No sorprende porque después de todo el kirchnerismo es una versión del chavismo y si hubieran implementado las reformas que no pudieron implementar, Argentina estaría bajo un régimen bolivariano, con la justicia sometida al Poder Ejecutivo, con la prensa amordazada, con la oposición desmantelada y al grito de Exprópiese...
Pero que no sorprenda no significa que no queden al desnudo una vez más las contradicciones entre lo que dicen y lo que hacen.
Levantan la bandera de los derechos humanos, pero no los condenan en los regímenes autoritarios amigos como Cuba, Nicaragua o Venezuela. El uso del principio de no injerencia al que apela el presidente para justificar lo que no es otra cosa que complicidad, es una falacia, porque si algo derriba la idea de no injerencia son las violaciones a los derechos humanos que no tienen límite ni frontera. Y lo saben bien por ejemplo todos los que denunciaban al exterior lo que pasaba en Argentina durante la dictadura. No era injerencia aquello tampoco.
Selectivos con los derechos humanos y mentirosos con la cuestión de la proscripción. Denuncian aquí proscripción contra Cristina Kirchner cuando eso es totalmente falso, y ante una proscripción real como la de la candidata presidencial venezolana Maria Corina Machado se niegan a hacer una denuncia y responden con balbuceos. Las violaciones a los derechos humanos no se ponen en una mesa de diálogo, se condenan, se denuncian.
¿De qué manera se puede pensar que el proceso electoral en Venezuela pueda ser un regreso a algo parecido a la democracia si no dejan participar a una de las candidatas más fuertes de la oposición? Eso se preguntó el presidente de Uruguay y también elevó su voz el presidente de Paraguay. La Argentina y Brasil, impidieron una declaración conjunta en la cumbre del Mercosur. Dime a quien defiendes y te diré quién eres.
Denuncian lawfare aquí y lo defienden allá.
La candidata fue inhabilitada por 15 años para ejercer cargos públicos cuando aparecía como la opositora de mayor popularidad para enfrentar a Maduro el próximo 22 de octubre, y con una decisión de nula legalidad. Al estilo de Nicaragua, cercenando a sus opositores, Maduro busca que la elección sea una farsa que le garantice seguir en el poder.
Pero el presidente argentino no sólo volvió a hacer gala de cinismo con su defensa a Maduro, sino también al afirmar que él éxodo de millones de desplazados venezolanos es culpa de las sanciones económicas y no de un régimen opresor que empobreció al 90 por ciento de su población. Sería bueno que escuche a cualquiera de los miles de venezolanos que se radicaron en nuestro país, por qué vinieron y cómo advierten demasiadas similitudes entre el proceso que los hizo huir de su patria y mucho de lo que pasa en Argentina.
Porque es triste, pero hay que decirlo: Aunque no pudieron desmantelar la constitución como hizo Chávez, sí fueron excelentes imitadores en políticas económicas que siguen multiplicando la pobreza y la inflación. No es casualidad que Argentina comparta el podio de mayor inflación del mundo con Venezuela y últimamente incluso supere su desgracia.
Argentina no es Venezuela porque los argentinos votaron poniendo límites, sino hace tiempo ese habría sido el destino del país.
