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Cristina Albero: “Sufrí acoso siendo cantante, rescindí mi contrato y me dediqué a la actuación”
Sábado, 23 Noviembre 2024 22:39

Cristina Albero: “Sufrí acoso siendo cantante, rescindí mi contrato y me dediqué a la actuación”

La reconocida actriz de cine, teatro y televisión realizó un profundo recorrido por su vida en íntimamente con Alejandra Rubio. Habló de su carrera artística, su infancia y como se convirtió en una de las reinas de las telenovelas en Argentina, dejando de lado su carrera de cantante por el acoso que sufrió de un directivo de su compañía discográfica: “Yo empecé mi carrera como cantante en el programa ‘Escala Musical’ enseguida fue un éxito, pese a ser una época difícil para las mujeres en aquel momento. Más allá que decían que las mujeres no vendían discos yo firmé contrato con Odeón. Fui al Festival Internacional de la Canción, en Perú, canté en una plaza de toros frente ante 15.000 y gané el festival. Fue con ‘Canción inolvidable’, de Dino Ramos y Armando Patrono. Dino no quería que yo fuera quien cantara el tema, quería que fuera un hombre. Pese a todo pude ir yo y gané. Todavía era menor y me tuvo que acompañar mi mamá. Pasó el tiempo y encajonaron mi contrato por que yo no accedía al acoso que estaba sufriendo. Al tener a mi papá y mis tíos relacionados con el teatro había zafado de muchas, pero no de esta. Finalmente tuve que pedir mi contrato y rescindirlo para poder zafar. El destino me dio después una gran carrera como actriz.” Aseguro Albero quien conquistó el corazón de los argentinos con ‘Trampa para un soñador’, ‘No es un juego vivir’, ‘Quiero gritar tu nombre’… entre tantos otros éxitos.

Refiriéndose a sus proyectos y su presente Alberó contó: “Soy muy activa, siempre tengo miles de proyectos, pero hasta que no los concreto no me gusta contarlos. Estuve haciendo en teatro ‘Conversaciones con mamá’ en Uruguay y me encantaría hacerlo acá en Argentina. En pandemia me llamaron de México, donde llegaron mucho mis novelas, y me pidieron dar clases de actuación por zoom para un instituto muy importante de México que se dedica al doblaje, que es una industria muy fuerte en ese país. Yo nunca había dado clases, porque no había tenido tiempo, y me gustó mucho. Tenía más de 70 personas a la vez. A partir de ahí me decidí a dar clases y tengo alumnos presenciales, que me gusta mucho más. No doy en grupos, sino clases personales. No solamente doy clases a actores, sino también a empresarios y conferencistas que quieren desenvolverse mejor frente al público. Los ayudo a colocar la voz y no inhibirse para hablar frente a muchas personas. Esto me obliga a mí a estar muy actualizada, soy muy perfeccionista conmigo y me gusta dar lo mejor de mí. El cuerpo del actor es su instrumento. El cuerpo del actor es como la guitarra del guitarrero, uno tiene la obligación de estar bien porque trabaja con ello.”

 
María Cristina Alberici nació en Buenos Aires el 24 de mayo de 1946, y así cuenta ella misma su historia: “Nací en Buenos Aires, cerca de Caballito. Nací en mi casa, como se estilaba en aquel entonces. Yo tengo un hermano mayor y estaba muy contento con el nacimiento. Siempre nos llevamos muy bien. Mi viejo, Carlos, y tres tíos míos eran empresarios teatrales. Me mandaron a estudiar canto y música mientras iba al colegio pero en casa las salidas eran ir al teatro. Mi hermano se dedicó a la música y yo a cantar hasta que apareció la oportunidad de hacer una novela. Comprendí que una cantante tiene que saber actuar, tener dominio del escenario. Mi sobrina mayor, Agostina Tarchini, vive en Japón dónde tiene una escuela de tango y en 2017 ganó el Festival de Tango de Buenos Aires con su hijo Axel Arakaki. Y mi sobrina menor es noruega y canta muy bien. Se llama Ana Alberici, que es mi verdadero apellido. Me lo cambié porque decían que era difícil. A mi papá le dio un poco de bronca, confieso. Me gustó Alberó porque es más fácil de recordar y acepté, aunque me costó. Y no me fue mal. Estoy muy agradecida, porque buscaba una forma de vida y encontré una vocación y puedo vivir de ella.”
 
