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Miércoles, 21 Febrero 2024 14:02

"Una caja putrefacta con ramificaciones por todos lados"

Reviví el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas.

En esta Argentina de ajuste y necesidades que le duelen especialmente a jubilados y a trabajadores, la crónica de la corrupción que nos trajo hasta aquí cae como sal sobre heridas abiertas.

La que falta es la que se llevaron. La caja putrefacta tiene ramificaciones por todos lados. Sólo en las últimas 24 horas, se supo de un millonario fondo fiduciario vinculado a Juan Grabois, que según información del gobierno habría manejado la friolera de 480 mil millones durante los últimos cuatro años, empleando hasta 600 personas y finalizando apenas 400 de las 6500 obras que tenía reportadas. Sólo en viáticos se habrían esfumado 130 millones de pesos.

El FISU, o Fondo de Integración Socio Urbana fue creado por decreto de Alberto Fernández, pero según el periodista Mariano Roa de Clarin, a instancias de un acuerdo entre Máximo Kirchner y Juan Grabois, el piquetero preferido de Cristina Kirchner. Sin su bendición jamás habría llegado a ser candidato a presidente en la interna que la señora le permitió a él, pero no a Scioli, que se bajó con la misma seguridad con que se había anotado en la carrera sin explicar nada creíble. Todavía no se entiende qué hace Scioli en el gobierno de Milei.

Impresiona la superioridad moral desde la que habla la señora y también sus gerentes de la pobreza, señalando a los otros por el padecimiento que ellos sembraron y sin una pizca de autocrítica. Es mucho más entendible toda esta pobreza con semejante desfalco que sale desde la letrina que abren las auditorias.

Es imprescindible que al gobierno no le tiemble la mano en sacar todo a la luz, caiga quien caiga. Tan imprescindible como el avance de la justicia.

A la inflación que corroe los ingresos se suma la inflación del estado usado como conchabo. Gerentes de La Cámpora con sueldos de 3 millones de pesos se habían atornillado a sus sillas en el PAMI con el descaro de quien cree que el estado le pertenece, aunque hubiera cambiado el gobierno. Es imposible esperar que hubieran tenido la decencia de poner a disposición su renuncia considerando que pertenecen a una agrupación que se define a sí misma como una fuerza de ocupación del estado. Es casi una confesión, de lo que algunos bautizaron como la agencia de colocaciones. Gerentes ricos de jubilados pobres. 30 cargos acaban de ser eliminados. Son un 25% de los puestos jerárquicos. Rapidísimos para ocupar las cajas, lentos para dejarlas.

En estos días en que hablamos de política y anti política, si la política es la cosa pública, ¿no es anti política y anti cosa pública convertir al estado en una beca rentada de la militancia? ¿Eso es el estado presente?

Gente que cobraba sin aparecer por las oficinas, sin tareas designadas, sin ser siquiera conocida por sus compañeros de área y que eran tantos que no entraban en los edificios, son otra cara de un concepto de la política que no tiene nada que ver con el servicio sino con una forma de apropiación de los recursos de los contribuyentes. Por no decir de robo institucionalizado con discursos en nombre del pueblo.

Si el modelo que llevaron adelante hubiera sido virtuoso no estaríamos como estamos. Y gobernaron 16 de los últimos 20 años.

El Fondo que manejaba Grabois es sólo uno de los 29 que los argentinos acaban de descubrir y que nadie avisó que existían hasta ahora. Saltaron como pus y equivalen al menos a 10 mil millones de dólares, es decir dos puntos del PBI. Es tanta plata que cuesta imaginarla, pero también cuesta contarla porque son montos casi sin control, canillas libres donde nadie queda casto y puro. Más bien casta pura, porque eso representan, como un buffet de plata del que se sirven políticos de todos los colores.

El gobierno anunció que eliminará 9 de esos fondos que fueron creados por decreto. El resto dependen de la decisión del Congreso. Quienes los defienden deberían tener la decencia de transparentar la información de gastos, cargos y administración. A menos que tengan algo, o mucho, muchísimo que ocultar.