En la música, cantó desde niño, empezó siendo adolescente pero triunfó ya de adulto. Pasó por el grupo Sombras, luego estuvo en Malagata; -y después de tanto esfuerzo- se convirtió en solista conquistando el mundo de la movida tropical.
Con 19 hijos, 14 nietos, mas de 1.400 canciones compuestas y 30 años de carrera…Aquí, la historia de un hombre que vivió mucho mas de los años que lleva.
Epifanio Antonio Ríos «el Maestro» nació en un pueblo a 60 kilómetros de Resistencia, capital de Chaco. Vivió una infancia con frío, hambre y muchas carencias. Se crió en Villa Fiorito. A su padre lo echaron del trabajo y con solo siete años debió instalarse en Capital con sus cinco hermanos. A partir de allí, en su vida nada resultó sencillo. Pero siempre tuvo la fortaleza para continuar y la tozudez para no bajar los brazos. Resiliencia: es la palabra que más lo define.
"Mi infancia no fue fácil. Mi viejo estaba solo y nosotros éramos cinco. Necesitábamos llevar monedas a casa y papá armó dos cajoncitos para lustrar zapatos. Nos puso a mi hermanito Miguel y a mí a lustrar en la esquina de Catamarca y Congreso, en Lanús. Yo tenía siete años y lustré hasta los 11. Por ahí pasaban Sandro, Palito, que iban para el baile. Desde afuera soñábamos, pero también nos poníamos triste. Estábamos tiraditos ahí, descalzos y cuando papá pasaba se moría de pena y nos decía: 'Vuelvan a casa'". Recordó Antonio de sus primeros tiempos en BSAS.
A los diez años Antonito ya era el cantante de las fiestas familiares a puro asado, polcas y cumbia. Emulaba a Los Wawancó y al Cuarteto Imperial. Su hit era un tema de Ramona Galarza, Cariñito mío. "Todo empezó una noche en que dejan una guitarra y un acordeón sobre la cama. Empecé a rasgar despacito la guitarra y me enamoré. En eso entra mi cuñado y me dice: 'Pibe, cantás hermoso'. Nunca más dejé", aseguró el cantante emocionado.
A los 13, se empleó en una zapatería en San Juan y Boedo. Por entonces lo llamaban "Ligerito": "Es que papá me aconsejaba que si me mandaban a hacer algo lo hiciera ligerito para contentar a los patrones. Y yo salía volando". Luego trabaje en una curtiembre en Villa Diamante. Recorte de cuero, "escalón por escalón" hasta aprender el oficio".
Cuando el arte del cuero parecía ir viento en popa, lo despidieron de la curtiembre y cambió de rubro: inauguró una verdulería. "Con la indemnización me compré un camioncito con 13 mil sandías. Fue un negoción. Y mantuve el local por una década, hasta que con el Mercado Central los verduleros nos fundíamos".
El cuento siguiente, casi una película: gobierno alfonsinista, hiperinflación, desocupación y Antonio que acudió a San Cayetano en busca de respuestas. "Bajé del bondi de vuelta después de pasar por la Iglesia, y me encontré con un ex patrón de la curtiembre que me ofreció trabajo. En una semana, tenía tres, de 7 a 12 en una, de 13 a 17 en otra, y de 18 a 21. Terminaba muerto, pero igual en los momentos libres tomaba clases de música y no perdía la ilusión" -Antonio cantaba y los compañeros se le reían y le arrojaban viruta-"Mírenme bien", les decía. "Recuerden mi cara, que yo un día voy a ser famoso".
Nacía la década del '80 y el cantante del grupo “Base fundamental” se quedó di fónico. En busca de la solución, invitaron al músico a convertirse en reemplazo. Pero allí surgió el gran problema:"'Si volvés a cantar, nos separamos'. Eso me decía mi señora. No me dejaba, era muy celosa. Yo A los 21 años me casé y dejé la música cinco años. Así que les pedí a los muchachos del grupo que pasaran por casa bien empilchados para convencerla de que era una cosa seria. Hasta el momento era difícil llevar plata a casa con la música. Pero no hubo caso, mi señora me dice: ‘no me mires, vos sabes lo que tenés que hacer. Vos sabes que si volvés a cantar, nos separamos. Y le dije a los vagos ¿cuándo hay que ensayar?". Así fue que Marta, su esposa, finalmente se fue de la casa.
"La música era inevitable, era lo mío, ella no entendía y yo estaba destinado a ser músico.-continuo Antonio- Ese era mi destino". Después llegó su irrupción en otro grupo, Los soles del trópico. Más tarde, Green, Sombras y Malagata…hasta llegar a solista. Un largo camino lleno de ilusiones con la certeza de lo que la vida le tenía preparado.