“Mi carrera empezó a fines de los años ’60. Empecé a cantar en la televisión, en un programa para jóvenes que se llamaba Escala musical y se emitía por Canal 13. El conductor era Jorge Beillard. Por ahí pasaban todas las estrellas nacionales e internacionales”, recuerda, feliz con la evocación. “Era espectacular”. Era muy joven, tenía 20 años... O menos. Escuchaba a los Beatles, a Elton John, a Janis Joplin, a The Modern Jazz Quartet... También me gustaba la música brasileña. Fue la época previa a mi versión rubia. De más grande me empecé a reconocer más como rubia... La prueba para entrar al programa me la tomó Armando Patrono, que estaba al frente de la orquesta. Mi repertorio eran canciones en italiano o en inglés, canciones de Mina, de Ornella Vanoni... No tenía canciones propias. Empecé mi carrera cantando, Cantaba en inglés y en italiano en un programa que se llamaba Escala musical, en Canal 13, que fue muy famoso en su momento y por donde pasaron los más grandes. Ahí conocí a Sandro, por ejemplo. Yo recién empezaba y el productor siempre me daba algún bocadillo para decir; eso lo noté después, se ve que me veía condiciones para hacer algo más que cantar. Grababa dos canciones por programa, y enseguida firmé para ser artista Odeón y al poco tiempo viajé a Perú para participar de un festival internacional de la canción, en Trujillo, y gané con ‘Canción inolvidable’, un tema de Armando Patrono que era mi director musical en Odeón y en Escala musical y Dino Ramos. Dino no quería que yo fuera quien cantara el tema, quería que fuera un hombre. Pese a todo pude ir yo y gané. Todavía era menor y me tuvo que acompañar mi mamá. Pasó el tiempo y encajonaron mi contrato por que yo no accedía al acoso que estaba sufriendo. Al tener a mi papá y mis tíos relacionados con el teatro había zafado de muchas, pero no de esta. Finalmente tuve que pedir mi contrato y rescindirlo para poder zafar. El destino me dio después una gran carrera como actriz. Cuando gané el festival me quedé unos meses cantando en Lima, acompañada por mi mamá. En ese momento apareció la oportunidad de hacer mi primer protagónico que fue ‘Mini el ángel del barrio’, con José María Langlais, en Canal 11.” Recordó la artista.
 
Continuando con el relato de su historia, aseguró: “Luego me absorbió la actriz... Hice varias novelas como protagonista y se grabábamos durante horas y horas. Y además estudiábamos mucho también porque antes los textos eran más largos, quizá había escenas de ocho páginas. Y como siempre fui miope, no podía leerlos y tenía que aprenderlos de memoria. Todos me decían que tenía buena memoria pero yo necesitaba hacerlo. Hice una novela con Alberto Argibay en la época de Malvinas y él tenía un hijo en el General Belgrano, que se salvó. El primer dolor de espaldas lo tuve en ese entonces, porque era muy estresante trabajar en ese momento en un medio de comunicación. Cuando empecé a trabajar me puse un límite: si a los 21 años no puedo medianamente vivir de mi trabajo, dejo. Quería vivir de mi trabajo y no que fuera un hobby, porque en ese entonces había muchos actores que tenían que hacer otra cosa para ganarse la vida. Yo si no funcionaba lo de la actuación iba a estudiar abogacía. En casa éramos mi mamá y yo, porque mis padres se habían separado cuando tenía 10 años y mi hermano se había ido a Europa, en pos de su vocación. Yo descubrí la mía porque dejé que la vida decidiera. Hice ‘Mini el ángel del barrio’, la respuesta fue muy buena y entonces amplié mi límite dos años más. Sino iba a ser abogada. Siempre quise trabajar y se armó un lio grande en casa cuando lo dije. Iba al colegio y trabajaba en un estudio jurídico porque quería mi independencia. No ganaba mucho pero era algo. Mi ambición era vivir de mi trabajo.”
 
