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Miércoles, 28 Junio 2023 15:12

"Si se acusan de robarse una banca entre ellos qué le queda al resto"

Volvé a escuchar el comentario editorial de Cristina Perez en Cristina Sin Vueltas

La resaca por el cierre de listas va dejando sus miserias en el camino, y reaparece cruda, la realidad.

Es la última semana del mes, esa en la que se hace todo más cuesta arriba, aunque los problemas para llegar a fin de mes ya se sienten temprano en la primera quincena.

Esta semana se cobra el aguinaldo. Ese medio salario adicional del mejor sueldo del semestre, que no reciben los millones de personas que trabajan en negro. Siendo un privilegio, se ha vuelto de corto alcance: antes de que llegue muchos lo tienen gastado. Ayudará a pagar deudas, o comprar cosas que antes se podía comprar con los ingresos normales y no como una excepción: ropa de invierno o las gomas del auto.

Andá a encontrar un precio justo barrial. Hace casi un mes se anunció el programa como la panacea, pero desde el sector advierten que apenas se encuentra el 20% de los productos que integran la canasta.

Los negocios más chicos representan el 60% de las ventas masivas e impactan de lleno en el bolsillo de quienes no pueden acceder al supermercado. Pero, como los programas de control de precios que lo precedieron, no funciona. El gobierno sigue ofreciendo soluciones que no funcionan y que saben que no funcionan. Porque fracasaron sistemáticamente. Luego dicen compungidos que luchan contra la inflación.

Según un reciente informe del Observatorio Social de la UCA, la pobreza llegaría al 50% de la población si no fuera por los planes sociales. Y los nuevos pobres provienen de las tradicionales clases medias no profesionales que no cuentan con el entramado de ayuda de los sectores de más escasos recursos. Este informe abarcó los últimos seis años o sea que están exentos los últimos seis meses en que la inflación acelerada hizo estragos. El largo éxodo de la clase media a la pobreza reformatea el paradigma de un país al que lo distinguía el motor de sus sectores medios pero que ahora tiene más clase baja que clase media. Según la pirámide social de la Consultora W, el 45% de la población pertenece aún a la clase media pero el 50% ya es clase baja. En el segundo semestre de 2022 la pobreza ya había escalado a 39,2% alcanzando a más de 18 millones de argentinos. Sin contar este semestre que está terminando.

Ya en el informe de la UCA, la inseguridad alimentaria, es decir la reducción de la porción de comida por razones involuntarias o las experiencias frecuentes de hambre, había llegado a 23,2% de la población el año pasado. Es decir a casi 1 de cada 4 argentinos. Y todo esto antes del tobogán que provocó la inflación descontrolada que en el rubro alimentos galopa a 117,8% anual y ya alcanzó casi un 50% en los primeros cinco meses del año. “Ya no sé qué más dejar”, es una frase que se repite. El ajuste que no se hace arriba se hace abajo.  

El sufrimiento, el daño emocional, que produce un fenómeno como la inflación, no conocida en estos niveles por un gran segmento de la población es devastador socialmente. Preguntar en la calle a cualquier “cómo hace”, devuelve angustia y lágrimas.

A estos ciudadanos tan castigados les empiezan a llegar los mensajes de la oferta electoral fresquita y recién empaquetada que dejaron los cierres de listas.

Es difícil saber cómo hará campaña a presidente el ministro de esta nefasta situación económica. Pero seguro nos sorprende. Ya inquieta que en un año de tanta escasez se gaste lo que no hay en campaña electoral y esto va para todos los signos políticos. Es un tiempo tan duro, que cuando la gente ve grandes carteles de campaña, lo primero que siente es la bronca por lo que se gasta en eso. Días pasados escandalizaron las imágenes en Tucumán de largas filas en los cajeros por un bono electoral. Ya se compra el voto a plena luz del día y depositado. Uno cree que no es época de planes platita, pero siempre quedamos rezagados cuando suponemos que habrá pudor. Mejor estar atentos.

Si en estas horas se acusan por robarse una banca de diputados entre ellos, que son compañeros, qué queda para el resto de los mortales