Gabriel Corrado: “Sigo buscando oportunidades como cuando recién empecé”

 

“Trato siempre de ayornarme y de trabajar para todos los públicos. Aveces uno se queda con el fui o el estuve… Yo no, yo sigo viajando y buscando oportunidades. Hace muy poco estuve en Italia y sigo con proyectos allá. El mundo es la oportunidad. Mis tres hijos viven afuera del país y vamos seguido con Constanza, su mamá, a visitarlos y aprovecho para ver que puede hacerse o traerme ideas. Vivimos toda la familia tanto en Italia, como en España y ellos también tienen esa cosa en el ADN de buscar oportunidades. Mi primer hijo, Lucas, vive en Ámsterdam, en los Países Bajos, hace ya tres años. Lucía vive en Alemania, se fue primero a Barcelona y de allí se fue Alemania por cuestiones de trabajo. Y Clarita, la más chica, vive en Nueva York, en Estados Unidos, hace más de dos años. Si bien uno quiere estar con hijos, tenerlos cerca…Ellos ya son grandes y mientras ellos estén felices, a Constanza y a mí nos pone muy bien saber que ellos están haciendo lo que quieren. La primera que se fue, fue Lucía que se fue a Barcelona. La ayudamos a instalarse, fuimos, la acompañamos… Igual ella ya estaba más acostumbrada porque había ido por intercambio de la facultad, unos años antes. Eso hizo también que nosotros pudiéramos ir también adecuándonos a la idea y a la situación. Más que dolor sentimos el ver que rápido pasa el tiempo. ‘¡Guau! ¿Cómo fue? ¿Cuándo pasó? Si ayer era una nena’ Que rápido pasa el tiempo. Por eso es tan importante disfrutar el aquí y ahora y nosotros lo disfrutamos. El tiempo vuela, pero soy feliz que pude disfrutarlos cuando eran chicos. Siempre fuimos muy unidos a la hora de viajar por laburo mío y ellos me han acompañado. Constanza y los chicos iban conmigo a todos lados. No solo a España o Italia, sino hasta irnos a vivir un año a Mar del Plata, porque yo estaba haciendo una novela. Solo no hubiese podido, no me lo hubiese bancado sino tenía a mi familia al lado. Hoy tenemos una hermosa relación y estamos en contacto todo el tiempo. Las nuevas tecnologías ayudan muchísimo. Todos los días hacemos video llamadas y nos cuentan sus cosas, charlamos… Una video llamada es como tele trasportarse. Estar ahí. Verlos a ellos que hoy están haciendo su camino, lo valoro mucho y me pone muy feliz.” Aseguró Corrado.

 

Refiriéndose a su vida ahora que el matrimonio ya no tiene a sus hijos conviviendo con ellos, Gabriel contó: “Nosotros con Constanza estamos en una nueva etapa de reencontrarnos a nosotros mismos de una manera distinta, a una edad diferente, pero con muchos planes y muchas cosas por hacer. Hace muchísimos años que estamos juntos. Nos fuimos a vivir juntos cuando yo hice mi primera novela y recién empezaba en el año 87. Nos pusimos de novio y nos fuimos a vivir juntos para preservar nuestra intimidad. La novela fue un éxito y era difícil salir a calle. El rating en aquellos tiempos era altísimo, salías un día en televisión y te conocía todo el mundo. Y más si salías en Canal 9, que era el canal líder en ese momento. Era muy fuerte el impacto de pasar del anonimato a la popularidad. Alquilamos un departamento, nos fuimos a vivir juntos y nos casamos en el 89. Hace 38 años que estamos juntos. ¡Una locura tantos años!. Logramos una familia hermosa y nos seguimos eligiendo día a día. Tuvimos crisis como todo el mundo pero creo que nos ayudó mucho siempre el hecho de que cada uno respetara mucho la independencia del otro. Nos sigue ayudando al día de hoy. Cada uno tuvo su trabajo y siempre recibió el apoyo del otro. No hay una formula. Lo importante es tener cosas para hacer. Equilibrar. Cada uno ser independientemente uno mismo, no mimetizarse con el otro y también compartir cosas juntos. Nosotros viajamos juntos, trabajamos en algunas cosas juntos y Constanza también trabaja con sus cosas aparte, como yo. No me gusta el término que se usaba antes de: ‘tu media naranja’. Al contrario, cada uno es una unidad y aprendimos también a encontrarnos en nuestras diferencias. ” Se explayo el conductor.

