente que no registra la importancia de un mensaje a toda la población y que sólo exhibió la desconexión con la realidad de la gente, terminó quedando en evidencia en la conferencia de los jueves de la portavoz Gabriela Cerruti. Allí el periodista Fabian Wolman de FM La Patriada, le preguntó sobre esta dicotomía.
Cuando Wolman insistió en reformular su pregunta, ya no tenía el micrófono y se perdió su alocución. Entonces la portavoz ensayó otra explicación para terminar admitiendo...
¿Cuántos argentinos habrán dicho de qué nos está hablando el presidente? Además, con mendacidad, porque el presidente sabe que la Corte debe resolver ya que es la última instancia competente y sabe que los tiempos en que llegaron las presentaciones fueron absolutamente escasos. La prueba más contundente es que San Juan y Tucumán acataron los fallos. Y quedó el mandatario de todos los argentinos usando la cadena nacional, que es un instrumento comunicacional del estado como un panfleto faccioso, para servir a la guerra personal de la señora Kirchner contra la justicia y para denuncias tan graves como insostenibles que quedan en evidencia con sólo leer las constituciones provinciales y sus requisitos para las candidaturas. ¿Quién quería que resolviera en su confusión constitucional?
El presidente cuya gestión tiene una valoración paupérrima y la peor de un mandatario desde la vuelta a la democracia, inauguró un nuevo nivel del subsuelo en el que ha quedado hundida la credibilidad de sus palabras.
Es curioso, porque hay ejemplos muy impactantes que no respondió la portavoz sobre la relación que hay entre la Corte y la realidad cotidiana. Según una alta fuente del tribunal, entre el 50 y 60 por ciento de las causas que llegan a la Corte Suprema son por el estado que usa a la justicia para ganar tiempo apelando los casos de los jubilados que demandan a la ANSES por reajustes en el cobro de sus haberes. Los jubilados pasan esperando entre apelación y apelación un mínimo de cinco años y el gobierno se financia con la espera de quienes ruegan que les alcance la vida para hacer justicia y cobrar lo que les corresponde. Ahí no se quejan de la Corte donde llegan apelaciones que podrían perfectamente evitarse.
En estas horas, de hecho, se conoció que aumentaron las jubilaciones mínimas un 21% entre junio y agosto y que así pasarán a ser de 70.938 pesos. Ni con los refuerzos de 15 mil, 17 mil y 20 mil pesos que se darán en esos meses se acercan a la canasta básica que es casi del doble y que seguirá subiendo.
¿Hará el presidente una cadena nacional este viernes cuando se conozca el índice de inflación para explicar cómo piensan solucionar el desastre económico?
Lamentablemente la guerra que declaró hace más de un año, la pierden los argentinos todos los días.
