"Todo comenzó en la última temporada que hice como vedette: Veía el espejo cada vez que entraba al camarín y me disgustaba con lo que veía. Me disgustaba mi maquillaje, la purpurina, mis medias de red, con la bikini, el topless, todo lo que tenía, ya no lo soportaba. Fue una situación completamente interna, absolutamente personal. Nadie se dio cuenta, ni yo la conté ni la trasmití. Simplemente que cuando volví a Buenos Aires en marzo de ese año dije: 'Esto se terminó, no soy más esa que era'". Recordó Amalia sobre el comienzo de su crisis.
“El cambio obedeció a mis ganas de superación. –explica Yuyito-. Yo entendí hace 15 años que el rol de vedette y el exhibicionismo habían llegado a una etapa de ‘colapso’. No tenía que ver con mis sueños y no quise sostenerlo más a costa de mi alegría. Y pagué un precio alto: porque salir de esa atmósfera de seducción implicó sobrellevar muchas situaciones desde lo económico, lo social y de relaciones públicas. Mi casa era mi refugio pero tuve que lidiar, a la vez, con muchas opiniones, muchas críticas, agresiones y burlas. Por esto, me vinculé con gente de fe y comencé a llevar una vida donde mi ser interior es mi prioridad absoluta. Y la oración y mi contacto con Dios me cambiaron la vida”.
Pero ese cambio tuvo su costo, cuenta la ex vedette: "No fue nada fácil. Hubo un precio importante, grande, de renuncias a muchas cosas, a la comodidad.Tuve que llorar mucho, estar mucho sola y hacer muchas renuncias de todo tipo, sociales, económicas, laborales, sentimentales, para poder quedarme lo suficientemente sola y entender qué era lo que me estaba pasando. Siento que en esa época perdí mi verdadera identidad. Solo era una faceta mía hasta que me desenganche y entre en crisis. Ahí empezó mi cambio al que le sume una búsqueda espiritual que me apuntalo en la vida".
“Yo empecé en la televisión de la mano de Gerardo Sofovich y acompañando a Jorge Porcel en dos emblemáticos ciclos como ‘La peluquería de don Mateo’ y ‘Las gatitas y los ratones de Porcel’. Para mí fue un cambio de vida total, algo hermoso, como un sueño cumplido. Y fueron años hermosos, maravillosos… Hasta que tuve la necesidad de hacer un cambio en mi vida, de sacar de adentro mío cosas nuevas, de alguna forma también ya no identificándome con esa cosificación que había aceptado. Sentí que fui como perdiendo mi verdadera identidad con esa cosificación, algo muy fuerte". Sostuvo Yuyito.
Y sigue "Desde que archivé la vedette me empecé a involucrar con lo que tiene que ver con charlas enfocadas a los cambios, cambios que tienen que ver con mi experiencia personal. Poder ayudar, desde mi lugar, a muchas mujeres que quizás vienen con esquemas de otros tiempos, no para ser revolucionarias, sino para que empiecen a entender que puede ocupar otro lugar, de otra manera dentro de sus propias casas. El saber respetarse, quererse a sí mismas". Profundiza Amalia sobre esta nueva faceta en su vida.
"La idea es muy desafiante: recibir tratando uno mismo de no juzgar, de no poner su pensamiento como bandera, de no poner resistencia, no levantar barreras. Es un tiempo bastante delicado para abrir estas puertas, entonces hay que hacer todo con mucho amor. Detrás de cada ser humano hay una historia de vida que nos lleva a ser como somos hoy", concluye Yuyito, comprendiendo muy bien de qué se trata eso.
Su vida y su historia, la charla completa, aquí en Intimamente con Alejandra Rubio.