 

El querido actor tuvo grandes ejemplos en su vida, sus padres y sus abuelos que tuvieron matrimonios de toda la vida y grandes historias de amor: “Mi abuela Carmen, Italiana, vio a mi abuelo (su futuro marido) solo dos veces antes de casarse por poder. Llegó de Italia al puerto de Buenos Aires, vio a mi abuelo y terminó enamorándose perdidamente de su marido. Tuvieron 11 hijos, entre ellos mi papá que fue el número 10. Papá fue el menor de los varones, después venia una mujer, mi tía Teodora. Las costumbres italianas, la comida, el compartir reuniones familiares multitudinarias, siempre estuvo en mi familia. Eso hace que, además de argentino, me sienta muy italiano. Yo volví a los lugares donde nacieron mis abuelos y fue muy emocionante, a mí me interesa mucho el tema del origen. Ahora todo el mundo quiere sacar el pasaporte comunitario, yo lo saque hace muchísimos años por un tema romántico. Por decir: ‘Yo soy argentino, pero también soy italiano. Honrar a mis abuelos. Lo saque cuando tenía veinte pocos. Mis padres también formaron un matrimonio muy sólido, estuvieron más de 50 años juntos. Mi papá se casó a los 33 años, le llevaba a mi mamá 9 años y medio y tuvieron tres hijos: Guillermo, a mí y luego a Fernando. Fernando, el más chico, vive en Madrid desde hace muchos años. Papá falleció en el 2018 y mamá en el 2022. Vivieron muchos años, papá 94 y mamá 90. Los dos tenían carácter fuerte, discutían a veces, pro siempre se respetaron como individuos. Fueron un ejemplo hermoso para nosotros.”

 

Gabriel Andrés Corrado nació el 12 de diciembre de 1960 en Buenos Aires y así cuenta el mismo su historia: “Nací el 12 el lunes 12 de diciembre del 60. Le hicieron goteo a mi mamá, porque yo no nacía. No sé si me dijeron la verdad o no querían que naciera un martes 13. Mis padres muy cabuleros los dos, descendientes de italianos. Me crie en el barrio de Villa Pueyrredón, que es un barrio que está en Capital Federal, que queda cerca de Villa Urquiza. Entre Villa Urquiza y Devoto. Tengo recuerdos de una infancia muy linda. Mi papá viene de una familia de 11 hermanos, tengo muchos primos, muchos tíos… Y, como toda familia tana, muy unidos. Compartí mucho con mis abuelos que nacieron en Italia. Una infancia linda, de una linda familia, de una clase media normal. Fui un buen estudiante. Mi mamá era maestra y papá empleado de la General Motors, ahí en General Paz y Avenida San Martín. Papá trabajó allí en esa planta muchísimos años y yo iba a la colonia de vacaciones de ahí. Una familia normal y sin ningún artista en casa, a quien pudiera consultarle mis inquietudes.” 

 

 