“A los 10 empecé a cantar y a los 13 años subí por primera vez a un escenario y recién a los 35 llegó el éxito. En ese tiempo yo me llegué a auto pagar durante 8 años de mi carrera porque antes no ganábamos el dinero que se gana ahora y menos si no sos famoso, prácticamente no nos pagaban nada. La fama llegó en el grupo Sombras y en Malagata explotó. En el 83 me convocan desde el grupo Sombras para hacer coros y cantar porque el cantante de ese momento se hacía del lindo, del agrandado, a veces venía a cantar y a veces faltaba a los shows y cuando uno de los dueños me escuchó cantar, me propuso quedarme y desde allí comencé a ganarme mi primera plata”.
“Yo en ese momento llegué a cantar en el grupo Green pero sin grabar ningún disco por eso casi ni menciono a ese grupo porque la pasé mal. Me usaron mucho tiempo”.
Pero el destino ya estaba marcado y relató lo que le dijo un vidente, que transformó su carrera para siempre. “Cuando me separo de Malagata o mejor dicho, me rajaron, y eso que yo era uno de los dueños del grupo, surgió el éxito de un tema que se llama ‘Más arriba que nunca’ y en el video del tema yo salí cantando en un helicóptero y el resto de la banda abajo. Viene un vidente cuando fuimos a presentar el disco y me dijo ‘Antonio, te separas de Malagata. ¿Pero yo soy el dueño? Te vas a separar, pero no para mal. Fijate como hace tu vida y muchas veces las tapas de los discos son predicciones de lo que te va a pasar. Te elevas y te vas, te quedas cantando allá arriba y ellos quedan ahí”. Concluyó
“Allí nació El Maestro, porque después de irme de Malagata, la compañía discográfica se enojó mucho conmigo. Yo tenía 40 años y era el furor de los grupos carilindos, junté a ocho pibes jovencitos que me acompañaban, todos pelilargos y dos bailarinas jovencitas y entonces me apoyaron. Muchos creían que con 40 anos no podía empezar nada. Yo seguí firme en mi fe".
Y el éxito finalmente llego a su vida para no abandonarlo jamás. Posee más de mil composiciones registradas en SADAIC, muchas en coautoría y “Nunca me faltes”, su gran caballito de batalla, fue escrita en tan solo 15 minutos. Él no buscaba el hit, sino enamorar a María Eugenia, empleada de una remecería que siempre lo invitaba a tomar mates. "'Mañana a la noche nos vemos en Metrópolis', le dije. Y bailamos toda la noche y no pasó nada. Un amigo me aconsejaba: 'No le rogués'. Y se me ocurrió en el momento dedicarle un tema y cantarlo a capela. Tuvimos que pasar por una estación de servicio para comprar una birome y anotarla. Ella enloqueció de la alegría, pero nada más". Recordó el cantante.
. “Pese a lo que muchos piensan de los músicos, siempre tuve mucha conducta. Nunca tomé alcohol, no me gusta. El pasado con el alcohol con mi padre no fue muy bueno, lo mismo con mis tíos, entonces nunca se me ocurrió. Ni siquiera fumo, porque los profesores, cuando yo estudiaba canto me decían que no le tenía que dar humo a los pulmones y no le des frío a la garganta. La garganta es mi herramienta de trabajo y el cuidarme hace que hoy no tenga problema de hacer la cantidad de show que el público reclame”.
Finalmente, el balance ha sido más que positivo. Canto en España, Francia, Suecia, Estados Unidos y hasta en Japón. Logró ser uno de los artistas con más de 1.000.000 de placas vendidas en toda su trayectoria. Fue intérprete de más de 20 éxitos escuchados por distintas generaciones. Se convirtió en Disco de Oro, Platino, Doble Platino y Diamante. Ganó el Premio Gardel, konex y Diploma al Merito como uno de los mejores cantantes de la Música Tropical…Tuvo 19 hijos, 14 nietos … Mucho amor de ellos, sus mujeres y el público.
Su vida y su historia completa, en su propia voz, aquí en Íntimamente con Alejandra Rubio.
Martes, 04 Agosto 2020 14:41
Antonio Ríos: "Soy un resiliente de la vida"
Antonio Ríos nació en La Escondida, Chaco, se crió en Fiorito, y conquistó el corazón de país entero. De una familia con bajos recursos, pasó de trabajar en una curtiembre y lustrar botas de niño, a ser 'El Maestro' de la cumbia.
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