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Jueves, 22 Febrero 2024 13:48

"Nisman, In Memoriam"

Reviví el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas.

Conocí al fiscal Alberto Nisman, en la AMIA, pocos días después del atentado. Los periodistas hacíamos guardia todo el día alrededor de lo que se llamaba el cráter, allí donde se había producido la voladura. Es increíble regresar al mismo lugar, casi 30 años después, por una placa por su muerte. A 9 años de su asesinato, el estupor no cesa.

Resulta imposible volver a AMIA y que no se superpongan aquellas imágenes del horror con la paz que hoy irradia el memorial. Espontáneamente vuelvo a mirar los mismos lugares donde el recuerdo vívido de la masacre repite sus coordenadas. La montaña de escombros, la pared que se derrumbaba, la vereda borrada por la explosión.

Escucho un hombre que dice a mis espaldas: yo 30 años más viejo y no hay justicia. El carácter permanente de la impunidad se reitera en los dos atentados y también en el magnicidio del fiscal. Ni la Corte Suprema duda que la muerte de Nisman tenga como causal su trabajo, centrado ni más ni menos que en la investigación del atentado.

Sus hijas, ya mujeres, que crecieron con su ausencia, siguen provocando el instinto de protegerlas y al mismo tiempo emanan un potente estoicismo. Un dolor discreto, lleno de sentido, parece habitarlas. Iara, tan parecida a su padre, en rostro y temperamento, ya lo demostraba, cuando siendo sólo una adolescente, lo defendió del escarnio del gobierno de entonces, que no tuvo piedad ni ante la muerte.

Ahora son ellas, con su abuela, las que descubren la placa que reza: “En memoria del Fiscal Alberto Nisman. La comunidad judía argentina le rinde homenaje por su compromiso, dedicación y valentía en la investigación judicial del atentado. Que su ejemplo nos inspire para continuar luchando por los valores de Verdad y Justicia.”

Alguien recuerda el clamor bíblico: Justicia, Justicia Perseguirás. Matar a un fiscal es matar el derecho de perseguir justicia. En Argentina la justicia escapa.

Entre los presentes, Sofia, que perdió a su única hija en el atentado, se pasó la vida esperando esa justicia. ¿Cuántas veces le habrá preguntado a Nisman cómo iba la investigación? Por este acto, volvió por primera vez a AMIA luego de un tiempo de ausencia por problemas de salud. A los familiares también les duele el tiempo.

Una vez, otra víctima me hizo notar, el efecto que tiene pensar que ellos se irán de este mundo sin obtener justicia. Es como si el atentado continuara ocurriendo, en forma incesante. El crimen perpetuo en vez de la condena perpetua. Las víctimas son las condenadas.

Sólo queda el inquebrantable pedido de justicia, por momentos, suplantando a la noción de justicia. Sustituto insuficiente, pero señal inconfundible de que la impunidad al menos, no los ha rendido.

No tengo dudas, de que el fiscal Nisman es la víctima 86 de la AMIA. Esta placa termina de reafirmarlo.

Las palabras finales del Presidente de AMIA Amos Linetsky fueron más allá: “Creo que cada vez que cada uno de nosotros actúe con valentía, con entrega a sus convicciones y haciendo lo correcto, sin temor a las consecuencias, de alguna forma será Alberto Nisman”.