Continuando con su la historia de su vida, Corrado expresó: “De muy chico miraba mucha televisión y fui mucho al cine. Desde niño, siempre tuve muy en claro qué era lo que quería. Cuando uno sabe qué quiere, es mucho más fácil que cuando no lo sabés. Yo de muy chiquito quería ser actor. Te diría que a los 7 u 8 años ya lo tenía decidido. Entonces, cuando dejé la Facultad de Medicina para estudiar teatro, interiormente creía en mí y que podía lograrlo. Para mis viejos era una locura. Hoy sigo creyendo en mí. El hecho de creer en uno es fundamental para llegar. En una época, vendía ropa y estudiaba teatro y recuerdo que a una clienta le dije: ‘Acordate bien de esta firma que te estoy haciendo porque algún día esta firma va a ser muy famosa y mi nombre ya lo vas a ver en todos lados’. Confiaba en mí plenamente cuando soñaba con ser actor. Siempre creí en la ley del deseo, que es una ley metafísica. Cuando le dije a mi mamá, viendo ‘Rolando Rivas taxista’ que algún día yo iba a estar allí, fue porque estaba convencido de que iba a estar adentro de la televisión. Sabía que iba a actuar con Andrea Del Boca, por ejemplo. La veía de chico en la tele y se dio. Ahí me di cuenta, que el desear profundamente algo es fundamental. No porque sea frotar la lámpara y que aparezca Aladín, sino porque el deseo real mueve cosas que hace que llegues. Que busques el camino. Que estés enfocado. Es importante saber que queres. Creo profundamente en el deseo y no existía el libro ‘El secreto’ cuando yo ya estaba convencido de esto. Siento que siempre instrumenté esas leyes de la física cuántica. Cuando tan chiquito le hice esa afirmación a mi mamá, me abrazó, me dio un beso y se sonrió. No sé qué le pasó por su cabeza pero me abrazó. Soy de una familia de clase media de un barrio normal como lo es Villa Pueyrredón en Capital Federal y nunca dejé de soñar. De chico también recuerdo que le dije a mi mamá: ‘Cuando sea grande, te voy a llevar a Europa’. Y cuando me fui a vivir a Europa con mi mujer y mis hijos en el año 93, contratado por Telecinco, al poco tiempo la llevé a mi mamá. A papá no pude porque era miedoso y no se subía a un avión, pero a mamá la invité mil veces y no olvido su felicidad en su primer viaje a Europa. Creo mucho en esas cosas, en el deseo. Eso mueve montañas.”

 

 

“En mi colegio al principio tuve un grupo folklórico que mi maestra fomentaba. Unió a algunos alumnos. Yo toco la guitarra desde muy chico, estudie en un conservatorio y formamos el conjunto ‘Primavera’, que así le puso la señorita Gilda, la maestra. Éramos cuatro, tres guitarras y un bombo. Tocábamos música folklórica en los actos patrios o fin de año en el cine teatro ‘25 de Mayo’ en Villa Urquiza.  Después, a mis 12 años, hicimos una banda de rock con dos amigos míos del barrio: Sergio Frenkel y Marcelo Gutmann y debutamos tocando en Canal 13 para el programa ‘Este es mi mundo’, en el año 74. Un programa para chicos que conducía Julieta Magaña y Horacio Peña. La banda se llamaba ‘Demon’ y tocábamos en cumpleaños, fiestas de amigos y a veces nos pagaban. Era genial eso. La tele llegó porque tía de un vecino era productora del programa y le hinchamos tanto las pelotas que nos terminó invitando. Ese es otro factor: la insistencia. Si no insistís, no llegás. Hay que ser voluntarioso, tesonero e ir para adelante. Además de creer en vos, tenés que tener la voluntad y si te dicen que no, tratar de entrar por otro lado. Es eso, persistencia e ir a Canal 13 a tocar con la banda fue fantástico. Ahí conocí por dentro ese mundo mágico de la tele que miraba desde mi casa. Después me metí en el mundo de la publicidad. Acompañé a un amigo mío que iba a hacer una propaganda de gaseosa, me dijeron si me podía quedar y ahí hice mi primera publicidad. Después fui la cara de varias marcas importantes. También representé  a una marca de jeans junto con mi mejor amigo, Sergio Frenkel, quien actualmente vive en España. Era la marca francesa ‘Cacharel’ y la vendíamos en todo el país. Yo había empezado como modelo y de ahí pasamos a vender los jeans. Viajábamos por todo el país y países limítrofes, teníamos 22 años y a la par acababa de dejar Medicina para estudiar teatro. Se pagaba muy bien hacer publicidad en aquel tiempo y con lo que ganaba me pagaba las clases de teatro. Estudiaba teatro con Raúl Serrano y Augusto Fernández y ellos nos decían que no hiciéramos televisión. Me encontré con Mario Pasik en el hotel de Actores en Villa Giardino, Córdoba, y me preguntó qué edad tenía. Cuando le respondí 25, me dijo: ‘Vos tenés que empezar a laburar en televisión ya mismo y encarar novelas’. Acto seguido, al año siguiente estaba protagonizando una telenovela en Canal 9. En aquel momento te inculcaban que la televisión no era buena, te enviciaba y qué se yo cuántas cosas más. No estaba bien vista. -Arranqué a trabajar en esto en 1987 con la novela ‘Quiero morir mañana’. Recuerdo que Alejandro Romay hizo un casting enorme para elegir a los dos galanes. Me eligió entre ellos a mí y a Rubén Ballester. Fue un casting multitudinario. Yo confiaba en mí, me tenía fe. Creía en mí pero con eso solo no bastaba. Tenía que sostenerlo con formación, talento y hambre. El entusiasmo y el hambre son fundamentales. También hay algo que no depende de uno y tiene que ver con traspasar la pantalla y que la gente te quiera. Y agradezco infinitamente que la gente me eligió.”

