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Martes, 27 Febrero 2024 13:40

"Milei quiere demostrar que la casta está desnuda"

Reviví el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas.

El decreto 197/2024 es escueto. Su parte medular es apenas una frase: “Señálanse las 21 horas del 1ro de Marzo próximo para la apertura de las Sesiones Ordinarias del Honorable Congreso de la Nación correspondientes al año en curso”. Comuníquese, publíquese, archívese.

Desde el mes de enero había corrido un rumor: que el presidente daría su mensaje de apertura de sesiones en las afueras del congreso como en su asunción, de cara a la gente. El propio Milei desmintió la versión en este programa.

El novedoso horario que se conoció ayer busca que la mayor cantidad de argentinos posible pueda escuchar su mensaje por prime time, pero la decisión tiene numerosas implicancias y ya desató las ansiedades de muchos.

Primero, es un horario sin antecedentes.

Segundo, gatilló las especulaciones sobre posibles denuncias contra la casta política para las que el presidente quiere tener a los ciudadanos de testigos, mientras enfrenta al parlamento que llamó “nido de ratas” luego del fracaso de la Ley Ómnibus, que para él fue un triunfo.

En clave de ese triunfo sui generis hay que leer lo que pasa ahora. Lo que Milei llama triunfo es haber dejado en evidencia a los que defienden las cajas más negras de la política, de las que nadie, de ningún partido, habló en años: los fondos fiduciarios. Dentro del gobierno lo llaman con términos apocalípticos. Con el ajuste están tocando “el corazón de la bestia”, dicen.

Hay hasta consecuencias domésticas en torno del día y horario elegido. Muchos diputados y senadores, suelen tener hechas las valijas los viernes a esa hora para ir a sus provincias si es que no partieron por la tarde. Pero cómo pegar el faltazo si todos estarán mirando. El cambio de planes también suma a la irritación que se percibe en el aire.

El viernes, en el terreno donde más solitario lo dejaron, el presidente buscará aliados en los televidentes. La expectativa sobre qué dirá tiene pochoclo asegurado. Pero no sólo por una cuestión de excentricidad. Puertas adentro del congreso y en los corrillos de la política, hay mucha inquietud ante la posibilidad de denuncias con nombre y apellido. Es un secreto a voces que el presidente cuenta con auditorías actuales y un informe muy amplio de la SIGEN donde hay detalles de manejos opacos de fondos fiduciarios de los que sólo se ha conocido algo de información. ¿Cuánto más falta por saber? ¿Quién más puede caer? ¿Este material será parte de su discurso? Cuando se le pregunta a Javier Milei si habrá denuncias por corrupción en su mensaje, devuelve una escueta respuesta: “Aún no empecé con el índice”. ¿Será el índice acusador? Veremos.

Una de las críticas recientes al gobierno fue que le pedía un gran ajuste a la población pero que no estaba tocando realmente a la casta política. Como respuesta a esa percepción estas semanas se encadenaron decenas de medidas oficiales que apuntan a las cajas y privilegios políticos: ayer se supo del corte de los millajes de Aerolíneas para los pasajes que paga el estado a funcionarios públicos. Pero nada escaló tanto como la tensión con las provincias por los recortes de fondos fiduciarios. Ahora se sumó el recorte del Fondo de Fortalecimiento Fiscal de la provincia de Buenos Aires, creado por el ex presidente Alberto Fernández luego del levantamiento policial bonaerense que le extrajo por la misma vía más de un punto de coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires. Tanto Chubut como la provincia de Buenos Aires acudirán a la Corte Suprema, que es quien dirime los conflictos de las provincias con la Nación, pero donde prima la noción de esperar que resuelva la política.

Recordemos que aún no se hace efectivo el fallo de los supremos que ordenó el pago a la Ciudad de Buenos Aires por el dinero que le quitó en su momento el gobierno de Alberto Fernández. La paradoja es que Axel Kicillof terminará reclamando por los fondos que la Corte ya determinó que debían ser devueltos a la ciudad.

Las consecuencias no deseadas de la política pueden ser muy irónicas, pero también fatales.

Aquel día que cayó la Ley Ómnibus muchos esperaban que Milei se debilitara y volviera al pie a negociar con los gobernadores. Ese día, en que la política lo dejó sólo, el presidente tomó envión para su cruzada contra la casta. Busca, como en el cuento, demostrar que la casta está desnuda, porque quedó a la vista de todos defendiendo privilegios y fondos millonarios sin control y a la vez revalidar su contrato con quienes lo votaron. Es la legitimidad con la que deberá gobernar hasta lograr más bancas en el congreso la que busca consolidar.

El gran atolladero del resto de la clase política es que ningún error de Milei supera la decadencia en la que dejaron al país. Cualquier embate destituyente a la luz del día, hoy por hoy, sólo fortalecería a Milei que apenas bajó su popularidad a pesar del tremendo ajuste. El presidente se inoculó de ese costo político al prometer exactamente lo que iba a hacer. Esa voluntad férrea de mantener el rumbo es su gran fortaleza y su gran debilidad. Fortaleza porque los inversores verán que Argentina da señales contundentes antes de pedir que arriesguen su dinero. Debilidad, porque es la voluntad de un hombre al que gran parte de la política ha dejado solo. Por eso Milei quiere abrir sesiones con la calle dentro del recinto a través de la televisión.

Será un gran test político para el presidente que no quiere ser político y se empeña por demostrarlo, con rigor en los fondos e incorrección en las formas.