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Viernes, 12 Mayo 2023 16:08

"Quilombos y energúmenos"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Perez

“No nos entra un quilombo más”, dijo Sergio Massa. Haga lugar ministro porque se viene el índice de inflación.

Hoy el propio presidente admitió que la inflación dará un número que no les gusta. Pero volvió a ensayar entre sus causas que es un fenómeno autoconstruido y culpó a los pequeños comerciantes.

El presidente y el ministro de economía coinciden en algo entre muchos desacuerdos. No se hacen cargo de nada. Uno culpa al desorden político y el otro a fenómenos psicológicos, como si ellos hubieran hecho todo bien. La alta emisión de dinero, un estado que gasta lo que no tiene, la ausencia de un plan serio, una sucesión de parches para posponer los problemas y no para resolverlos, tapizan como campo minado la realidad, mientras la gente escucha a las autoridades haciéndose los giles y enfocados en otra cosa: la lucha por el poder.

Desde que el ministro Massa dijo que no entra un quilombo más, no le queda otra que hacer espacio. Ayer su cambio de tono no dejó dudas. Habla como candidato, se mueve como candidato y quiere ser el único candidato

Pero esta mañana, el presidente, más despechado que Shakira, buscó revancha exigiendo elecciones internas y corriéndolos por el lado de la democracia.

Y echó leña al fuego. Sino será que “estoy militando en un espacio de energúmenos”.

Hablando de energúmenos. Un energúmeno o energúmena según la Real Academia Española es una persona endemoniada o furiosa. Quizás el término puede caber para quien roza el delito advirtiendo que volarán a la corte en pedacitos, como el intendente Mario Secco

La bronca con la Corte es total. Dejó al descubierto que Juan Manzur y Sergio Uñac estaban dispuestos a pasar por encima de la Constitución. El “Vamos por todo” de los gobernadores muestra que se parecen más a Cristina Kirchner de lo que admiten. Y si alguien faltaba en la inefable cruzada por la “re re” era la vicepresidenta. “Ya se salieron con la suya”, posteó en Twitter contra la Corte. Como si se tratara de que alguien se salga con la suya y no de la ley. Pero eso no asombra.

La señora tampoco es amiga de los límites, aunque también los va encontrando. En el Senado no pudo designar al servil Oscar Parrilli en la Comisión de Justicia por falta de quorum de la oposición, y en la puja electoral, tiene que aguantar el desafío de alguien que desprecia: el presidente que ella misma puso a dedo un día de la escarapela.

¿Por qué Cristina no quiere PASO en el peronimo como propone Alberto? Porque se juega a que su facción deje de ser la dominante. No quiere precipitar lo que de todas maneras puede sobrevenir con la derrota. Por este escenario de desesperación es que nadie debe subestimar a la vicepresidenta. Ella no puede ser Chacho Alvarez y dar el portazo, detesta convertirse en Menem y depender de los fueros, y quizás se tenga que comer el sapo de otro candidato a quien una vez llamó traidor.

No entra un quilombo más, y encima esta tarde, se conocerá la inflación.