 

 

Gabriel dejó sus estudios de Medicina porque quiso ser actor y su primera oportunidad se la dio Alejandro Romay, en un casting de Canal 9. Así arrancó su carrera como galán de telenovelas. Y como el mismo lo contó, su primer papel fue el de Luis García en la novela ‘Quiero morir mañana’, en 1987. Desde entonces no paró de trabajar. Lo hizo en más de 30 novelas que no sólo fueron un éxito en la Argentina, sino también en otros 40 países. Trabajo en: ‘La Extraña Dama’, ‘Princesa’, ‘Primer Amor’, ‘Perla Negra’, ‘El Arcángel’, ‘Luna Salvaje’, ‘Máximo Corazón’, ‘Zíngara’, ‘Chiquititas’, ‘Hombre de Mar’,  ‘Hombres de Honor’, ‘Amores Cruzados’, ‘Malparida’, ‘Vientos del Sur’… entre tantas otras. Aún hoy, Perla Negra y Máximo Corazón se siguen viendo en España e Israel; donde, sin intención de serlo, fue profesor de español para fans israelíes que practicaban con sus novelas. Realizó 11 películas para el cine. También trabajó en radio, producción, presentación de eventos, conducción televisiva e incluso literatura. En 1999 y 2001 fue el presentador de la prestigiosa Gala de la Hispanidad en Sevilla, emitida por Tele 5 para más de 400 millones de televidentes. En 2011 creó su propia productora audiovisual, CTV Contenidos, con la que produce ficciones para el mercado global. Es escritor, aunque no pretende titularse así. Escribió una trilogía de novelas ‘El secreto de Aladina’ para público adolescente (‘Un amor inmortal’, ‘El fuego es la respuesta’ y ‘El último deseo’). Ama el surf y el deporte. Fue “columnista” del diario Olé, anfitrión de la modelo internacional Claudia Schiffer y hasta actor de una fotonovela italiana, donde sus novelas conquistaron su público. Un actor que se convirtió en galán, traspasó las fronteras y siempre fue en busca de su propio destino sin quedarse con los brazos cruzados esperando que lo llamen: “Cuando tenía mucho trabajo, ya tenía la curiosidad de hacer mis propios proyectos. Hice ‘El Arcángel’ en 1996 y lo generé a la par de que estaba en pleno éxito de ‘Chiquititas’ y ‘Perla Negra’. Está en mi ADN buscar oportunidades y gestionar proyectos. Cuando estaba haciendo una serie en España, por ejemplo, comencé a gestar la novela ‘Máximo Corazón’ para la Argentina. Vivía en Europa y ya estaba armando algo para Buenos Aires. Cada proyecto lleva su tiempo, hay que tener mucha paciencia y no es fácil unir las voluntades. O ahora entusiasmar a una plataforma o a un director. Todo eso lleva su tiempo, pero yo siempre estuve dispuesto a darlo.”