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Jueves, 28 Septiembre 2023 14:36

"No tienen perdón"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Pérez en Cristina Sin Vueltas

La fábrica más próspera del país es la que produce pobres. Con la misma velocidad de la máquina de imprimir billetes, con cada salto en la inflación un terremoto silencioso arroja a millones al vacío de la necesidad.

Es inapelable: un gobierno que no sólo no tiene voluntad de bajar la inflación, sino que la promueve, es directamente responsable de la producción incesante e indigna de pobres.

Seis millones de personas que pertenecían a la clase media habitan ese territorio temible de la pobreza en el que padece casi medio país.

El Gran Resistencia, en Chaco es el lugar más pobre del país. Allí la estadística da escalofríos: 60,3% de las personas son pobres.

Este año Chaco estuvo bajo la mirada del país por una historia terrorífica: el crimen de Cecilia, en manos de un poderoso clan piquetero, brutalmente impune, al calor del poder que le transfería millones, para gerenciar pobres. Corrupción, impunidad y pobreza quedaron entrelazadas con terrible claridad.

El horror fue tan insportable que ni todo el entramado clientelar fue suficiente para que mantuviera el poder el gobernador Jorge Capitanich. Los que se creen dueños de los pobres ya amenazan al gobierno electo, para seguir recibiendo los millones del estado con los que nadie saldrá de la pobreza, que en su cara más perversa, es un negocio perfecto para quienes hacen de la extrema necesidad, su fuente sustentable de poder.

Esta mañana en la pobre Resistencia, había cuadras de cola para cobrar el bono del estado. El nombre de la ciudad y del aglomerado urbano más pobre del país se convierten más que una metáfora, en una precisa descripción: Gran Resistencia, en tan grande pobreza.

Hay un eslabón que conecta aún más la inflación con la pobreza: a más necesidad, más ingresos se destinan a alimentos, un rubro en la que la inflación es aún mayor. Preguntarle a cualquier familia cómo hace, es escuchar una ahogada respuesta de lo que tuvo que dejar de comprar. A veces, eso es la carne, que llega cada vez menos a la mesa de los hijos. 6 de cada 10 niños o adolescentes argentinos vive en un hogar pobre. Los cientos de niños que nacen en la pobreza, directamente son condenados de por vida a las secuelas metabólicas, físicas e intelectuales de la necesidad en la edad crítica del desarrollo infantil. Si los chicos son el futuro, ese futuro ya sufre hoy consecuencias anticipadas.

Según Agustin Salvia, Director del Observatorio Social de la UCA, hay un 25 a 30% de pobres crónicos en el mundo de la pobreza en Argentina. Un pobre crónico es aquel que pertenece a una familia que lleva entre dos y tres generaciones en la pobreza. En la que los hijos no pudieron vivir mejor que los padres. En la que el ciclo aspiracional de aquel país de clase media que supimos ser parece haberse hecho trizas. Hoy, el sistema garantiza la cristalización de la pobreza, las políticas asistenciales fracasaron por escándalo y perpetúan escandalosamente que la pobreza sea un destino.

El gobierno te dice, “No estudien, no trabajen, dependan”, afirma Gastón Vigo, de la Fundación Akamasoa, la del Padre Opeka un argentino que sacó a 500 mil personas de la extrema pobreza en Madagascar uno de los 5 lugares más paupérrimos de globo.

El, define la pobreza, como una cárcel que te mata en cámara lenta. Quién es realmente libre sin más opción que sobrevivir. Esa cárcel de pobres, condena a 18 millones y medio de argentinos hoy mismo.

En estos días la vicepresidenta y el ministro de economía y candidato pidieron perdón por la situación, al tiempo que su gobierno sigue emitiendo dinero escandalosamente para hacer campaña, provocando más inflación y por lo tanto más pobreza. Hay cosas señora, ministro, que definitivamente, son imperdonables. No tienen perdón.