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Lunes, 11 Septiembre 2023 13:08

"Lo que suma y lo que resta"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas

Mucho antes de que la palabra “capitalismo”, entrara al vocabulario del mundo, la revista The Economist ya defendía las ideas del libre comercio contra la intervención del estado. Karl Marx uno de sus críticos más formidables llegó a llamarla “el órgano de la aristocracia financiera”. Sí, Marx el de El Capital.

No es poco doloroso, para Javier Milei que este medio que nació en defensa del liberalismo y se publica desde 1843, haya sido el que lo calificó como un peligro para la democracia, con ideas mal desarrolladas y con chance de devenir en un autoritario.

A sólo días, se suma una carta de unos 170 economistas prestigiosos de distintas corrientes que desde sus críticas contra la manipulación del Indec en 2007 no se expresaban en conjunto. Lo hicieron para advertir que la dolarización es un espejismo que se debe evitar y que podría implicar un absurdo aumento de la deuda, riesgo de hiperinflación y de proliferación de cuasi monedas.

El candidato de La Libertad Avanza, no tardó en acusarlos de fracasados y de actuar con deshonestidad intelectual. Entre los firmantes se encuentran desde Miguel Angel Broda a Eduardo Levi Yeyati, desde Daniel Marx a Pablo Gerchunoff, desde Marina Dal Poggetto a Miguel Kiguel.

La masiva crítica de la crema de los economistas llega luego de una semana en la que quedaron en evidencia las inconsistencias del plan dolarizador del libertario que fue la estrella de las PASO al imponerse con casi el 30% aunque fuera por poca diferencia, sobre los otros espacios.

Quizás ninguna de las tres cosas mencionadas sea tan problemática para Milei como el hecho de que “la dolarización”, se convirtió casi en una cuestión religiosa en su oferta política, y como todo lo religioso acarrea el riesgo de lo fanático. Probablemente no altere el fervor de sus votantes consolidados, pero quizás espante a los nuevos.

Sus tropiezos y el batacazo de Maximiliano Pullaro en Santa Fe, le abrieron una chance para recuperar envión a Patricia Bullrich, que con la designación de Carlos Melconián ya había logrado una filosa espada mediática contra Milei. Un Melconián que además de su simpática verba de arrabal promete que su plan, ante todo, es realizable. Esto no le alcanzará por sí solo a la candidata para la difícil tarea de surfear en el centro sin que se vayan los duros para un lado y los blandos para el otro. Ella tendrá que demostrar que es la mejor opción entre el salto al vacío de Milei y el modelo agotado kirchnerista, apuntalada por un espacio que cuenta con más gobernadores y más legisladores para dotarse de gobernabilidad. Ya no tendrá margen para errores, y deberá luchar contra una campaña fenomenal en redes del libertario, y contra el aparato del estado al servicio de Sergio Massa.

Con la piña de la elección en Santa Fe empieza la semana para Sergio Massa, y seguirá con el knock out del índice mensual de inflación alcanzando los dos dígitos, algo que no se veía desde hace 32 años. El ministro candidato busca hacer contrapeso a la desgracia con la suba del mínimo no imponible de ganancias a un millón de pesos, que se suma al Plan Platita con la nuestra, como si repartirla disimulara que los precios suben. Contrataciones en el estado, millonadas para los planes, y transferencias a las provincias. Tirar manteca al techo como si hubiera vacas gordas. Liquidar lo que quede con tal de entrar al ballotage y aunque todo eso agrave las condiciones de la economía que como ministro debería cuidar. Para Massa no hay conflicto de intereses: ya quedó claro que la economía no le interesa.

Lo que nadie puede saber es qué será efectivo en este contexto cuando llegue la hora de votar el 22 de octubre. Milei persistirá en su ola triunfal contra la casta, montado en el enojo colectivo. Bullrich buscará su propio resurgimiento a caballito de los resultados provinciales que puedan bendecir a Juntos por el Cambio, y Sergio Massa quemará las naves, aunque su despilfarro se deba pagar con más inflación en unos pocos meses.

Dicen que no hay nada más fuerte como lo que uno quiere creer. Sumar convencidos sin embargo, se hará más difícil en esta etapa. Será el favor de los imperceptibles oscilantes lo que pueda inclinar la balanza. Y los oscilantes, a veces oscilan hasta el final. Por eso amigo oyente, nada de lo dicho en este panorama, será del todo concluyente. Deberá seguir pegado al parlante hasta el próximo y el próximo y el próximo, boletín. Si conoce algún remedio para la incertidumbre, convide.