Herramientas de Accesibilidad

Jueves, 29 Junio 2023 16:26

¿Amarillo pastel o amarillo patito?

 

¿Cómo que no hay Paso en el peronismo? Claro que la hay. Pero no está destinada a que los votantes elijan el candidato. Está destinada a que los votantes aseguren el liderazgo de Cristina Kirchner. A Juan Grabois le permitieron de un plumazo lo que le negaron a Daniel Scioli con mil traiciones: participar en la interna colgándose de las listas generales. El papel del protegido del Papa es inestimable para la señora Kirchner: primero, canaliza los votos del sector más radical al que se le revolvería el estómago si votaran a Massa porque lo consideran de derecha o un traidor. Segundo, porque debilitará lo suficiente el resultado de Massa como candidato único de manera que no pueda hacerle sombra al liderazgo de ella. Hoy nadie sabe cuánto es el voto del mundo k pero está en su peor momento. Eso explica que la señora haya aceptado mansamente no exponer a Wado de Pedro y sobre todo, guardarse ella. Lo importante ya lo tiene, y son los lugares en las listas. Cuando Cristina dijo apostar, en realidad no se refería a apostar a Massa, sino a arriesgarse con Massa para obtener lo que ella necesita.

En esta campaña todo se trata de necesidad. Nada es personal. Todo es político. Incluso la nueva rencilla entre los candidatos de Juntos por el Cambio tiene como telón de fondo un juego de estrategias y necesidades. En la escalada, hay una partitura que se repite. Es la misma partitura que puso al espacio al borde la ruptura por el sorpresivo cambio en las elecciones porteñas para que sean concurrentes. Aquél gesto de Horacio Rodriguez Larreta en favor de Lousteau fue el primer cortocircuito, le siguió el affaire con Schiaretti, y ahora el jefe de gobierno vuelve a la carga cuestionando a Macri. Un desconcertante Larreta aparece pidiendo el fin de la grieta pero abriéndola en su propio espacio y apuntando contra Mauricio Macri como si la disputa no fuera con Patricia Bullrich. Hay algo en Horacio que se empecina en negar a Patricia. O mostrarla como una delegada de Macri. Por eso ella lo cruza con los tapones de punta como diciendo “el hombre soy yo”, y sutilmente cuando le dice “ventajero”, le está diciendo “ventajita”. Larreta en realidad está peleando por los mismos votos que Massa y Schiaretti. Esos votos oscilantes y viajeros del centro. Y en parte al ir contra Macri demuestra que da por perdidos muchos votos duros de su propio sector. El cambio de fondo que ofrece también es un cambio en su espacio.

En cuanto a Massa, deberá llevar al máximo su don de contorsionista. Massa ya no puede evitar sus propias contradicciones. Por eso es que da pocas entrevistas. No podría contestar cómo pasó de prometer terminar con los corruptos y sacar a los ñoquis de La Cámpora a abrazarse con la vice condenada por corrupción y aliarse con los que llamaba ñoquis. Y como no puede explicarse, más que en términos de que todo vale por el poder, decidió convertir a ese triple discurso en su fortaleza. Ser ese que está dispuesto a todo por poder y que no lo disimula. Exhibe su triunfo ante Scioli esperándolo en la puerta del ministerio casi como una emboscada. Disfruta su acting de Sergio Underwood. Disfruta en medio de una crisis terrible.

Se viene un mes duro. No, durísimo. No arrancó Julio y ya se picó. Unión por la Patria está pegado con plasticola pero sigue con el liderazgo de Cristina. En Juntos por el Cambio, se juegan las dos cosas, la candidatura presidencial y la genética del líder: ¿será amarillo pastel o amarillo patito?

Medios