“La popularidad me llegó de la mano de las telenovelas, aunque me encasilló un poco porque no tenía tiempo para cantar, ni para hacer cine, aunque me llegaban ofertas. Pero también me trajo grandes satisfacciones. En 1971 actué en la telenovela ‘Una luz en la ciudad’, protagonizada por Gabriela Gili y después en ‘Amar al ladrón’. Un personaje que fue muy popular en mis inicios fue cuando interpreté al Ángel de la Guarda del personaje interpretado por Andrea del Boca en ‘Andrea Celeste’. Después llegó la telenovela ‘Trampa para un soñador’ con Antonio Grimau’ que fue una revolución. Hicimos 315 capítulos y, como la telenovela se había vendido al exterior, tuvimos que hacer nuevamente los primeros 10 capítulos porque estaban en blanco y negro y los restantes capítulos en color. Trabajamos en Paraguay, hicimos gira por los Estados Unidos. Yo insistí para hacer gira pero él decía que no porque la gente no tenía plata, hasta que lo convencí y en los teatros del Interior teníamos que salir por los techos de tanta gente que había. Nos ayudaba su representante, Pedro Rosón, que muchas veces viajaba con nosotros. También fui a un carnaval de los cubanos en Estados Unidos; quería ir para saber si era cierto que nos conocían y realmente fue impresionante, todos me saludaban. Hicimos teatro en Miami también y fue un hecho inusitado porque nos quedamos varios meses y era algo raro para una compañía extranjera. Fue tanta la buena repercusión de la novela, que al año siguiente hicimos nuevamente dupla en ‘Quiero gritar tu nombre’. Después Antonio no siguió y, como estábamos haciendo teatro con Antonio y Pablo Alarcón, hice el protagónico con Pablo Alarcón. La telenovela se llamó ‘Llévame contigo’. Después llegó ‘No es un juego vivir’ y ‘Me niego a perderte’. Al mismo tiempo hice mucho teatro como comediante en las comedias de Darío Vittori y después en tele con ‘El gordo y el flaco’ junto a Juan Carlos Mesa y Gianni Lunadei. Recuerdo ese programa con mucho cariño; yo hacía la secretaria, la señorita Hileret, y una de las características era que cantaba “para adentro”, lo cual me pareció raro al principio pero luego lo incorporé hasta para mi vida diaria. Tuve la suerte de trabajar con grandes autores, como Alberto Migré, con quien aprendí a hacer radio también. Y con directores como José María Muscari en teatro, con La casa de Bernarda Alba, Casa Valentina y Derechas.”
 
Cristina, luego de haber girado su carrera y dejar las telenovelas para dedicarse a programas familiares, aceptó hacer un desnudo en la revista PlayBoy y causó sensación. Ese número de PlayBoy, fue el que más ejemplares vendió desde la aparición de la revista en Argentina: "Fue en una época en donde yo hice muchos seminarios para tratar de crecer como persona. Y uno de ellos fue tratar de quitar de mí los prejuicios. Yo he visto de todo, actrices muy respetadas que se desnudaban en un escenario, las famosas vedettes de la revista porteña. Yo quise trabajar sobre mis prejuicios y me acuerdo que estaba haciendo El Gordo Y El Flaco en Telefé y le pregunté a a Juan Carlos Mesa, que él sabía que a mí me encantaba viajar  y le digo '¿me das un programa o dos que me voy a ir al Brasil?'. Mentira, yo había arreglado con el director de Playboy que me decía que la revista quería cambiar la imagen y llevar gente que nunca había hecho desnudos. Y yo nunca había hecho un desnudo. Me tomé mi tiempo para pensarlo y en ese tiempo, como les digo, estaba haciendo muchos seminarios para tratar de mejorar mi manera de pensar y de ser, y empecé a entender que efectivamente uno en la vida va encontrando cosas que se asemejan a uno. Yo no quería críticas porque además era un riesgo. Yo era una actriz que trabajaba básicamente para un público femenino, el de las novelas de la tarde. Me decía: '¿Qué van a pensar las mujeres de lo que voy a hacer?'  Y resultó ser un éxito. Yo además soy una mujer creyente y dije: ‘Si yo tengo este cuerpo, ¿Qué tiene de malo?’ Es lo que Dios me dio y lo gracioso fue que Juan Carlos Mesa no estaba muy de acuerdo con la decisión que yo había tomado. Antes de irme de viaje le dije 'Mirá que te tengo que decir la verdad, yo me voy de viaje pero me voy a esto' y se quedó helado. Cuando vuelvo de hacer la producción en Brasil, él me llama y me dice: 'Mirá, me encontré con Gustavo Yankelevich, que era en ese momento director del Canal, y me dijo 'che, qué pegada la de Alberó con esto de Playboy'. Finalmente todo salió más que bien." Afirmó la actriz que conquistó a los argentinos con sus telenovelas, debutó en cine dirigida por Enrique Carreras y trabajó con Sandro en los inicios de su carrera.
 
En la actualidad medita y, además de trabajar como actriz, trabaja mucho sobre su propia persona para entregar lo mejor: “Yo medito desde toda la vida por ‘The Beatles’, porque fueron los que introdujeron la meditación trascendental en occidente. Y, como yo era admiradora de ellos, un día con mucho estrés decidí comenzar a meditar y jamás paré. Me ayudó mucho con la perdida de mi mamá. A mí me hace muy bien y lo recomiendo a todo el mundo. En estos momentos con tanta híper conectividad a los distintos tipos de pantalla. Es poder conectarse con uno mismo. Porque meditar es eso, poder conectarse con uno mismo y eso lo siento esencial para la vida y mi trabajo de actriz.” Concluyó Alberó.