El gran Norman –Naum- Briski hizo teatro hasta en la Villa 21. Tiene cinco hijos, varios nietos y (aunque pensó en el aborto) entro en el libro Guinness de los Records por ser el padre de gemelas con más edad hasta el momento.
Norman, ya pasado los ochenta años, reparte su emoción entre sus hijas gemelas que nacieron el 24 de agosto del 2015; su pasión por la enseñanza y la actuación. Contó que el embarazo los tomó por sorpresa y que no deseaban ser padres, aunque hoy lo transitan con total alegría: "Con Elina no queríamos ser padres, no era una prioridad para ella y pensamos en un principio en abortar; pero, como ya lo habíamos hecho, sentí que la decisión final tenía que ser de ella. Hoy celebro inmensamente tenerlas con nosotros. Me cambiaron la vida".
“Un bebé en los brazos es pura potencia -asegura Briski-, no hay en el universo como la potencia de un bebé. Es conmovedor. Con un bebé todo está por ser. Me dieron juventud. No podía decirles no te puedo alzar…y eso me dio disciplina. Cuando estoy con ellas me olvido la edad y me tiro al piso. Me cuesta un poco levantarme, así que a veces lo pienso dos veces, pero ellas me incentivan. Piden upa, caballito, oso pardo y miles de cosas más. Cuando eran más chiquitas les cambie los panales, ahora les hago el desayuno, les canto… En definitiva, el teatro es un juego infantil. Las amo profundamente. Soy un padre muy presente en sus vidas y superé los prejuicios de la edad".
Nació en Santa Fe, hijo de comunistas eslavos, tuvo una infancia muy feliz, con un padre muy presente:” Mi viejo, polaco, buen padre, me llevaba a unas islas frente a la ciudad Santa Fe, con cañita hecha de modo casero, alfiler doblado a modo de anzuelo, a sacar mojarritas o palometitas. Íbamos con mi hermano mayor, en el tranvía… Era un lindo plan de mi infancia. Mi hermano, se hizo basquetbolista y formó parte del seleccionado argentino. Yo en cambio era nadador. Era del Paraná, el río que viví desde que nací. Y, hasta hoy, sigue siendo mi lugar. Después mi familia se mudó a Córdoba y mi escenario pasó a ser la montaña, y también lo disfrute muchísimo".
El actor además es técnico electromecánico y ex campeón de natación. Maneja motos desde los 11 años y gracias a una conoció al mismísimo Che Guevara:”En Córdoba viví mi adolescencia y me convertí en motoquero jajaja. Tenía una moto Puma y siempre me escapaba a las sierras. Una anécdota que pocos conocen es el cruce fugaz con Ernesto “Che” Guevara. “Él venía de Alta Gracia en moto. No recuerdo claramente las fechas, pero en aquel momento me fui hasta Mendoza en moto. El Che era un pibe macanudo y muy generoso; si le pedías la moto no tenía problema en prestártela. También solía verlo arriba de los tranvías… Era un vago atrevido. Quedamos en encontrarnos en el Arco de Córdoba a una hora determinada, pero él no vino. Quizás llegó más tarde o al otro día, pero yo finalmente me fui hasta Mendoza”, recuerda Norman, en una de las tantas anécdotas que tiene de su vida.
En Córdoba, fue donde comenzó a interesarse por la actuación y debutó con la obra La farsa del señor corregidor. Luego llegó a Buenos Aires y ya solo en la ciudad se la vió muy dura: “Vivía en una azotea de la calle Combate de los Pozos. Realmente la mayoría de los días no tenía ni para comer. Llegué a robar pan en la Avenida de Mayo. Pero no fue la única época, que no tuve para llevarme algo a la boca. La sopa de kétchup, me alimentó mucho tiempo en Nueva York, en pleno exilio. Agua caliente y kétchup para engañar a las tripas. Pero valió la pena, logré formarme en el Actors Studio, tengo la escuela de Robert Altman, de John Cassavetes…”.
En los años sesenta se dio a conocer al público masivo por su actuación en publicidades de televisión y sus presentaciones en el desaparecido Instituto Di Tella. La película La fiaca, de Fernando Ayala, coprotagonizada por Norma Aleandro, lo llevó al éxito. En 1975, amenazado por la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) debió exiliarse en España, donde fue convocado por el director Carlos Saura, obteniendo gran éxito con el film Elisa, vida mía. En 1983 regresó a Argentina, retomando su carrera y dedicándose también a la política.
Como actor realizó más de 70 películas en cine. En teatro las obras en las que trabajo y dirigió son incontables. Posee casi 20 obras escritas como dramaturgo y más de 50 cuentos y monólogos.
Es docente, tiene su propio teatro, su propia escuela y hasta se desempeño ensenando actuación en la universidad de Boston
Durante muchísimos años viajo por el país con una casa rodante. Llegó a la cumbre de Los Andes junto a su pareja, Eliana, y en aquel paisaje engendraron a Fidelina y Galatea.
Su vida y su historia completa, en su propia voz, aquí en Íntimamente con Alejandra Rubio.